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Coca legal y cacao en Colombia

11 de junio de 2021

Lerma, en el departamento del Cauca, al sur de Colombia, es un corregimiento que ha sobrevivido durante las cinco décadas del conflicto armado. Allí nació la Escuela Agroambiental, conformada por un grupo de familias campesinas lideradas por Herney Ruíz quien trabaja hace años para reivindicar los usos ancestrales de esta planta.

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Este grupo de campesinos cuenta con el apoyo del Centro Agropecuario del SENA, Servicio Nacional de Aprendizaje del Cauca, entidad estatal encargada de fortalecer la formación técnica en comunidades vulnerables y que tras la firma de los acuerdos de paz en Colombia en 2017 logró obtener el primer permiso otorgado por el gobierno para la compra, transporte y almacenamiento de la hoja de coca para transformarla en productos lícitos como fertilizantes y alimenticios.

El abono es apenas uno de los más de 120 derivados que han producido con hoja de coca y que les permite pensar en un futuro más allá del mercado ilegal. 
Los productos se exhiben en las tiendas de la capital del departamento, Popayán, por ejemplo, harina y galletas hechas por ellos. Recetas que hoy extienden los beneficios de la coca a un público más urbano.

La alternativa de explorar otros usos de la hoja de coca nace de la necesidad de buscar una respuesta a un problema fundamental.  El gobierno plantea el uso de polémicos pesticidas, como el glifosato, como la única opción de acabar con la producción de cocaína. Después de décadas de fumigaciones, el país aún tiene más de 150.000 hectáreas de cultivos ilegales de coca. 
El precio que han debido pagar los campesinos colombianos por generar sus sustento de la hoja ilegal de coca lo han pagado en todos los rincones de la nación. La región de Tumaco es una de las regiones donde se produce el mejor cacao de fino aroma de Colombia. Para los campesinos que ya no viven de la coca, la sustición por el cultivo de cacao les permite equiparar los ingresos que tenían antes. Es un esfuerzo diario que comenzó con la erradicación. Es una apuesta colectiva, de cerca de 10.000 familias que en Tumaco le apuestan al cambio, a volver a vivir en paz.