Con humor ácido contra la piratería de filmes
7 de noviembre de 2005
Malos tiempos para los piratas de filmes en Alemania: "Te van a identificar" se llama la campaña difundida a través de una página en Internet, en la que desde hoy se distribuye un spot sobre el tema.
En él se muestra cómo dos piratas de películas intentan esconderse en un prado, disfrazados de vacas. Pero no hay caso, la policía y las autoridades dan con ellos.
El mensaje es claro: los copistas ilegales de películas no tienen dónde esconderse. "Spot viral" lo llaman sus creadores, una agencia de publicidad de Hamburgo, que apuesta por el humor ácido.
"Un spot viral"
"Spot viral porque se transmite por contagio, de boca en boca, o, mejor dicho, de computadora a computadora", dijo a DW-WORLD un portavoz de la agencia de medios ZPR, responsable de dar a conocer la campaña.
En efecto, luego de dado a conocer el sitio para bajar el spot, los servidores quedaron fuera de servicio debido a la gran demanda, como lo pudo comprobar DW-WORLD. Para quienes quieran echar un vistazo al corto, más abajo le ofrecemos igualmente la dirección de la página.
El objetivo de la campaña es dejar claro que toda copia de un filme protegido por derechos de autor es ilegal, ya sea uno o muchos ejemplares. "Claro que no pretendemos arrojar a la cárcel a quien hace una copia para la novia", dijo ZPR a DW-WORLD.
Condenas cada vez más duras
Más difícil la tienen quienes copian y venden filmes en grandes cantidades. En la lucha contra la piratería se aplican en Alemania condenas cada vez más duras. De enero a septiembre de este año fueron allanadas 1350 viviendas de personas sospechosas y requisadas casi 250 000 copias ilegales de filmes.
Contra casi 2000 personas fueron iniciados procesos judiciales, de los cuales unos 1500 terminaron con una condena de los acusados. Un ejemplo: el cinco de octubre, un juzgado condenó a un "pirata" a pagar 150 jornales, por la copia y venta de 83 ejemplares de filmes a través de eBay.
El procedimiento para probarle el delito fue sencillo: los investigadores se presentaron a través de Internet como potenciales compradores y no les fue difícil hacerse de la copia ilegal. El resto fue rutina.