Constitución al estilo de Bruselas
19 de junio de 2004Lógicamente, no faltó quien calificara el acuerdo en torno a la futura Constitución de la Unión Europea de "hito histórico", como el canciller alemán, Gerhard Schröder. Pero la celebración no fue todo lo entusiasta que podría haberse esperado. Quizá haya sido la imposibilidad de hallar un consenso en torno al sucesor de Romano Prodi, para liderar la Comisión de Bruselas, lo que dejó en evidencia que el camino de la integración sigue siendo empinado. A primera vista, fue este impasse lo que aguó la fiesta al final de la cumbre.
Pero hay más. El texto constitucional aprobado tras meses de discusiones deja bastante que desear en cuanto a claridad, si se lo compara con el borrador original, elaborado por la comisión que presidió Valery Giscard d'Estaing. De poco valieron las advertencias de no difuminar ese texto, añadiéndole cláusulas engorrosas. Eso fue justamente lo que ocurrió. No quedaba, por lo visto, otro camino, para satisfacer a todos. Como siempre, se acaba buscando el mínimo común denominador.
Elementos clave
No obstante, no es poca cosa lo alcanzado. La Unión Europea, con sus 25 miembros, ha encontrado una vía para seguir profundizando la integración política. La nueva Carta Fundamental contiene varios elementos claves. Por ejemplo, en el futuro habrá una cúpula integrada por el presidente de la Comisión, un ministro de Relaciones Exteriores y el presidente del Consejo de los jefes de gobierno. Su período no durará seis meses, como hasta ahora, sino dos años y medio, con posibilidad de ser prolongado una vez.
Por otra parte, habrá más materias en las que se podrán adoptar decisiones por mayoría, abandonando el principio de la unanimidad, que amenazaba con dejar atado de manos a un conglomerado tan amplio como el que es ahora la Unión Europea. Sin embargo, asuntos como la política tributaria seguirán requiriendo consenso. Fue un tributo a las demandas de Gran Bretaña. También se aceptó el sistema de la "doble mayoría" (de países y de población), pero con un mecanismo complicado de porcentajes y una serie de "frenos" que podrían aplicar los que no concuerden con determinada decisión.
El proceso de ratificación
La complejidad constituye el talón de Aquiles de esta futura Constitución europea, porque aún queda por delante la tarea de convencer de sus bondades a la ciudadanía, que en varios países habrá de pronunciarse en referéndum acerca de la nueva Carta Fundamental. Y eso podría convertirse en un escollo para la ratificación en algunos lugares, a juzgar por el apoyo que obtuvieron diversas corrientes eurescépticas en las recientes elecciones para el Parlamento Europeo. En Alemania no habrá dificultades, dado que es el parlamento el que deberá ratificar el texto. No obstante, también en este país urge comunicar su contenido a la población, para que no se diluya el entusiasmo por el ambicioso proyecto de la integración política del viejo continente.