Cocaína en Europa: ¿combatir la oferta o prevenir el consumo?
16 de mayo de 2011Publicidad
“Los consumidores europeos de cocaína se han duplicado en los últimos diez años: son actualmente 4 millones y la cifra seguirá creciendo”, advirtió la pasada semana en París, el presidente francés, Nicolás Sarkozy, que preside además el Grupo de los Ocho (G8). Ministros del Interior y otros funcionarios de alto rango de 22 países firmaron horas después el borrador de un plan de acción contra el tráfico transatlántico de cocaína.
Avalado por los miembros del G8 y otras 14 naciones europeas, africanas y latinoamericanas afectadas por el tráfico o la producción de esta droga, el acuerdo deberá aprobarse en la próxima Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno del grupo de potencias industrializadas, a fines de mayo.
El tráfico de cocaína entre América Latina y Europa, vía África, crece. Las rutas y medios de transporte y ocultamiento del estupefaciente se sofistican y diversifican. Así que los encargados de combatir el narcotráfico aspiran a mejorar su cooperación marítima y de inteligencia, así como a crear un fondo de la ONU para financiar las operaciones antidrogas en los países en vías de desarrollo con los recursos confiscados a los narcotraficantes.
Pero aunque este “negocio” es también uno “de oferta y demanda”, el director del Observatorio Alemán de Drogas y Toxicomanías, Tim Pfeiffer-Gerschel, coincide con otros expertos consultados por Deutsche Welle: las sumas que se invierten en el mundo en la prevención o el tratamiento de adicciones son “triviales” comparadas con las dedicadas a reducir la oferta.
“La inversión en seguridad interna representa en Alemania un diez por ciento del total invertido contra el narcotráfico y la drogadicción, mientras como máximo un dos por ciento se invierte en salud”, señala, como ejemplo, Pfeiffer-Gerschel. Reforzar la seguridad es necesario y es realmente “la vía más cara, pero también la más tradicional”, coincide el analista del Observatorio Europeo de las Drogas y Toxicomanías (OEDT), Gregor Burkhart.
Reino Unido y España, líderes consumidores
Después de América del Norte, Europa es el segundo mercado de cocaína más importante del mundo. El consumo se ha disparado en el Viejo Continente hasta mover unos 34.000 millones de USD (al tiempo que “cayó” a 37.000 millones en Estados Unidos), según datos del Informe Mundial sobre Drogas de 2010. Más de la mitad de esos “beneficios brutos” derivados del narcotráfico van a parar a manos de los mayoristas y minoristas en la propia Europa.
En el Reino Unido y España el consumo de este estupefaciente ha llegado a extenderse más que en Estados Unidos y Canadá, aseguran informes y expertos. Le siguen Italia y, en menor medida, Alemania y Francia. La cocaína –después del cannabis o marihuana– es la segunda droga ilegal más consumida en Europa (sobre todo occidental). Luego se ubican el éxtasis, las anfetaminas y por último los opiáceos (especialmente la heroína).
Hacia el Este, sin embargo, “el alcohol fue históricamente la droga (legal) por excelencia, luego apareció la heroína, pero la cocaína era demasiado cara y estaba menos disponible”, explica el director del observatorio alemán. Actualmente las redes de tráfico de cocaína se extienden y el consumo se incrementa también en estos países, pero no alcanza los valores occidentales –a diferencia del consumo de heroína, en el que la Federación Rusa representa ya el segundo mercado mundial después de Europa occidental.
Muertes por "intoxicaciones mixtas"
Según el observatorio europeo, el consumo de heroína sigue causando las mayores tasas de morbilidad (Hepatitis B y C, VIH) asociada al consumo de drogas en la región. Este opiáceo causó además entre un 35 y hasta casi un 100 por ciento de las muertes anuales relacionadas con el consumo de drogas en 22 países europeos.
Sin embargo, muchas víctimas presentan “intoxicaciones mixtas”, en las que suele aparecer la cocaína, afirma el director del observatorio alemán, Pfeiffer Gerschel. De entre 6.400 y 8.500 muertes anuales en Europa (la mitad en el Reino Unido y Alemania), 1.000 podrían estar relacionadas con esta droga, cuya materia prima proviene sobre todo de países andinos (Colombia, Perú, Bolivia, Ecuador).
Prevenir, tratar … ¿hasta el 2019?
Para prevenir el consumo “no basta informar en las escuelas o hacer campaña en los medios de comunicación”, insiste el analista de la OEDT, Gregor Burkhart. Al contrario, el periodismo a veces crea la impresión de que el consumo está más extendido o es “normal” y se conoce de campañas de promoción de salud que más bien alentaron el interés de potenciales consumidores, por ejemplo, en Estados Unidos o en Escocia.
De ahí que Alemania, Reino Unido, Portugal, España, Polonia o Suecia implementen programas selectivos de apoyo a familias en riesgo, para el aprendizaje de métodos educativos “no autoritarios, pero sí con autoridad”, explica Burkhart. Además, se trata de “prevenir el consumo de todas las sustancias adictivas”, y en ello son centrales las legislaciones antitabaco y las que regulan la venta y el consumo de alcohol; también es clave la atención al conjunto de las desigualdades sociales (educación, salud, ingresos) en los diversos países de la región, agrega el experto.
Para tratar a los ya adictos, se han creado en Europa instituciones especializadas en terapias ambulatorias como la berlinesa Kokon e.V. Sus servicios se han extendido a horarios “no laborables” y sus locaciones más allá de los barrios “problemáticos”. El objetivo: alcanzar tanto a presuntos “consumidores típicos” (socialmente marginados), como a los “party people” (“consumidores recreativos” de fines de semana y eventos, por lo regular socialmente integrados). Pero tales servicios son aún “débiles”, incluso en países de gran desarrollo social como Alemania, afirma Pfeiffer-Gerschel.
En 1998 la Asamblea General de Naciones Unidas se impuso la meta de “eliminar o reducir de forma significativa” toda la oferta y la demanda de drogas en el decenio siguiente. Tras el balance de 2008, el horizonte de tan complejo objetivo – compartido por la Unión Europea, el G8 y los gobiernos suramericanos y centroamericanos–ha sido pospuesto para el 2019.
Autora: Rosa Muñoz Lima
Editora: Emilia Rojas Sasse
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