Comenzó juicio por crímenes neonazis
6 de mayo de 2013La principal acusada es Beate Zschäpe, única superviviente del trío acusado por los crímenes. La corte de Múnich juzga también a cuatro presuntos cómplices. El mega proceso, con más de 600 testigos y una expectación mediática inédita, podría extenderse más de dos años.
El tribunal amaneció rodeado de fuerte medidas de seguridad, y tanto los manifestantes contra el racismo y la violencia de extrema derecha como medios internacionales hablaban del "juicio del siglo". También acudieron a la corte algunos de los 80 familiares y víctimas que participan como querellantes en el proceso.
En su esperada primera aparición pública, Zschäpe entró en la sala de la corte vestida con una blusa blanca y una chaqueta negra, con los brazos cruzados y notablemente serena. Al llegar a su sitio se colocó de espaldas a las cámaras. La mujer de 38 años es la única superviviente del trío neonazi Resistencia Nacionalsocialista (NSU), al que se atribuye el asesinato de ocho inmigrantes turcos, uno griego y una mujer policía entre 2000 y 2007, además de atentados ante locales turcos y robos a bancos.
El rol de los servicios secretos alemanes
El fondo racista de la serie de asesinatos salió a la luz sólo en noviembre de 2011, cuando los otros dos miembros del trío, Uwe Mundlos y Uwe Böhnhardt, se suicidaron antes de ser detenidos. Zschäpe incendió la vivienda que los tres compartían en Zwickau, en el este de Alemania, y se entregó a la policía. Desde entonces guarda silencio.
Durante el proceso, que comenzó con un retraso de tres semanas por un problema en el reparto de las acreditaciones para periodistas, se intentará aclarar las muchas incógnitas abiertas del caso, como el verdadero papel que desempeñó Zschäpe en el trío y en los crímenes.
Una comisión de investigación del Parlamento intenta, entre tanto, aclarar los errores de los servicios secretos, que no sólo ignoraron durante años la pista del terrorismo de ultraderecha, sino que incluso sospecharon de familiares de las víctimas, los interrogaron y consideraron que los crímenes eran obra de la mafia turca.
El errático papel de las fuerzas de seguridad consternó a los alemanes, provocó la renuncia del jefe de los servicios de Inteligencia y desató una profunda reestructuración en los organismos de seguridad del país. Por eso, el inicio del juicio se vio acompañado de manifestaciones de grupos contra la ultraderecha y reclamos de un esclarecimiento definitivo de lo ocurrido. El proceso es "una oportunidad única" de devolver la confianza perdida en el Estado de derecho, señaló Angelika Lex, abogada de la viuda de una de las víctimas.
La comunidad turca en Alemania confió en que los jueces sentencien a cadena perpetua a los acusados. "Espero que las víctimas puedan sentir algo más de alivio con el proceso", dijo también a la agencia dpa el presidente del Consejo Central de los Musulmanes en Alemania, Aiman Mazyek.
CP/EL (dpa, rtr, afp)