Conferencia de Seguridad
3 de febrero de 2012El estallido de la revolución en el mundo árabe sorprendió hace un año a los representantes reunidos en la Conferencia de Seguridad de Múnich. Mientras en esa ciudad alemana el Cuarteto para Cercano Oriente debatía sobre el conflicto de décadas entre israelíes y palestinos sin llegar a generar nuevas ideas, en El Cairo la gente salía en masa a las calles y se producían violentos enfrentamientos con las fuerzas de seguridad de Mubarak.
Análisis de la primavera árabe
Aún era demasiado pronto como para lograr un debate estructurado sobre los sucesos con la participación de los países afectados. Y es justamente eso lo que se “deberá poner al día”, según anunció Wolfgang Ischinger, director de la Conferencia de Seguridad de Múnich. Con ese fin se invitó a delegaciones de altos cargos de Egipto y Libia. También los primeros ministros de Túnez y Qatar participan en la conferencia. Este último será en Múnich un interlocutor muy solicitado, ya que Qatar fue el primer país en solicitar la intervención de soldados árabes en Siria. La escalada de violencia es, asimismo, otro de los temas, así como el conflicto en torno al programa nuclear iraní.
En 2011 se produjo un momento histórico durante la Conferencia de Seguridad, cuando EE: UU. y Rusia intercambiaron los protocolos de ratificación e hicieron entrar en vigor el nuevo tratado bilateral START de desarme nuclear en lo que fue el acuerdo de reducción de misiles de largo alcance y cabezas nucleares más importante desde el fin de la Guerra Fría.
Pero las esperanzas acerca del inicio de una nueva era en el desarme no se cumplieron. En la actualidad, Rusia no tiene la intención de reducir su arsenal táctico de 3.800 armas nucleares, y EE. UU. se sigue aferrando al suyo. También las negociaciones sobre más restricciones en las Fuerzas Armadas de Europa siguen congeladas.
Sociedad de seguridad con Rusia, en primer lugar
En la disputa acerca del sistema de misiles de defensa estadounidense en Europa, Moscú sigue exigiendo garantías de seguridad por escrito de Washington. Wolfgang Ischinger se queja del estancamiento en los esfuerzos por lograr una asociación de seguridad con Rusia. “Tanto Occidente como Rusia continúan desconfiando el uno del otro y se juzgan mutuamente, esencialmente según criterios militares”, dice el experto. Un estudio con nuevas propuestas para un sistema de misiles de defensa común, elaborado por especialistas estadounidenses, europeos y rusos, que se presentará durante la Conferencia de Seguridad de Múnich podría ser de ayuda.
Europa: ¿nuevo rumbo debido a la crisis?
A más tardar en la cumbre de la OTAN, los EE. UU. seguramente reiterarán ante los europeos sus demandas de una distribución más justa de las cargas dentro de la Alianza Atlántica, a las que Europa no cedió hasta ahora.
Hace años que el presupuesto de defensa de los países europeos está estancado Y con la crisis financiera parecería que esta tendencia no va a cambiar. Uno de los objetivos de la conferencia en Múnich será generar ideas acerca de cómo hacer de la necesidad una virtud, más allá de la diplomacia económica oficial. Europa debe buscar nuevos “efectos sinérgicos” y, en lo posible, formar “una reserva común de capacidades militares”, señala Ischinger. La realidad es diferente: el liderazgo militar europeo se sigue formando aún en 27 academias militares diferentes. Y la Fuerza Aérea de cada país cuenta con siete tipos diferentes de aviones. A Europa le resulta difícil encontrar una fórmula común para la cooperación militar, dice Götz Neuneck, del Instituto para la Paz y la Seguridad de Hamburgo. “No todos los países necesitan una gran cantidad de fuerzas de seguridad”, dice Neuneck. “Pero claro que hay que ponerse de acuerdo en el marco de una política común exterior y de seguridad, así como de control de desarme”, agrega el especialista. El dictado del ahorro podría obligar a los europeos a la nueva tarea de superar sus egoísmos militares en esa área, opina Neuneck.
Nuevo rumbo militar estadounidense
Está claro que también EE. UU. debe ahorrar. Después de que el presupuesto de defensa de ese país aumentó en 2011 a 700.000 millones de dólares, el Pentágono planea gastar mucho menos en los próximos años, reduciendo y optimizando la eficiencia de las Fuerzas Armadas. Habrá recortes, sobre todo, en Infantería de Marina y en el Ejército. Se espera que el contingente activo del Ejército de Tierra, de 565.000 efectivos, disminuya a 490.000 en 2017. Y se invertirá en unidades especiales, sistemas aéreos no tripulados y en ciberseguridad. Además, se retirarán dos brigadas de combate estadounidenses de Europa. El número de los soldados de EE. UU. todavía estacionados en Europa pasará de 80.000 a 70.000. En consecuencia, Europa deberá asumir una responsabilidad mayor por su propia seguridad.
“Hay preocupación sobre que EE. UU. abandone su estrecha alianza con Europa”, advierte Wolfgang Ischinger. Un tema que, seguramente, será el foco de diversas ponencias en Múnich. Para EE. UU., Asia-Pacífico pasa a ser más importante que Europa. Desde el anuncio del presidente Barack Obama en noviembre de 2011, de que 2.500 soldados de Infantería de Marina se estacionarán en el norte de Australia, la nueva orientación geoestratégica de EE. UU. se ha redefinido. En China, esas declaraciones hicieron sonar la señal de alarma.
Responsabilidad de Alemania en Europa
Que en Múnich no se eluden temas complejos queda demostrado por una ronda de conversaciones con personalidades de alto rango sobre el tema de la crisis económica europea. La cuestión central será la actitud de Alemania en la solución de esta crisis. En diciembre del año pasado, el ministro polaco de Relaciones Exteriores, Radoslaw Sikorski, manifestó en un discurso en Berlín que a él, como polaco, el hecho de que Alemania no actúe lo debería intranquilizar más que si Alemania tomase el liderazgo. La expectativa contenida en esas palabras será debatida por Sikorski en Múnich, entre otros, con el jefe de la fracción del Partido Socialdemócrata, Frank-Walter Steinmeier, y con el director del Banco Mundial, Robert Zoellick.
Éste fue incluso más allá durante una entrevista con el Financial Times. Si bien elogió los esfuerzos de la canciller alemana, Angela Merkel, por lograr una disciplina presupuestaria más estricta en Europa, hizo un comentario en el que criticó que “esas medidas no alcanzan”. Según él, los alemanes deberían “poner sus cartas sobre la mesa”. Y la conferencia de Múnich, este fin de semana, podría ser el barómetro para medir cuánto liderazgo se espera en el futuro de Alemania dentro de Europa.
Autor: Daniel Scheschkewitz/ Cristina Papaleo
Editora: Emilia Rojas