Clausura en Bonn: acaba el encuentro sobre biodiversidad
30 de mayo de 2008Durante 16 largos años, la Convención de Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica existió en estado de coma vegetativo. Ahora apremia el tiempo, si se quiere frenar la dramática pérdida de especies animales y vegetales antes de 2010. Por eso, las esperanzas puestas en el encuentro de Bonn eran muchas, y las posibilidades de éxito más bien pocas.
Teniendo esto en cuenta, se puede ser optimista ante lo logrado en Alemania. Se han aprobado criterios para determinar qué zonas marinas serán espacios protegidos, a ser designados éstos en 2012. Las iniciativas adoptadas para la protección de unos 65 millones de hectáreas de selva han sido bien acogidas. Los países en desarrollo se han asegurado algunas compensaciones a sus esfuerzos ecológicos. Y en el controvertido tema de los biocarburantes se ha acordado la creación de grupos de trabajo.
De camino hacia 2010
“No hemos llegado al final, sino todo lo contrario: el trabajo de verdad empieza el lunes”, declaró el ministro alemán de Medio Ambiente, Sigmar Gabriel. “Por supuesto que es mucho menos de lo que en realidad se debería hacer. Pero para lograr el entendimiento entre 191 Estados hay que actuar poco a poco. Lo importante es que vamos por buen camino. Preferimos acercarnos paso a paso a los próximos objetivos, y el próximo objetivo es 2010.”
Hasta el siguiente encuentro en Nagoya, Japón, quedan aún dos años. Para entonces se quiere estar en condiciones de firmar un acuerdo contra la “biopiratería”, la misma que practican, por ejemplo, muchas compañías farmacéuticas al hacer uso en sus medicamentos de la sabiduría y las plantas originales de los pueblos pobres, ganando con ello millones en los mercados del Primer Mundo sin dar nada a cambio.
También se espera poder aumentar en la próxima cumbre la cantidad de regiones protegidas: la idea de ofrecer una compensación económica por estos espacios sigue sin quedar plasmada sobre ningún papel, aunque más de 30 Estados emergentes, entre ellos México, Guatemala, Indonesia y el Congo, han reaccionado positivamente a una iniciativa alemana por la que ofrecerán proteger algunas superficies a cambio de que determinados países industrializados destinen dinero por medio de una cooperación.
“Estoy seguro de que lo vamos a conseguir. Lo importante es que nos mantengamos unidos, unidos en la misma dirección”, aseguró Gabriel.
Alemania por las selvas
“Entiendo que el país anfitrión intente pintarlo todo de color de rosa”, dice Stefan Krug, de Greenpeace, “pero, haciendo un balance objetivo del encuentro, sólo se puede decir que, desde luego, no ha sido de éxito. La velocidad a la que van estas conferencias es muy inferior a la velocidad con la que se destruye, como estamos viendo hoy. Se habla mucho. Pero cuando se trata de actuar, cuando se trata de dinero, de mucho más dinero, entonces son precisamente los países más ricos los que peor papel hacen.”
La excepción aquí es la promesa de la canciller alemana, Angela Merkel, de dedicar los próximos años cientos de millones de euros adicionales a la protección de las selvas. Ahora se trata de que el resto de los países del G-8 sigan el ejemplo. Además, el Gobierno alemán envió en la reunión una clara señal en contra la tala ilegal de árboles: si la Comisión Europea no presenta de aquí al verano una ley al respecto, Berlín reaccionará, advirtió Gabriel.
“Soplan nuevos aires en nuestras velas. Ya era hora”, se alegra Achim Steiner, jefe del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente. “Lo hemos conseguido porque en esta conferencia hemos evitado echarles a los otros en cara lo que no hacen, para no tener que hacer cosas nosotros. Aquí hemos vivido lo que significa cuando se abre una puerta y se tiende una mano con la intención de ayudar.”