Desvelando el misterio de momias infantiles de Sicilia
5 de enero de 2022Las Catacumbas de los Capuchinos de Palermo, en el sur de Italia, contienen la mayor colección de momias de Europa, con más de 1.284 cuerpos que datan de finales del siglo XVI a principios del XX. Mientras muchos de los niños que se encuentran allí están ya esqueléticos, otros han quedado momificados.
Los niños fueron aceptados en las Catacumbas a partir de 1787, y a diferencia de los adultos momificados, a los cuales se les ha llevado a cabo extensas investigaciones, las momias juveniles han sido en gran medida pasadas por alto.
Ahora, utilizando tecnología de rayos X para analizar los restos de algunos de los 163 niños cuyos restos yacen en los pasillos y criptas de la famosa tumba subterránea, un equipo de científicos dirigidos por británicos espera desvelar los secretos de las catacumbas capuchinas de Sicilia.
Acceso exclusivo a una colección de momias
El equipo de científicos de la Universidad de Staffordshire, liderado por Kirsty Squires, profesora asociada de bioarqueología, ha obtenido acceso exclusivo a una colección de momias infantiles de las catacumbas que no había sido estudiada hasta ahora.
La investigación, que durará dos años, se centrará en los niños que murieron entre 1787 y 1880 y, en un principio, en 41 cuerpos que residen en una "capilla infantil" hecha a medida.
Hasta la fecha, no se conoce la identidad, la causa de la muerte ni el historial médico de los niños, y las etiquetas descriptivas que se les colocaron hace tiempo que se han erosionado. El estudio espera poder brindar más información al respecto.
"Laguna de conocimiento"
"Las catacumbas capuchinas constituyen una de las colecciones de momias más importantes del mundo. Sin embargo, hay muy pocas pruebas documentales sobre los niños a los que se les concedió la momificación y los registros de defunción de la época contienen poca información. Nuestro estudio rectificará esta laguna de conocimiento", dijo Squires.
"Dado que este rito funerario se reservaba principalmente a los adultos, queremos entender por qué se momificaba a los niños. Tenemos una idea bastante clara de que pertenecían a los rangos superiores de la sociedad, pero no sabemos mucho más sobre la salud, el desarrollo o la identidad de los jóvenes durante este periodo. Este proyecto proporcionará datos esenciales para determinar qué niños se permitían momificar y situar este hecho en un contexto más amplio", agregó.
Así, los investigadores esperan obtener una mejor imagen de la vida y el fallecimiento de los niños contrastando los hallazgos anatómicos con los registros de los archivos, incluidos dos libros que contienen los nombres y los años de la muerte.
Según aclara un comunicado de prensa de la Universidad de Staffordshire, el proyecto será pionero en métodos no invasivos –en contraposición a técnicas destructivas como la autopsia– para analizar los restos de los niños. Para ello se utilizarán unidades de rayos X portátiles para capturar imágenes digitales de cada niño desde la cabeza hasta los pies.
En total, se tomarán 574 radiografías que ayudarán a estimar su edad y sexo, además de identificar cualquier lesión patológica o traumática, agregó el comunicado.
Momias naturales: "un acto de Dios"
Según reportó The Guardian, los frailes, que se establecieron por primera vez en la iglesia de Santa Maria della Pace en 1534, crearon una fosa común para sus muertos, pero cuando ésta se llenaba, los difuntos eran recluidos en una bóveda, mientras se cavaba una nueva cripta.
Lo que sucedió después nadie se lo esperaba: al momento de trasladar los cadáveres de la bóveda llena, 45 de los frailes exhumados resultaron estar momificados de forma natural, con sus rostros reconocibles. En medio del asombro, los monjes, en lugar de enterrar los restos, expusieron los cuerpos como reliquias. Los monjes calificaron el suceso como un acto de Dios.
Hoy, las Catacumbas de los Capuchinos de Palermo se han convertido en una atracción turística muy popular, aunque un tanto macabra. Los cadáveres siguen vestidos de época y recorren los pasillos y criptas del cementerio subterráneo.
Editado por Felipe Espinosa Wang.