COP26, una cumbre con muy pocos países en desarrollo
4 de noviembre de 2021En la cumbre de la ONU sobre el clima, en Glasgow, los jefes de Estado y de Gobierno deciden cómo frenar el calentamiento global. Ya antes de su inicio, algunas cosas salieron mal. Para muchos representantes de los países del sur global fue difícil viajar a la cumbre, criticaron delegados y observadores de los países más pobres del planeta.
Con 40.000 participantes, la COP26 dobla en tamaño a la cumbre anterior, en 2019, según confirmaron los organizadores el martes (2.11.2021).
Las restricciones de viaje debido al COVID-19, los cambios en las normas de cuarentena a último momento, y los altos costos de los vuelos y hoteles obligaron a muchos delegados de países en desarrollo a participar solo por videoconferencia, en lugar de sentarse a la mesa de negociaciones con representantes de otros países del mundo.
Esta cumbre, considerada la "mejor última oportunidad" de limitar el calentamiento de la Tierra a 1,5 grados centígrados por encima de la temperatura de la era preindustrial, ofrece a los jefes de Estado y de Gobierno la posibilidad de acordar objetivos concretos para evitar fenómenos climáticos extremos en el futuro.
Lo que cuenta es la voz colectiva de aquellos que necesitan medidas urgentes para combatir el cambio climático, dijo a DW Tasneem Essop, directora internacional de la Red de Acción por el Clima, una organización que reúne a 1.500 grupos de la sociedad civil. Pero, "lamentablemente, esa participación ha disminuido", añadió.
Puntos de vista que no se toman en cuenta
El Gobierno del Reino Unido, anfitrión del evento, anunció en mayo que la COP26 sería "la COP más inclusiva de todas", y ofreció vacunas contra el coronavirus a todos los delegados, a los observadores y a los representantes de los medios.
Sin embargo, hubo participantes que dijeron que era difícil obtener tanto las vacunas como las visas. Especialmente frustrante, explicaron, es el hecho de que el Gobierno británico sacó a la mayoría de los países pobres y de ingresos medios de la lista roja de países de riesgo por coronavirus —cuyos viajeros tendrían que hacer una cuarentena de 10 días— apenas dos semanas antes del inicio de la conferencia.
Teóricamente, esos representantes podrían haber viajado sin tener que hacer esos 10 días de cuarentena, pero —para muchos de ellos— esa medida fue tomada con muy poca antelación, de modo que una serie de delegados no tuvo más remedio que participar desde su casa.
A otros, que pudieron comprar vuelos de última hora, se les designaron hoteles a una distancia de 75 kilómetros, en Edimburgo.
"Si un país no está representado, sus puntos de vista no son tomados en cuenta", dijo a DW Colin Young, director de Caricom. Algunos de los 15 países del Caribe que integran esta organización regional estuvieron al principio en la lista roja. "Nuestras delegaciones siempre son demasiado pequeñas porque siempre tenemos problemas con la financiación. Si esa financiación se reduce aún más, entonces tenemos un verdadero problema con la representación de nuestros intereses. Y eso nos preocupa", subrayó Young.
Una cuestión de equidad
Se trata, fundamentalmente, de una cuestión de equidad. Los países del sur global, que son los que menos contribuyen a la crisis climática, son los que sufren los mayores perjuicios. Y en la COP26 exigen, sobre todo, dos cosas.
Por un lado, los países ricos deben cumplir la promesa hecha durante la cumbre sobre el clima de 2009. Esta preveía que los países más pobres fueran apoyados por los más ricos con 100.000 millones de dólares anuales hasta 2020, a fin de impulsar la transformación ecológica de sus economías, para poder adaptarse al cambio climático.
La segunda exigencia es el reconocimiento de que son los países más pobres los grandes perdedores en esta crisis climática, enormemente perjudicados por fenómenos meteorológicos cada vez más extremos, como tormentas tropicales, huracanes, inundaciones e incendios forestales.
"Ese es un problema que los países ricos ni siquiera han querido abordar", según Essop, de la Red de Acción por el Clima. Las voces de los países más pobres, añadió, son "clave" para asegurar que los países ricos financien los daños y perjuicios.
"Si los países industrializados se toman este problema en serio, tienen que demostrar su compromiso como líderes", advirtió, por su parte, Halima Bawa-Bwari, científica ambiental de Nigeria, agregando que muchos de la delegación nigeriana no pudieron llegar a las reuniones porque debían viajar desde las afueras de Glasgow.
Delegaciones más grandes y pocos países pobres
La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC), que organiza las negociaciones sobre el clima, publicó una lista de participantes registrados, a pedido de DW. Esa lista muestra que, en comparación con años anteriores, cerca de 150 países aumentaron el tamaño de sus delegaciones, 6 delegaciones tienen el mismo tamaño, y 33 se registraron con delegaciones más pequeñas.
Pero no queda claro cuántos de los 22.000 delegados registrados, de los 14.000 observadores y de los 4.000 periodistas participan en persona, o virtualmente. La UNFCCC no especificó qué participantes solo toman parte de manera virtual, y no respondió a una solicitud al respecto hasta la publicación de este artículo.
"Si la participación es virtual, África no puede participar", lamentó Mamoudou Ouedraogo, de la Asociación para la Educación y el Medio Ambiente, una organización de la sociedad civil de Burkina Faso. Al contrario de gran cantidad de sus colegas, él está presente en Glasgow. Pero muchos participantes virtuales tienen dificultades porque internet puede llegar a caerse durante dos o tres días en su país, indicó.
Bianca Coutinho, de ICLEI, una organización que representa a municipios y ciudades de todo el mundo, dice que se vio obligada a pedir a alcaldes de las ciudades del sur global que hablen por otros que no pudieron asistir. También se llevaron a cabo sesiones híbridas, con algunos asistentes que participan virtualmente, y otros, en persona. "Afortunadamente, los eventos híbridos funcionan", afirma.
Otro de los problemas de esta COP26 es mantener el distanciamiento físico. Muchas de las sesiones requieren de un boleto de ingreso para lograrlo, pero "no hay lugar suficiente para que ingresen todos los que están acreditados", explicó Nathan Thanki, de la Campaña Global para Exigir Justicia Climática.
Así las cosas, los participantes se quejan de que esta es una cumbre sobre el clima en la cual los países y las personas más golpeadas por la crisis climática no pueden hacer oír su voz, subrayó Thanki: "Para la sociedad civil, los movimientos sociales y los Gobiernos ha sido un desafío increíble sortear todos los obstáculos para llegar al Reino Unido".
(cp/rml)