Litro de diesel vs. litro de cáscara de mango
11 de marzo de 2012La gasolina y el diésel están alcanzando precios récord. Nunca antes costó tanto llenar el tanque. Por eso muchos conductores están optando por gas natural. Pero también este es un combustible fósil, cuyas reservas son limitadas. El biogás podría ser una alternativa sustentable – sobre todo si se produce en a base desechos de alimentos.
Del mercado al tanque
En Alemania el biogás obtenido de restos de comidas se usa cada vez más para calentar calefacciones y generar electricidad. Un proyecto del Instituto Frauenhofer para Ingeniería Interfacial y Biotecnología IGB en Stuttgart, demuestra que la energía ganada de desechos de alimentos sirve también como combustible para automóviles. A comienzos de año los investigadores pusieron en marcha la primera estación piloto, en la cual se fermentan desechos de frutas y verduras provenientes del mercado mayorista de Stuttgart, así como de comedores y cocinas industriales. En un proceso de dos etapas, diversos microorganismos producen en cuestión de pocos días gas metano. Este biogás se guarda comprimido en bombonas y puede servir de combustible.
Ensalada y limón: la mezcla secreta
“Los desechos contienen mucha agua y pocas materia sólida, por eso son ideales para la fermentación”, sostiene la investigadora Ursula Schließmann. Sin embargo la composición de los desechos es diferente cada día. A veces se cuenta con muchos restos de ensalada para el reciclaje, a veces con frutas cítricas abundantes en ácidos. Los investigadores tienen que regular el valor pH de los desechos antes de su procesamiento en la estación. Para eso se depositan los restos en diversos recipientes en donde se determinan parámetros justamente como el valor pH.
“El sistema de gestión desarrollado calcula cuántos litros de desecho y de qué recipientes se mezcla y se alimenta a los microorganismos”, aclara Ursula Schließmann. Debe mantenerse un equilibrio que asegure que los microorganismos cuenten con las mismas condiciones permanentemente.
Todo se recicla
Junto al biogás se recicla en otros proyectos el fluido filtrado, así como los restos que no pueden ser fermentados. El agua de filtración que contiene nitrógeno y fósforo, sirve como medio alimenticio para el cultivo de un tipo de algas que puede producir un aceite sustituto para motores diésel. El lodo de fermentación es transformado mediante otro proceso, en metano. De este modo se reciclan los residuos biológicos totalmente.
Ya hoy en día se procesa y se prueba el gas de la estación en Stuttgart en vehículos experimentales. El proyecto, que lleva el nombre Etamax, es auspiciado con seis millones de euros por el Ministerio Federal Alemán para la Educación y la Investigación.
Evitar producir basura en vez de reciclarla
Al ser operada la estación con desechos, no se produce competencia con la producción de alimentos como es el caso de la elaboración de etanol a base de maíz u otros cultivos. Esta forma de elaboración de combustible es fuertemente criticada, entre otras cosas, porque cuesta valiosas superficies cultivables para la producción de alimentos.
En el caso de los residuos orgánicos, que en el mejor de los casos son compostados, se esconde mucha energía que puede ser usada razonablemente como biogas, sostienen también organizaciones de protección medioambiental como BUND. Berthold Frieß, dirigente regional de la organización en Baden-Würtemberg, advierte sin embargo sobre el peligro de que estas estaciones puedan aumentar la demanda de “basura de mercado”. Estudios indican que en todo el mundo alrededor de la mitad de los alimentos –hasta 20 millones de toneladas al año sólo en Alemania– acaban en la basura.
“La meta es en realidad producir el menor volumen de basura posible en los mercados”, sostiene el experto ecologista. Frieß aboga por el desarrollo de autos más livianos y ahorrativos, así como por la ampliación de la red de transporte público de cercanía con el fin de reducir el consumo de recursos limitados como el petróleo y el gas natural y proteger el clima. El desarrollo de combustibles alternativos no debería conducir a descuidar el imperativo del ahorro de energía.
Autor: Irene Quaile
Editora: Claudia Herrera Pahl