Continúan las protestas en Hong Kong a la espera de las negociaciones
3 de octubre de 2014La Policía de Hong Kong pidió a los manifestantes, en un comunicado, que cooperen con este cuerpo y se marchen "cuanto antes de manera ordenada y pacífica". Tras una tensa noche después de que el jefe del Ejecutivo local, Leung Chun-ying, rechazara dimitir como le piden los jóvenes en la calle, esta mañana los manifestantes bloquearon edificios gubernamentales e impidieron el paso a empleados, además de paralizar el tráfico de las calles colindantes.
"El bloqueo está afectando a los servicios de emergencia y a la vida ordinaria de la gente, lo cual es irresponsable e ilícito", señala la nota divulgada en la página web oficial del cuerpo. Según el texto, los manifestantes "también se negaron a dar paso a los vehículos de la Policía para entregar comida, agua y medicinas a los agentes que están trabajando. Esto fue "una acción inhumana e inaceptable en cualquier lugar del mundo".
Altercados puntuales
Por su parte, los manifestantes aseguraron que cerraron el paso ante las sospechas de que los vehículos llevaban material antidisturbios. "La Policía se ha mostrado lo más tolerante posible hacia los manifestantes. Sin embargo, condena el bloqueo y la obstrucción que han llevado a cabo", se agrega en el comunicado. La Policía les insiste en que "si quieren sentirse seguros, no se enfrenten a los manifestantes". Además, han formado un cordón policial para separarlos de grupos que pretendían agredir y expulsar a los manifestantes.
"Llegaron de la nada, son gente pagada por el Gobierno, no son de aquí, no hablan bien cantonés (dialecto que se habla en Hong Kong)", explicó a Efe una joven de 26 años llamada Cynthia integrante del movimiento prodemocrático que ha demostrado ser muy pacífico estos seis días.
Las protestas, que van por su sexto día consecutivo, comenzaron por la negativa de Pekín a permitir la libre nominación de los candidatos a gobernador de la metrópolis en las primeras elecciones directas que habrá en 2017 en el territorio de siete millones de habitantes. También se vieron alimentadas por la preocupación por el control del represivo liderazgo de Pekín y el descontento por la creciente brecha entre ricos y pobres y los altos precios inmobiliarios.
LGC (EFE / dpa)