Elecciones parlamentarias en Venezuela este 26 de septiembre
24 de septiembre de 2010Este domingo (26.9.2010) se llevarán a cabo comicios en Venezuela para elegir a los integrantes de la Asamblea Nacional –el órgano unicameral que ejerce el poder legislativo a escala federal– y a la docena de diputados que representarán al país en el Parlamento Latinoamericano. Deutsche Welle conversó sobre las implicaciones de estos comicios con el Dr. Nikolaus Werz, investigador de la Universidad de Rostock y autor de varios volúmenes sobre el acontecer político de la nación suramericana. Y es que, aunque todavía faltan dos años para que los venezolanos nombren a un nuevo jefe de Estado o reelijan al que ya tienen, las semanas previas a las elecciones parlamentarias han servido de preludio para la campaña presidencial oficial.
Deutsche Welle: En elecciones pasadas, cuando se hacía alusión a los candidatos oficialistas, se tendía a hablar de ‘los candidatos del pueblo’, ahora se les llama ‘los candidatos de Chávez’ y todo apunta a que las elecciones parlamentarias del domingo 26 de septiembre tendrán un carácter plebiscitario, simbólicamente hablando. Es decir, unos comicios ordinarios para designar a los integrantes de la Asamblea Nacional se están convirtiendo en una suerte de consulta extraordinaria para votar a favor o en contra del presidente Hugo Chávez y de su proyecto de Estado. ¿Qué nos dice este fenómeno de la situación política en Venezuela?
Nikolaus Werz: El hecho de que Hugo Chávez polarice las elecciones y haga que todo gire en torno a su persona no es nuevo. Lo que distingue a estas elecciones legislativas de comicios anteriores son los niveles de popularidad relativamente bajos de Chávez; Teodoro Petkoff, editor del diario venezolano TalCual, sostiene que son tan bajos como los del año 2002 [cuando fue objeto de un golpe de Estado]. De ahí que Chávez insista en vincular las elecciones parlamentarias del 26 de septiembre con las presidenciales de 2012.
Los candidatos de la oposición se metieron un autogol al boicotear las elecciones legislativas de 2005: ellos argumentaron que los comicios no ofrecían igualdad de condiciones para todos los candidatos y que abstenerse de participar propiciaría la deslegitimación del proceso; pero los resultados de esas elecciones fueron reconocidos y la oposición quedó fuera de juego. Desde entonces, la única oposición en el seno de la Asamblea Nacional es ofrecida por los partidos que se han distanciado del chavismo: Patria Para Todos (PPT) y Podemos. ¿Cómo ve usted las posibilidades de éxito de la oposición en estos comicios?
Varias encuestas ponen a los candidatos opositores por delante de los oficialistas; yo creo que esa supuesta ventaja es un poco exagerada, pero es posible que los candidatos de Chávez se queden con las ganas de obtener los dos tercios de la bancada parlamentaria que el presidente venezolano aspira para su partido [el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV)]. En todo caso, el hecho de que los distintos grupos opositores se hayan aliado para participar en las elecciones bajo el nombre de Mesa de la Unidad Democrática es, por sí solo, una señal de progreso considerable porque nunca antes habían logrado ponerse de acuerdo.
¿Percibe usted grandes cambios sociopolíticos en Venezuela detrás de estos sucesos?
Yo no veo muchos cambios. En Venezuela hay tres contingentes que tienen dimensiones similares: los oficialistas o chavistas, los opositores o antichavistas, y los ‘ni-nis’, que no son ni chavistas ni antichavistas. La sombra que se cierne sobre todas las encuestas es la incertidumbre en torno a la actuación de los ‘ni-nis’: ¿votarán por los candidatos de Chávez, por los de la oposición o se abstendrán de votar del todo? La última encuesta que llegó a mis manos sugiere que, si decidiera ir a las urnas, el 33 por ciento de los ‘ni-nis’ votaría por Chávez; pero insisto en que las circunstancias no permiten describir tendencias de voto claras.
Sin embargo, en los últimos meses, las críticas al Gobierno de Hugo Chávez provienen de todos los sectores…
El Gobierno siempre ha sido criticado por la prensa, pero la mayoría de los venezolanos no lee los periódicos, sino que mira televisión o escucha las radios comunales, medios de alcance masivo en donde domina la información a favor del oficialismo desde hace algunos años. El verdadero problema de Chávez es que, desde hace un año y medio, la economía nacional está en muy mal estado –peor que en cualquier otro país de Sudamérica– y su modelo de asistencialismo estatal no funciona como lo hizo durante el ‘lustro mágico’, el período entre 2003 y 2008, caracterizado por el aumento en los precios de las materias primas y un gran flujo de recursos hacia las arcas del Estado.
Esta situación puede conducir a que muchos de los seguidores de Chávez, beneficiarios de programas sociales que ya no son lo que eran, se abstengan de votar. Esa es la esperanza de la oposición, que ahora está más empeñada que nunca en movilizar a sus potenciales electores.
¿Qué relevancia tienen las elecciones parlamentarias de cara a las elecciones presidenciales de 2012?
Desde que Chávez fue electo presidente en 1998, él sólo ha perdido un comicio. De manera que, si la oposición obtiene muy buenos resultados en las elecciones legislativas de este 26 de septiembre, se podrá decir que hay indicios de cambio político que la favorecerían en el marco de los comicios presidenciales de 2012. Pero, ante todo, la oposición estaría en capacidad y en la obligación de diseñar su propio proyecto de país.
¿Cómo afecta la reciente enmienda de la legislación electoral las probabilidades de éxito de los candidatos?
La reforma de la Ley Orgánica de Procesos Electorales que tuvo lugar en diciembre de 2009 le dio mayor relevancia a los circuitos electorales del país en donde la figura de Chávez es particularmente fuerte y puso en vigor el sistema electoral de representación proporcional personalizada o escrutinio proporcional plurinominal [sistema de D’Hondt]. Aunque no he podido analizar este último punto de manera detallada, estos cambios podrían conducir a que Chávez se haga de dos tercios de la bancada en la Asamblea Nacional, aún si los resultados de las elecciones legislativas no le son tan favorables como en el pasado.
Uno puede decir –y de hecho lo dicen publicaciones como Le Monde Diplomatique, que solía contarse entre las defensoras de Chávez a escala internacional– que con esa reforma lo que se hizo fue acentuar la tendencia centralizadora del régimen actual y ajustar las legislaciones electorales para favorecer al partido de Gobierno.
Las principales preocupaciones de la ciudadanía venezolana son la delincuencia y la violencia de calle, la virtual paralización del aparato productivo, los altos índices de desempleo, la escasez y el alto costo de los alimentos, las deficiencias de la infraestructura generadora de energía, el deterioro crónico de los centros educativos, sanitarios y penitenciarios; pero la lista de problemas cotidianos por resolver es larga. ¿En torno a qué tópicos giran las campañas electorales de los candidatos para la Asamblea Nacional?
La campaña electoral parlamentaria está tan polarizada, sobre todo desde que Chávez la asoció con la campaña presidencial, que se me hace difícil decir cuál es el principal tema de debate. El eslogan de la Mesa de la Unidad Democrática reza ‘Para vivir y progresar en paz’ y está orientado hacia la búsqueda del consenso; y el partido Patria para Todos, que hasta hace relativamente poco tiempo apoyaba a Chávez, ahora busca votos criticándolo por su discurso personalista. Pero, en general, aunque se trata de una elección legislativa, la discusión parece reducirse a esa vieja máxima: o se está con Chávez o se está contra él.
Autor: Evan Romero-Castillo
Editor: Pablo Kummetz