Combustible nuclear “made in Germany”
1 de mayo de 2017Walter Schumacher, de la "Liga de Acción contra la Energía Atómica”, de Aquisgrán, está muy decepcionado de la ministra alemana del Medio Ambiente, Bárbara Hendricks. Cuenta que la ministra visitó dos veces el año pasado esa ciudad y "siempre aseguró que abogaba por el cierre de las centrales atómicas belgas Tihange 2 y Doel 3”. Estas se ubican no lejos de Aquisgrán, del otro lado de la frontera, y se las considera ruinosas. "Pero luego resulta que la fábrica atómica de Lingen, en la Baja Sajonia, suministra combustible nuclear a esas centrales y que la señora Hendricks lo autorizó”, dice con indignación Schumacher.
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50 transportes hasta 2018
Efectivamente, una empresa de Lingen produce combustible nuclear para centrales de otros países de la Unión Europea, sobre todo para Bélgica y Francia. No es de extrañar, ya que opera dicha fábrica la filial alemana del consorcio energético francés Areva. Y sabido es que, a diferencia de los alemanes, los franceses siguen apostando por la energía atómica. Hasta abril del año próximo han de enviarse a Bélgica cerca de 50 transportes con combustible nuclear, que ya están aprobados.
Hendricks, con las manos atadas
La ministra alemana se ha pronunciado reiteradamente por el cierre de las centrales nucleares belgas. No obstante, no ve posibilidades de evitar el suministro de combustible nuclear desde Alemania. Ante el Bundestag, Hendricks aseguró este viernes (28.04.2017) que "no hay bases legales sólidas para prohibir los envíos”.
Además, afirmó que sería irresponsable dar la impresión de que el cese de los suministros de Alemania podría poner fin al funcionamiento de reactores nucleares belgas, dado que Bélgica es un Estado soberano que decide sobre su propia política energética. No obstante, la ministra se propone estudiar bajo qué condiciones legales sería posible cerrar la fábrica de Lingen. Algo que, de todos modos, puede tomar mucho tiempo.
Amenaza para la seguridad nacional
Grupos ambientalistas y organizaciones no gubernamentales tienen una visión muy diferente: "El Gobierno alemán no debe seguir parapetándose tras interpretaciones legales insostenibles, que omiten por completo la realidad”, opina por ejemplo Angelika Klaußen, de "Médicos Internacionales para la Prevención de una Guerra Atómica”. La organización encargó un informe al que se remiten también Los Verdes en el Parlamento alemán.
En síntesis, este llega a la conclusión de que, precisamente porque el Gobierno alemán considera problemáticos los reactores belgas, debe prohibir los suministros. Y esto porque su utilización pone en peligro la seguridad interna o externa de la propia Alemania. Las controvertidas centrales nucleares belgas se ubican cerca de la frontera, de manera que si se libera radiactividad, por ejemplo tras una avería, por lo menos la región germana limítrofe se vería de inmediato afectada.
Discurso contradictorio
La experta en cuestiones nucleares de Los Verdes Sylvia Kotting-Uhl, sostiene que la argumentación del Gobierno alemán es contradictoria. "Quien exhorta al Gobierno de un país vecino a cerrar una central atómica, no puede contribuir a su funcionamiento con el suministro de combustible nuclear”, afirma. También La Izquierda exige el cese inmediato de esas exportaciones.
La Unión Cristianosocial de Baviera (CSU) se opuso claramente en el Bundestag a la moción de Los Verdes, que quedó pospuesta. "Esta es una maniobra electoral”, opinó la experta en clima de la CSU, Anja Weisgerber. Efectivamente, el 14 de mayo habrá elecciones regionales en Renania del Norte-Westfalia. Pero en ese Estado, colindante con Bélgica, todos los partidos piden el cese de la exportación de combustible nuclear.
Autor: Jens Thurau (ERS/DZC)