Con el tren maya a través de la selva mexicana
México puso en funcionamiento el primer tramo del Tren Maya, de casi 500 kilómetros de recorrido. El gobierno presenta el megaproyecto como una bendición, rechazando las críticas de los ambientalistas.
Excavadoras contra naturaleza virgen
El Tren Maya es uno de los proyectos estrella del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador. Se trata de una línea ferroviaria de más de 1.500 kilómetros de recorrido que conecta las localidades turísticas de la costa del Caribe mexicano con los sitios históricos mayas de la Península de Yucatán y el sur de México.
Primer tramo completado
Después de un período de construcción de solo tres años y medio, este viernes (17.12.2023) se inauguró el primer tramo de la ruta, de casi 500 kilómetros. Conecta San Francisco de Campeche, en el Golfo de México, con el balneario de Cancún, en la costa caribeña. Está previsto que toda la red, con sus 34 paradas en cinco estados, esté terminada a finales de febrero.
Un templo del turismo en la selva
Chichén Itzá se encuentra aproximadamente en la mitad de la sección ya terminada. Alrededor de dos millones de personas visitan ya cada año el famoso templo maya de Kukulcán. Eso no parece ser suficiente para el presidente López Obrador.
Tiempos de prosperidad
El presidente López Obrador solo ve cosas positivas en el proyecto ferroviario. Predice que la línea de tren traerá crecimiento económico y desarrollo social al sureste del país, donde varios millones de turistas ya pasan sus vacaciones cada año en las playas de complejos turísticos como "Mamita's" (en la foto). El sector inmobiliario está en auge.
Hábitats destruidos
Los ecologistas, sin embargo, llevan mucho tiempo dando la voz de alarma. La deforestación a lo largo de la ruta es catastrófica para los hábitats de los monos araña (en la foto), jaguares, guacamayas rojas y otras especies.
Cenotes: especies autóctonas en peligro
Los cenotes también ven peligrar sus hábitats únicos. Más de dos mil de estas cuevas inundadas de agua dulce son Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Cualquier contaminación podría amenazar la vida en su interior, con el peligro de que algunas de las especies animales y vegetales endémicas que albergan los cenotes se extingan irremediablemente.
Protestas sociales
También ha habido desde hace años protestas de grupos de derechos humanos y de indígenas contra la construcción de la línea ferroviaria. Temen que la construcción se lleve a cabo sin tener en cuenta a las personas que viven allí, que sean privadas de sus medios de vida o incluso explotadas en las obras.
Derecho al medio ambiente y a la consulta previa
En el pueblo de Vida y Esperanza, unas 300 personas se ven afectadas por las obras. Muchas comunidades mayas llevan más de dos años luchando contra la construcción en los tribunales. Ven peligrar su derecho a un medio ambiente seguro y limpio y su acceso al agua potable. Además, argumentan, deberían haber sido consultados antes. La Comisión de Derechos Humanos de la ONU opina lo mismo.
Vigilado por el Ejército
A medida que aumentaban las quejas contra el Tren Maya, López Obrador rápidamente convirtió el proyecto en un problema de seguridad nacional y encargo su seguridad al Ejército. Desde entonces, soldados de la Guardia Nacional mexicana han protegido las obras de construcción. Unos 2.800 miembros de este cuerpo debían vigilar la apertura del primer tramo.
Unas vistas más caras de lo previsto
Una cosa es segura: el Tren Maya no solo traerá beneficios económicos, sino que también tiene un precio. Los costes de construcción del proyecto se han triplicado desde el inicio de la construcción y equivalen a unos 27.000 millones de euros. Los costes para el medio ambiente, por el contrario, no se pueden calcular tan fácilmente.