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Coordinación contra el terrorismo

Bernd Riegert22 de marzo de 2004

Los ministros de Relaciones Exteriores de la Unión Europea dieron su visto bueno a un paquete de medidas para combatir el terrorismo, que contempla la designación de un coordinador de la UE en materia de seguridad.

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Jack Straw habla con la prensa al inicio de la reunión de la UE.Imagen: AP

Menos tiempo del planeado tuvieron los ministros de Relaciones Exteriores para analizar las medidas que Europa se propone adoptar para luchar contra el terrorismo. Las reacciones al asesinato del líder de Hamas, jeque Ahmed Yasín, coparon buena parte de la reunión celebrada en Bruselas. En consecuencia, los jefes diplomáticos de la UE se limitaron a dar su venia al paquete de propuestas elaborado por sus colegas de las respectivas carteras del Interior, sin mayores discusiones.

¿Secretos compartidos?

La decisión sobre las medidas en cuestión corresponderá a los jefes de gobierno, que habrán de pronunciarse en la próxima cumbre de la UE. De ellos dependerá que realmente se consiga mejorar la cooperación en la lucha anti-terrorista, que todavía muchos conciben como un asunto de soberanía nacional. Delegar atribuciones resulta prácticamente inconcebible; intercambiar información es algo a lo que los servicios secretos no están acostumbrados.

El futuro coordinador del combate contra el terrorismo, que la Unión Europea piensa nombrar, posiblemente no conseguirá hacer trabajar en conjunto a los, próximamente, 25 servicios secretos. A lo sumo le corresponderá vigilar el diseño de un plan de acción, como el que fue aprobado después de los atentados del 11 de septiembre del 2001. Se espera que, al menos, se establezcan plazos concretos para algunas mejoras jurídicas contempladas en dicho programa.

Voluntad política

Todos los ministros manifestaron la intención de mejorar el intercambio de información. Conseguirlo no es tanto cuestión de organización, sino un asunto de voluntad política. Tras los atentados de Madrid, Europa no se puede dar el lujo de las mezquindades nacionales en el campo de la seguridad. La cadena de atentados, del 11 de septiembre del 2001 al 11 de marzo del 2004, demuestra que los terroristas actúan desde hace tiempo en forma global, aprovechando la libertad de tránsito en Europa. En consecuencia, también los servicios de inteligencia deben pensar, por fin, globalmente y compartir sus conocimientos.

Igualmente necesario sería un intercambio de información con la CIA y el FBI. Sin embargo, desde la guerra contra Irak, se han congelado muchos contactos del viejo mundo con esas instituciones. El servicio secreto británico es el que más información recibe de Estados Unidos, pero no está autorizado para traspasarla a sus homólogos europeos. Desde Washington llegó entre tanto la propuesta de crear una liga de servicios secretos, que habría de operar en forma similar a la OTAN, es decir, bajo un comando dominado por los estadounidenses. Algo que, comprensiblemente, provoca aún resquemores en Europa. Lo más sensato sería, por el momento, emplear las estructuras ya existentes, como la Europol y la fiscalía europea, Eurojust, dotándolas de mayores atribuciones y personal para la lucha contra el terrorismo.