Cinco mitos sobre el desastre nuclear de Chernóbil
26 de abril de 2021¿Es Chernóbil la mayor catástrofe nuclear de la historia?
El desastre de 1986 en la central nuclear de Chernóbil, cerca de la ciudad de Prípiat, en el norte de Ucrania, es descrito a menudo como el peor accidente nuclear de la historia. Sin embargo, pocas veces se profundiza en el detalle de esa sonada etiqueta.
La Escala Internacional de Eventos Nucleares y Radiológicos (INES, por sus siglas en inglés) clasifica los eventos nucleares en una escala de cero a siete, dividiéndolos entre accidentes, incidentes y anomalías. Se introdujo en 1990 y fue desarrollada por la Agencia Internacional de la Energía Atómica (IAEA) y la Agencia de Energía Nuclear de la organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (NEA/OCDE). El nivel siete implica un accidente mayor o "catástrofe”, que significa que ha habido "una liberación mayor de material radioactivo con efectos generalizados para la salud y el medio ambiente que requiere la implementación de contramedidas planificadas y prolongadas”.
Tanto Chernóbil como el desastre de Fukushima en 2011 han sido categorizados como tal. Pero el INES no contempla comparaciones dentro de los diferentes niveles.
Si el término "catástrofe nuclear" no solo se utiliza para describir accidente en reactores nucleares, sino también emisiones radioactivas provocadas por el ser humano, entonces hubo muchas ocasiones en las que la contaminación nuclear fue mayor que en Chernóbil, explica a DW Kate Brown, profesora de Ciencia, Tecnología y Sociedad del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), en Estados Unidos.
Un ejemplo es la detonación de bombas nucleares en los períodos de prueba. "Chernóbil liberó 45 millones de curios de yodo radioactivo solo en dos años de pruebas, en 1961 y 1962. Los soviéticos y los estadounidenses liberaron 20.000 millones de curios de yodo radioactivo”, dice Brown. Esos ensayos, añade, no fueron, además, accidentes o errores humanos.
¿Hay seres mutantes en la zona de exclusión?
Una de las preguntas más comunes a los guías turísticos de la zona de exclusión, el área alrededor del antiguo reactor nuclear, es si hay mutantes. Los juegos de ordenador, las películas de terror y los libros han propagado esta idea, que es totalmente equivocada.
Denis Vishnesky, jefe del departamento de Ecología, Flora y Fauna de la Reserva Ecológica de la Biosfera de Chernóbil, aseguró a DW no haber visto nunca lobos de dos cabezas o roedors de cinco patas.
"La influencia de la radiación puede causar algunas reestructuraciones en el cuerpo, pero mayormente solo reduce la capacidad de supervivencia de un organismo", explica, poniendo como ejemplo la alta mortalidad de los embriones de roedores por defectos genéticos que impiden que el organismo funcione. Los animales que nacen bajo el efecto de la radiación a veces tienen discapacidades que hacen que no sobrevivan en la naturaleza. Vishnesky asegura que su equipo, que ha analizado a miles de animales en la zona de exclusión, jamás ha visto alteraciones morfológicas. "¿Por qué? Porque hemos visto a los animales que han ganado la lucha por la supervivencia”, subraya.
¿Ha superado la naturaleza la catástrofe nuclear?
Informaciones sobre cómo la vida está volviendo a florecer alrededor de Chernóbil y toda una serie fotográfica que sugiere que la zona de exclusión se habrá convertido en un "paraíso natural” podrían dar la impresión de que la naturaleza se ha recuperado del desastre nuclear. Pero Brown, que ha estudiado Chernóbil durante un cuarto de siglo, subraya con firmeza que eso "no es cierto”.
La realidad es que los biólogos dicen que hay menos especies de insectos, pájaros y mamíferos que antes del desastre. El hecho de que algunas especies en peligro de extinción puedan encontrarse en la zona de exclusión no es necesariamente una prueba de la salud y la vitalidad de la zona.
Por el contrario: ha habido un incremento significativo de la tasa de mortalidad, así como una reducción de la esperanza de vida de la población animal, con más tumores y enfermedades autoinmunes, así como problemas del sistema circulatorio y de envejecimiento prematuro.
¿Es una zona segura para los turistas?
La zona de exclusión es un imán para los visitantes, pero las cifras se duplicaron en 2019 hasta llegar a los 124.000, tras el éxito de la serie de HBO "Chernóbil". La Agencia Estatal Ucraniana de Gestión de la Zona de Exclusión ha establecido una serie de rutas para que los turistas puedan visitar la región por tierra, agua o aire. También ha establecido una regulación para proteger a los visitantes, como, por ejemplo, que hay que cubrirse de pies a cabeza. No se puede comer ni beber en el exterior y hay que mantenerse en los sitios oficiales para el turismo.
Sven Dokter, portavoz de la organización alemana de seguridad nuclear GRS, explicó a DW que una visita a la zona de exclusión no debería causar daños inesperados a las personas siempre y cuando se cumplen las normas y se respete la ruta permitida.
¿Vive gente en la zona?
A día de hoy, Prípiat, la ciudad que fue constrruida para servir a la planta nuclear y acoger a sus empleados, es a menudo descrita como un pueblo fantasma, así como la ciudad cercana de Chernóbil.
Pero lo cierto es que ninguna de las dos ha estado completamente vacía desde 1986. Varios miles de personas, especialmente hombres, permanecen allí. Trabajan en turnos de dos semanas seguidas, asegurándose de que la infraestructura clave de ambas ciudades sigan funcionando. Tras la explosión del reactor número 4, los reactores 1, 2 y 3 siguieron en funcionamiento hasta 1991, 1996 y 2000, respectivamente. Unidades especiales del Ministerio del Interior de Ucrania patrullan la zona. También hay tiendas, y al menos dos hoteles en Chernóbil, principalmente para el turismo de negocios.
También hay algunos habitantes no oficiales, incluidas algunas personas que solían vivir en la zona y han decidido regresar. Se han asentado en pueblos que fueron evacuados tras el desastre. No se sabe cuál es la cantidad exacta. Preguntadas por DW, las autoridades ucranianas respondieron que "nadie” vive allí.
En 2016, se calculaba que alrededor de 180 personas vivían en la zona de exclusión. Como se trataba de personas ya mayores, se estima que el número de habitantes ha descendido.
(eal/cp)