Ciudades resilientes, claves contra el cambio climático
10 de julio de 2016El número 11 de los Objetivos para el Desarrollo Sostenibles (ODS) de las Naciones Unidas está dedicado a las ciudades y comunidades sostenibles. Aprobado el pasado mes de septiembre, promueve que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles. Asimismo, desde el pasado mes de diciembre, el Acuerdo de París también reconoce el rol de las ciudades como indispensable en la lucha contra el cambio climático.
Precisamente, el papel de las ciudades como contestadores al cambio climático y de los Hubs regionales de la Red de Investigación en Cambio Climático Urbano fue uno de los temas del séptimo foro mundial sobre Resiliencia Urbana y adaptación Resilient Cities 2016, organizado anualmente ICLEI, que se llevó a cabo esta semana en Bonn (Alemania).
Expertos de todo el mundo compartieron sus experiencias sobre la revitalización de los ríos y un mejor uso mejor de las áreas verdes, herramientas para medir la resiliencia en las ciudades o cómo incrementar la financiación para la resiliencia urbana y la adaptación, entre otros temas. Igualmente, se presentaron algunas prácticas que se están llevando a cabo en los pequeños estados insulares en desarrollo y ciudades en Tailanda, Vietnam y África.
Innovación y enfoque social
Otras sesiones se dedicaron a mostrar maneras innovadoras de proporcionar información a los tomadores de decisiones en la construcción de edificios, la restauración ecológica en la ciudad, la mejora de la gestión del riesgo de desastres o las amenazas de la salud pública, entre otros aspectos.
Para Daniel Ryan, Director de Investigación de Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) de Argentina, “las políticas que avanzan son las que tienen una preocupación con la agenda local, que generan beneficios económicos y sociales”. Así, puso el ejemplo del desarrollo del metro-bus en la Ciudad de México. “En el sector de los transportes es dónde se ve rápidamente el tema de los cobeneficios ya que se mejora la movilidad a la vez que se reducen las emisiones”, explicó.
Se trata de uno de los resultados de una investigación que llevó a cabo en Buenos Aires, Sao Paulo y Ciudad de México con la que pretendía aclarar los motivos por los cuáles las políticas de implementación variaban, a pesar de que las tres ciudades cuentan con leyes sobre cambio climático. “La capacidad técnica y de financiación del municipio es una condición necesaria, pero no la única”, consideró.
Por este motivo, apuntó al establecimiento de coaliciones para conseguir integrar el cambio climático en las agendas políticas locales. Igualmente, subrayó el papel de algunos alcaldes como “Climate Champions” aunque recordó que estos no garantizan la implementación de las políticas que vayan más allá del ciclo electoral.
“En América Latina, el sector privado tiene que tener claro un marco y compromisos a largo plazo para invertir”, añadió. Asimismo, debido al “alto nivel de exposición a los efectos climáticos, hay que incluir a los pobres urbanos en las políticas”, apuntó.
En este sentido, la Ciudad de México ya está trabajando en ello. El proyecto de investigación MEGADAPT, que lleva a cabo la Universidad Estatal de Arizona con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y los actores locales, pretende reducir la vulnerabilidad ante el aumento de inundaciones, la escasez crónica de agua y los riesgos asociados a la salud en la capital mexicana.
A partir de la experiencia de cuatro casos de estudio en regiones vulnerables dentro de la Ciudad de México, se tomarán en cuenta las respuestas de los habitantes ante este tipo de situaciones, así como la reacción del gobierno municipal. De esta manera, se integra un componente social según Amy Lerner, profesora asistente de investigación de la UNAM. “Se basa en un entendimiento del sistema: tener una visión de cuenca en vez de límites. El objetivo final es poder cambiar la forma que se toman las decisiones: un mayor o menor número de pozos, mayor o menor crecimiento, creación de áreas y reforestación que se hacen visibles en los impactos de riesgo hidrológico. Con el crecimiento de la población México está en un punto crítico y el gobierno lo sabe”, lamentó.