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Congelarnos en nuestros hogares no ayudará a Ucrania

Nemanja Rujevic
19 de marzo de 2022

Muchos alemanes piden una prohibición inmediata de las importaciones rusas de gas y petróleo. Pero Nemanja Rujevic opina que esto solo afectaría negativamente a Alemania y no tendría impacto en la guerra en Ucrania.

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Imagen: Colourbox

Hay personas que odian partes de su cuerpo, como el pie derecho o el ojo izquierdo. El término técnico usado para describir este fenómeno es "trastorno de identidad de la integridad corporal”. Es el deseo patológico por una discapacidad. Solo se satisface cuando, por ejemplo, a alguien le amputan el pie derecho.

De la misma manera y desde hace algún tiempo, muchos alemanes han estado obsesionados con despojarse del gas y el petróleo de Rusia inmediata y completamente. Argumentan que no debemos continuar "llenando el cofre de guerra de Putin".

No hay otras alternativas rápidas disponibles, por lo que muchos ven la prohibición de importación como un acto casi heroico de solidaridad con Ucrania.

¿Impresionará a Putin?

La despreocupación que caracteriza la demanda de simplemente prescindir de la mitad de todas las importaciones de gas y carbón, así como de alrededor de un tercio del petróleo, mientras se ignoran por completo las consecuencias, es insoportable. Aún peor es la conexión percibida entre nuestros cálidos hogares en Alemania y el sufrimiento de los ucranianos.

Es un error creer que ponerse suéteres abrigados en casa, reabastecerse de una gasolina exorbitantemente costosa, sonreír y soportar aumentos de precios en todos los ámbitos cerrará la llave a las obras del presidente ruso Vladimir Putin.

Nemanja Rujevic
Nemanja RujevicImagen: DW

Y es casi irónico escuchar a la ministra de Relaciones Exteriores, Annalena Baerbock, de Los Verdes, que no ha reparado en criticar al régimen ruso, hablar en contra de una prohibición inmediata de importación de fuentes de energía fósil y apelando al sentido común del público.

Sin los recursos naturales de Rusia, según ella, los jardines de infancia alemanes permanecerían fríos y los cortes de energía podrían estar a la orden del día. Y eso jugaría directamente a favor de Putin.

Los cálculos deliberados de Putin

La invasión de Ucrania y la guerra en curso es absolutamente irracional y megalómana. Aun así, no nos engañemos: el Kremlin no está ocupado por idiotas incapaces de hacer matemáticas. Por el contrario. Es muy probable que hayan tenido en cuenta el impacto de las sanciones, las críticas de las filas de los oligarcas y las protestas públicas.

Putin ha hecho la vista gorda ante la difícil situación de miles de víctimas inocentes. Está preparado para convertir a sus propios soldados en carne de cañón. También sabe que está surgiendo una generación entera en Ucrania que será permanentemente hostil a Rusia. Y con razón.

También sabe que Occidente lo ve como un paria. Lo único que Putin teme es perder esta guerra. Pero este baño de sangre ciertamente no terminará si Alemania prohíbe las importaciones de gas ruso en su propio detrimento.

Los que mueven y agitan la actualidad en Alemania pertenecen, casi sin excepción, a una generación que solo ha conocido la paz, la prosperidad y la democracia. Lo que está bien.

No sorprende, por lo tanto, que sepan poco sobre guerra, miseria y dictadura.

Yo, por otro lado, como un niño de la década de 1990 en lo que entonces era el resto de Yugoslavia (compuesto solo por Serbia y Montenegro), estoy muy familiarizado con lo que eso significa. En ese entonces, también, Occidente afirmó que sus sanciones estaban dirigidas únicamente al presidente Slobodan Milosevic y su régimen.

Pero eso fue solo una ilusión: las sanciones desencadenaron una hiperinflación. Nuestra realidad era que llevábamos billetes de alrededor de 500 mil millones de dinares con los que no se podía comprar casi nada en los supermercados vacíos.

Infografik Welche Länder haben seit Februar 2022 Sanktionen gegen Russland erlassen ES

Las sanciones son como bombas de racimo

La Rusia de hoy no sucumbirá a ese nivel de miseria, sobre todo debido a sus buenas relaciones con China e India. El propio Putin está cómodamente sentado en su búnker dorado. La gente común en Rusia, en tanto, sufrirá tanto por la dictadura de Putin como por las sanciones occidentales.

Las sanciones integrales son como bombas de racimo: siempre golpean a las personas equivocadas. Adecuadas simplemente como medio de venganza, difícilmente son apropiadas para provocar un cambio político.

Una prohibición de importación de materias primas rusas no sería más que un acto simbólico muy costoso, un testimonio de nuestra propia impotencia.

El deseo de hacerlo es comprensible. Nadie en Alemania quiere desencadenar la Tercera Guerra Mundial. Mostrar valor y voluntad de aceptar sacrificios frente a la agresión rusa es una cosa. Sin embargo, lanzarse de cabeza a nuestro destino y congelarnos en nuestros fríos apartamentos sin ninguna perspectiva de éxito es otra muy distinta. (rr/dzc)