Comercio Justo
28 de enero de 2012“Nací viendo a mis padres en la lucha por el café, sembrando el café, preocupados por que los precios bajaban, porque llovía y el café no florecía, fue una lucha constante”, dice Marta Rodríguez Camacho, que heredó junto con su hermana Raquel una finca de diez hectáreas que siguen destinando a la producción de café. Al igual que la mayoría de los habitantes de Atenas, una localidad montañosa y de vegetación exuberante en la provincia de Alajuela, a 42 kilómetros al oeste de la capital San José, Marta y Raquel se dedican al cultivo del llamado “grano de oro”.
Mujeres al frente de los cafetales
Cada vez más mujeres participan en la actividad, no solo por herencia o por viudez. Los desplomes recientes en los precios de café han obligado a muchos caficultores a emigrar a Estados Unidos en busca de trabajo dejando a sus esposas al frente de los cafetales. La última caída de precios ocurrida entre 2001 y 2002 cuando la cotización del grano se desplomó hasta los 40 dólares por quintal en los mercados internacionales provocó que muchos productores abandonaran la actividad. Adicionalmente la reciente crisis económica depreció el dólar y encareció los insumos agropecuarios.
Marta y Raquel se encuentran entre los 1.300 productores asociados de la cooperativa CoopeAtenas que produce entre 40.000 y 50.000 quintales (46 kilos por quintal) de café al año. Un 30 por ciento se vende bajo el sello Comercio Justo o Fair Trade, como se conoce en inglés.
“Comercio Justo es un modelo muy valioso que apoya al productor del llamado Tercer Mundo a vivir en condiciones más justas a nivel social. Al tener una mejor retribución económica los productores, a través de la cooperativa, destinan una parte de los ingresos a mejorar la infraestructura y las escuelas de las comunidades”, afirma Juan Carlos Alvarez, gerente general de CoopeAtenas.
A diferencia de otras cooperativas del país, CoopeAtenas no sintió la crisis económica porque diversificó sus actividades. Cuenta con un supermercado, un almacén de suministros agrícolas y una estación de combustible que juntos generan un 70 por ciento del volumen de operación. Café ocupa el resto y aunque es poco, el grano sigue siendo la sangre y el corazón de la cooperativa, según Alvarez.
Coocafé, techo de una decena de organizaciones
Fundado en 1988 en Guanacaste, al norte del país, el Consorcio de Cooperativas de Caficultores de Guanacaste y Montes de Oro R.L. (Coocafe) fue pionera en la cooperación con organizaciones de Comercio Justo en Europa.
Coocafe es techo de diez cooperativas que agrupan a más de 5.000 pequeños productores que producen conjuntamente 100.000 quintales de café al año. Sin embargo sólo un 30 por ciento se vende bajo el sello Comercio Justo. Cada vez hay más productores certificados que compiten por el gusto del consumidor, pero la razón principal es que actualmente se viven tiempos de bonanza cafetalera.
Con precios que rondan los 300 dólares por quintal, el grano es escaso. Las trasnacionales pelean con las cooperativas por comprar el grano que producen pequeños caficultores.
Tras el auge se espera la crisis
Según el gerente de Coocafé, Álvaro Gómez, la situación actual provocará el próximo desplome de precios. “Los niveles de precios actuales motivarán a mucha gente a cultivar café y dentro de 2 o 3 años, que es lo que tarda una planta en producir, estarán cosechando café y eso va a provocar una sobreoferta mundial del grano. Vamos a volver a ver niveles de precio muy bajos donde no va a ser rentable la producción de café”.
Para el gerente de Coocafé Comercio Justo será nuevamente un refugio y salvación de miles de pequeños productores costarricenses.
Aunque el grano de oro fue el motor económico de Costa Rica durante los últimos dos siglos, actualmente pierde relevancia y ocupa un 0,5 por ciento del PIB. Desde que Costa Rica abolió el ejército en 1949 decidió destinar esos recursos a la educación. Actualmente la juventud quiere ir a la escuela y aspira hacerse de un título universitario y no irse a maltratar en los trabajos del campo. La mano de obra nicaragüense es imprescindible en los cafetales y en la producción agrícola.
Problema generacional
“Cuando va usted a una asamblea en este país lo que se encuentra es pura gente mayor, que rebasa los 50, muchos arriba de 60 años. La interrogante es a quien dejarle la actividad, ya sea ganadera o cafetalera”, advierte Álvaro Gómez.
El cooperativista destaca que el problema es la rentabilidad, porque si los jóvenes vieran que con el cultivo de café su familia está cada día mejor, entonces se verían motivados para seguir. Por ello Álvaro Gómez propone que Comercio Justo se convierta en socio estratégico para que los productores de café avancen en la cadena de valor agregado. “Eso significaría quitar a los intermediarios del centro de la cadena”.
Ataques de las trasnacionales
Félix Cabezas, gerente de la cooperativa CoopeLlanobonito, que agrupa a 600 familias de microproductores se queja de los ataques que sufre la cooperativa por parte de las trasnacionales. “Vienen acá y van a comprarle al productor directamente en el cafetal. Pagan en firme y nosotros como cooperativa tenemos que comprarle al productor por pagos porque no podemos pagar en firme, no tenemos el suficiente capital. Ellos venden directo en la cadena en los supermercados y cafeterías. Tienen amarrada toda la cadena. Ahí es donde radica la diferencia. Nosotros sólo tenemos el primer eslabón de la cadena y el más malo.
Los microproductores de CoopeLlanobonito, que cultivan en promedio dos hectáreas son miembros a su vez de Coocafé. Para ellos Comercio Justo ha sido la tabla de salvación, según Félix Cabezas. “Este grupo logró estabilizar a la cooperativa en un momento en el que el precio del café llegó a los 40 dólares por quintal, nosotros estábamos insertos en el mercado Comercio Justo y logramos vender el café a 140 dólares. Los buenos precios nos permitieron salir de deudas y hoy en día la cooperativa está más fortalecida”.
El presente reportaje es el resultado de una cooproducción radial realizada por el Sistema Radiofónico de la Universidad de Costa Rica (UCR) y Deutsche Welle.
Autores: Eva Usi y David Chavarría
Editor: Pablo Kummetz