Enseñan a células cerebrales humanas a jugar al Pong
20 de diciembre de 2021Científicos australianos han conseguido enseñar a una colección de células cerebrales humanas en una placa de Petri a jugar al videojuego "Pong". Los investigadores lograron además enseñar a las células a jugar el clásico videojuego en solo cinco minutos, más rápido que la inteligencia artificial (IA) que aprendió a jugar después de 90 minutos.
Según informa New Scientist, muchos equipos de todo el mundo han estudiado redes de neuronas en placas, a menudo cultivándolas en organoides parecidos a cerebros. Pero esta es la primera vez que se descubre que los minicerebros realizan tareas dirigidas por objetivos, afirma Brett Kagan, director científico de Cortical Labs, que dirige la investigación.
"DishBrain", cerebros cibernéticos
El sistema, llamado "DishBrain", se compone de células cerebrales cultivadas en una placa de Petri, entre 800.000 y un millón, sobre conjuntos de microelectrodos que pueden estimular las células. "Creemos que es justo llamarlos cerebros cibernéticos", asegura Kagan.
Para enseñar a los minicerebros a jugar al Pong, el equipo utilizó una versión simplificada del juego para un solo jugador y envió señales eléctricas a la derecha o a la izquierda de la matriz para indicar dónde estaba la pelota. El cerebro disparaba entonces las neuronas para mover la paleta de un lado a otro según la ubicación de la pelota.
"A menudo nos referimos a ellos como si vivieran en Matrix", dijo Kagan. "Cuando están en el juego, creen que son la pala", agregó.
Kagan señala que, aunque los minicerebros pueden aprender más rápido que la IA, no son tan hábiles a la hora de jugar al videojuego: los organoides perderían contra un ordenador como DeepMind. Sin embargo, la IA tarda 5.000 rallies –un rally es una sesión de juego que dura 15 minutos– en hacerse con el juego, mientras que los DishBrains tardaron entre 10 y 15 rallies.
"Utilizando este sistema DishBrain, hemos demostrado que una sola capa de neuronas corticales in vitro puede autoorganizarse y mostrar un comportamiento inteligente y sensible cuando se incorpora a un mundo de juego simulado", dice el estudio publicado en bioRxiv.
Editado por Felipe Espinosa Wang.