Cilia Flores, más que una primera dama
15 de enero de 2016
En Venezuela, la política siempre ha sido un bastión reservado casi exclusivamente para los hombres. De ahí que, cuando una mujer hace sentir su influencia en las esferas superiores del Estado –para bien o para mal, por virtudes propias o como cónyuge de un funcionario público de alto rango–, su presencia no pase inadvertida. Hay ejemplos célebres que van desde la excandidata presidencial Irene Sáez (1998) hasta la parlamentaria con mayor respaldo electoral (2011) en la historia de la Asamblea Nacional, María Corina Machado.
Desde las compañeras sentimentales de los mandatarios Jaime Lusinchi (1984-1989) y Carlos Andrés Pérez (1989-1993), respectivamente, hasta la segunda hija de Hugo Chávez, María Gabriela –embajadora alterna de Venezuela ante la ONU–, quien asumió el rol de primera dama en 2004, cuando “el Comandante” se divorció de su segunda esposa. Sin embargo, de entre las consortes de los presidentes venezolanos, la que más bagaje político acumuló antes de encarnar ese papel es Cilia Flores, pareja de Nicolás Maduro desde 1994.
Flores conoció a Maduro cuando éste era representante sindical de los trabajadores del Metro de Caracas y se casó con él el 15 de julio de 2013, haciéndose llamar “primera combatiente” en lugar de primera dama. “No es fácil determinar cuánto poder tiene Cilia Flores ni hasta qué punto su capital político es independiente del de Maduro; pero ella ocupa una posición prominente en el movimiento chavista desde su surgimiento”, sostiene el politólogo Jesús Azcargorta, autor del libro Los partidos monopólicos latinoamericanos.
“Una chavista leal”
“Como abogada, Flores contribuyó a la liberación de Chávez dos años después de que se le enjuiciara por la intentona golpista del 4 de febrero de 1992; por eso es percibida como una chavista leal. Y aunque ella no fue una ficha clave en el proceso de fundación del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), que actualmente gobierna el país, Flores forma parte de su Dirección Nacional desde 2008”, agrega Azcargorta sobre quien acaba de ser elegida diputada por el estado Cojedes para el lapso legislativo 2016-2021.
En 1997 la jurista abandonó el Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 para unirse al Movimiento V República, ambos fundados por Chávez. Flores obtuvo una curul en la Asamblea Nacional por primera vez en 2000 y la ocupó durante tres períodos legislativos. En 2006, cuando Maduro fue nombrado ministro de Exteriores, Flores lo sustituyó como presidente del Parlamento hasta 2011. Antes de ser designada Procuradora General de la República, en 2012, lideró la Comisión Permanente de Política Interior de la Asamblea Nacional.
Imputaciones de nepotismo
Tan pronto abandonó el Palacio Federal Legislativo, Flores fue blanco de acusaciones de nepotismo que persisten hasta hoy. El sitio web poderopedia.org –publicación de referencia para entender quién es quién en los ámbitos venezolanos de la alta política y la economía– cita fuentes según las cuales Flores influyó para que 37 familiares suyos entraran irregularmente a la nómina del Parlamento, incluso después de que ella dejara de presidir esa instancia (2006-2011). Flores asegura que todos sus allegados participaron en los concursos públicos de rigor.
En noviembre de 2015, dos de sus sobrinos fueron detenidos bajo el cargo de pretender introducir cocaína al territorio estadounidense. “Flores solía tener un perfil público más alto”, comenta Carolina Guerrero, investigadora del Instituto Alemán de Estudios Globales y Regionales (GIGA), especializada en el análisis del peso político de las primeras damas en América Latina. “El escándalo en torno a sus sobrinos hace que muchos se pregunten si, por asociación, Flores perjudica más a Maduro en este momento de lo que lo ayuda”, acota la experta.