Coronavirus: en los países árabes desconfían de las vacunas
17 de abril de 2021Mahmoud, un funcionario iraquí de 34 años, tenía una cita para vacunarse contra el SARS-CoV-2 en Bagdad con una inyección de AstraZeneca. Pero al final no fue al hospital. "Los europeos dicen que no es segura", se justifica el hombre. Además, ofrece otros argumentos, más o menos infundados. "Hicieron las vacunas muy rápido", explica a DW. "Es muy extraño. En Irak, cosas como éstas se obtienen usualmente corrompiendo a alguien. Pero esta vacuna es gratuita y está disponible para todos. Es sospechoso", señala.
Pese a tener un buen nivel educacional y saber de tres personas fallecidas por COVID-19 en su entorno, Mahmoud es lo que se conoce como "dubitativo ante las vacunas". Es distinto a ser antivacunas. Los expertos en inmunización lo definen como una "demora en la aceptación o rechzo de la vacunación, a pesar de la disponibilidad".
En 2019, la Organización Mundial de la Salud (OMS) puso a las dudas sobre las vacunas como una de las 10 mayores amenazas para la salud mundial. Los sondeos muestran que Mahmoud no está solo en Medio Oriente. "Esa región se encuentra entre las que tienen la menor tasa de aceptación a las vacunas en todo el mundo", informó en enero un estudio publicado por la revista médica Vaccines. A los expertos les alarmaron especialmente las tasas de aceptación de Kuwait (23 por ciento) y Jordania (28 por ciento).
Muchos prefieren esperar
Historias parecidas se oyen en distintos países de Medio Oriente. En Irak, un estudio divulgado en enero mostró que, de los 1.069 encuestados, casi todos se vacunarían. Sin embargo, dos tercios dijo que prefería esperar antes de hacerlo. En Egipto, un sondeo entregó resultados similares.
Una encuesta telefónica realizada en Túnez mostró que de los 1.219 entrevistados, solo un tercio quería vacunarse. Y en Líbano, las autoridades han responsabilizado a estas dudas por el lento avance de las inscripciones en el portal oficial para vacunaciones. Al 15 de abril, apenas el 17 por ciento de los libaneses se había registrado.
De estos sondeos se deduce que la resistencia a las vacunas en Medio Oriente se basa, parcialmente al menos, en algunos aspectos ligados a la seguridad: temor a posibles efectos secundarios y la velocidad con que las vacunas contra el COVID-19 fueron desarrolladas.
Lo que hace la diferencia en países como Irak, Túnez y Líbano es el bajo nivel de confianza que tiene la ciudadanía en las autoridades y los sistemas de salud. El Barómetro Árabe ha detectado que, en general, las personas consideran que los gobiernos son corruptos, ineptos o ambas cosas a la vez.
Teorías conspirativas
Podría haber otra razón para el aumento de las dudas sobre las vacunas: altos niveles de desinformación. En países como Arabia Saudita o Emiratos Árabes Unidos, la prensa está fuertemente controlada por el Estado, lo que explica que haya alta disposición a vacunarse. Pero en países como Irak, donde la mayoría de los medios pertenecen o están alineados con grupos religiosos o políticos opositores, la gente no confía en la prensa. Así que obtienen información de otras fuentes.
"La gente no solo mira medios 'alternativos' o webs de noticias, sino también cadenas en grupos de WhatsApp, Telegram o Instagram, en todos los cuales la gente es libre de publicar lo que quiera, sin restricciones ni verificaciones", dijo el experto libanés en medios Mahmoud Ghazayel. Es allí donde se divulgan mentiras como que las vacunas contra el SARS-CoV-2 contienen trazos de alcohol o cerdo -que algunos musulmanes no comen- o que las dosis son un complot para alterar la genética de los bebés.
Cambios de actitud
"El hecho de que mucha gente depende de las redes sociales para informarse sobre las vacunas está asociado a las dudas que estas generan", confirmaron investigadores jordanos en un estudio publicado en enero. La buena noticia es que estas dudas son fluctuantes. La compañía YouGov ha estado indagando la actitud de la ciudadanía frente a las vacunas desde noviembre de 2020 y ha detectado una creciente aceptación en algunos países. Y a medida que las campañas se aceleran, las autoridades han entendido la necesidad de enfrentar las dudas que generan las inoculaciones.
Aunque la vacunación no es obligatoria en Medio Oriente, en algunos países se ha vinculado el proceso al acceso a ciertos beneficios. El lunes 12 de abril, el primer ministro de Irak, Mustafa al-Kadhimi, presentó un nuevo conjunto de normas sanitarias, donde se incluía un certificado obligatorio de vacunación para los funcionarios de salud, personal de tiendas y quienes trabajan en hostelería. (dzc/ju)