Condenada al éxito
10 de septiembre de 2003Si los ministros de Economía y Desarrollo de los 146 estados miembro de la Organización Mundial del Comercio (OMC) logran dar nuevo impulso a las negociaciones de liberalización del comercio internacional en el puerto de Cancún, esta reunión se podría convertir en nuevo motor de impulso de la economía mundial. Nadie pone en duda que la reducción de las barreras comerciales y las subvenciones beneficiará a todos los países miembros de la OMC. Las naciones más industrializadas, así como las economías en desarrollo de orientación capitalista más dinámicas se han beneficiado mucho más del comercio internacional que los países más pobres del planeta.
Principio de unanimidad
Tomando en cuenta la desventaja estructural de los países en vías de desarrollo, se acordó al inició de la ronda de liberalización de Doha en el Golfo Pérsico, que se impulsaría el desarrollo equilibrado. Esta promesa deberá concretarse en Cancún, de lo contrario los países más pobres amenazan con obstruir el proceso. Puesto que en la OMC rige el principio de la unanimidad, cada voz es importante, también la de los países menos desarrollados. Los países industrializados han mostrado su apoyo. Ya antes de la conferencia de Cancún se logró un compromiso en la disputa sobre fármacos genéricos.
Fin a las subvenciones
Pero se requiere mucho más que eso. Las naciones industrializadas deben abrir sus fronteras a los productos agrícolas de los países en vías de desarrollo y terminar con la práctica de promover la sobreproducción mediante subvenciones millonarias, para después inundar los mercados de África, Asia y Latinoamérica. Ningún campesino en ningún continente puede competir contra productos regalados. Con su proteccionismo agrícola los países industrializados no sólo perjudican a los países en vías de desarrollo sino también a sus propios consumidores, a sus contribuyentes, a la industria y al sector de servicios, que tendrían grandes ventajas de una verdadera apertura de los mercados.
Crecimiento depende de apertura
La reunión en Cancún está condenada a tener éxito, pues la economía requiere un impulso para el comercio internacional. De hecho ya se puede dilucidar un compromiso. Los grandes bloques industrializados, la Unión Europea y Estados Unidos, reducirán su proteccionismo agrícola, en respuesta los países en vías de desarrollo abrirán sus mercados a servicios extranjeros, como bancos, aseguradoras y empresas turísticas. Esto traería ventajas para amabas partes. Los países en vías de desarrollo podrían vender sus exportaciones agrícolas con las ventajas de costo en los países industrializados y éstos podrían conquistar los mercados turísticos y otras áreas en el Tercer Mundo.
Dependiendo de la apertura del mercado que se logre, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, prevén un crecimiento económico de entre 250.000 y 620.000 millones de dólares al año. Pero primero deberá lograrse un nuevo impulso en Cancún. Esto sólo se concretará si se superan las tendencias proteccionistas.