Combatir la basura a la alemana
27 de noviembre de 2002Sao Paulo es una ciudad de cerca de 20 millones de habitantes. Hay zonas en las que las montañas de basura alcanzan más de 8 metros de altura. Líquidos se desprenden y llegan hasta el agua subterránea convirtiéndose en un verdadero peligro para la salud. En todo Brasil los depósitos de basura proveen de sustento a miles de personas que viven de la recolecta de basura y su reciclado. Sin embargo en el pueblo de Sao Sebastiao, en las cercanías de Sao Paulo, los recolectores de basura han desaparecido. En su lugar ha quedado uno de los pueblos más limpios de toda América Latina.
La vida de los exrecolectores de basura ha cambiado radicalmente. Muchos solían pasar el día entero sumergidos hasta las rodillas en toneladas de basura en busca de objetos y materiales reciclables. Ahora se han convertido en empleados de una cooperativa de reciclaje cercana al pueblo. La cooperativa fue fundada con la ayuda de la agencia de desarrollo alemana GTZ. La GTZ transmitió al personal los conocimientos básicos del sorteo de basura y los ha provisto de un sistema de computación, con el que pueden controlar en el internet los precios vigentes de materiales como vidrio o papel. Desde que se formó la cooperativa también ha mejorado la atmósfera imperante entre los habitantes del pueblo, pues ya no tiene que luchar por sobrevivir.
Tratamiento biológico y mecánico
La agencia de desarrollo alemana ha impulsado además un programa para mejorar el almacenamiento y técnicas de procesado, haciendo de esta comunidad un modelo de administración de desechos. Sao Sebastiao no sólo se ha convertido en un pueblo limpio, además huela bien, gracias a una sociedad entre estado e iniciativa privada. Una compañía brasileña que colecta y transporta la basura a los tiraderos y la empresa alemana FABER trabajan unidos. Hace algunas décadas, FABER desarrolló una técnica conocida como 'tratamiento biológico mecánico', en el que los residuos se descompone en tanques bien ventilados.
El proceso fue desarrollado en 1960 en Alemania, lo que lo hace aún más atractivo, pues los que lo adquieren tiene la garantía de muchos años de aplicación exitosa, que les permite dar un gran salto y evitar errores cometidos en Europa durante el proceso de desarrollo. Desechos caseros que no son tratados correctamente, pueden tardar hasta 400 años en descomponerse por completo. Durante este tiempo emiten fluidos que contaminan el agua y también generan gas metano. El tratamiento biológico mecánico reduce el periodo de descomposición a doce meses o menos. Además no se produce casi nada de gas metano.
Un mercado con potencial
Los deshechos se mantienen separados del suelo mediante placas de plástico para evitar la contaminación del agua. A estos desechos se les agrega bacterias que ayudan a descomponerlos con mayor rapidez. Los montones de basura están separados por hojas de madera lo que asegura una ventilación adecuada. La capa superior dentro de cada tanque está cubierta por trozos de madera, de tal forma que da la impresión de orden y naturaleza.
Lo mismo que una buena parte de las 90 municipios de Brasil, la mayor parte de los países en vías de desarrollo y mercados emergentes, se enfrentan al problema de tiradores descontrolados, lo cual representa un gran mercado para empresas como FABER. En varios países, entre ellos México, Sudáfrica y Mozambique, se planea la introducción de tecnología alemana para combatir el problema de la basura.