Conozcamos mejor a Ana Martín Villalba
14 de marzo de 2006Ana Martín Villalba estudió medicina e iba para neuróloga pero las circunstancias cambiaron el rumbo de sus intereses y la encaminaron a la investigación.
¿Cómo sin embargo una joven española de Murcia termina en Alemania, en la ciudad de Heidelberg? La investigadora confiesa que siempre había mostrado interés por viajar y conocer otros países. Ya cuando estudiaba se dedicó a irse al extranjero. Durante un verano viajó a Viena gracias a un programa de intercambio de estudiantes. Más tarde, estudió ocho meses en Leeds (Inglaterra), con la beca Erasmus. Durante ese tiempo conoció a un amigo de Heidelberg que le habló de la ciudad.
Tras terminar sus estudios en Madrid, decidió seguir formándose fuera de España y solicitó una estancia de prácticas en varios sitios, entre ellos el Centro de Investigación para el Cáncer en Heidelberg. "De Heidelberg me contestaron enseguida y además me dieron alojamiento gratis".
Una vez allí, Ana Martín Villalba se incorporó a un laboratorio de investigación a pesar de su inicial interés de trabajar en neurología. Por aquel entonces, la doctora no sabía alemán y le aconsejaron trabajar en el laboratorio del instituto de neurofisiología. Durante los dos meses de verano realizó unas prácticas y al terminar le propusieron hacer la tesis. "Cuatro meses después ya hablaba alemán" afirma entre risas la investigadora.
Investigación en Alemania versus investigación en España
Desde entonces, Ana trabaja en el centro de Heidelberg. Por ello sólo conoce la investigación en Alemania. No obstante, parte de su familia se dedica también a la investigación, y fundamentada en eso, opina que en centros selectos de España, como es el caso del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC) en Madrid, la calidad de la instrumentación y las ayudas que éstos puedan recibir de la Unión Europea les permite desarrollar el mismo tipo de investigación que en Alemania.
Lo que sí destaca es el poco espíritu cooperativo que hay en España. "La gente que trabaja en España y también alemanes que se han ido a trabajar allí comentan siempre que hay demasiada competitividad". Pero también añade que a la hora de conseguir un contrato fijo allí es más sencillo: "En España, yo pienso que te cuesta mucho entrar pero una vez que estás dentro las perspectivas son mejores".
De todas formas, lo que gana un becario doctorando en España es equivalente a lo que cobra en Alemania. Difiere sin embargo, el modo de administración: "Yo tengo mi dinero y con eso pago a la gente, no hay ayudas estatales como las hay en España, donde el Ministerio de Educación y Ciencia oferta becas para la investigación".
Científica y madre: ¿es compatible?
Ésta es la primera edición del Premio Paul Ehrlich a los jóvenes investigadores, necesariamente menores de 40 años. De los 26 que fueron propuestos para el premio se eligieron a cinco, entre ellos Ana Martín Villalba, la única mujer y además la única que no era alemana. "El requisito para ser nombrado es que estés trabajando en un centro alemán".
Los investigadores no pueden proponerse a sí mismos sino que lo hacen científicos de renombre en Alemania. Mientras que la elección del ganador corre a cargo de un comité de la Fundación Paul Ehrlich de la Universidad de Frankfurt. "La última noticia me la dio el jefe de mi centro que me llamó por teléfono cuando estaba de compras a las siete de la tarde de un viernes y me dijo: ¡Enhorabuena! Y le dije… ¿por qué? Porque le han dado el premio…"
Una última cosa que destaca Ana Martín sobre Alemania y la ciencia es la situación de las mujeres como investigadoras cuando además son madres: no hay plazas en la guardería y no está bien visto trabajar cuando se es madre. "Ya teniendo hijos es normal que sea difícil pero otra cosa es que puedas tener a quien los cuide y toda la infraestructura que eso supone".
La joven investigadora destaca que esa situación viniendo de España le llamó mucho la atención, sobre todo, pensando que se dirigía a un país más desarrollado que el suyo. "He salido en el periódico regional de Heidelberg porque trabajo y tengo tres hijos, ¡media página de periódico! describiendo que trabajaba y era madre…".
Tener familia en Alemania es duro para una mujer pero la investigadora ha sabido llevarlo con humor y ahora recoge el fruto de su constancia y perseverancia.