Chávez: luz verde para la reelección
16 de febrero de 2009El presidente venezolano, Hugo Chávez, logró esta vez su objetivo. A diferencia de lo ocurrido en una consulta celebrada hace poco más de un año, esta vez la mayoría de los venezolanos (el 54,36 por ciento de los que votaron) dio luz verde para que pueda volver a postularse como candidato en las elecciones presidenciales de 2012. Y él mismo no ha dejado lugar a dudas en cuanto a que lo hará.
En concreto, en el referéndum se aprobó la modificación de cinco artículos constitucionales que permitirá la reelección ilimitada del presidente de la república y otras autoridades –gobernadores, alcaldes y diputados, entre otras– . 45,63 por ciento de los electores votó en contra de esta reforma constitucional en uno de los comicios con menor índice de abstención en los últimos veinte años – la participación superó el 70 por ciento.
Las debilidades de la oposición
¿Qué implicaciones tendrá la victoria del “sí” en Venezuela? ¿Cuáles fueron los errores de la coalición opositora en el marco de este referéndum? El politólogo Manuel Paulus, experto en Gobernabilidad Comparada de la Universidad de Rostock, considera que “gran parte de la oposición –no toda– sigue sin entender por qué Chávez ganó las elecciones presidenciales de 1998; ella sigue percibiendo a la población pobre y a los habitantes de los barrios como una masa de votantes, pero se ocupa muy poco de entender sus problemas y necesidades”.
A juicio del académico, “de por sí es un milagro que la coalición antichavista –integrada por grupos y partidos tan disímiles– esté en capacidad de dar la cara como un frente más o menos cohesionado; allí están partidos como el Movimiento al Socialismo (MAS), pero también grupos tan conservadores como Primero Justicia”.
El periodista Christoph Twickel, autor de la primera biografía de Hugo Chávez escrita en alemán, hace notar por su parte que “es difícil hacerle oposición a un gobierno que distribuye los recursos disponibles entre la población de una manera más equilibrada que durante los gobiernos anteriores, favoreciendo, sobre todo, a los sectores más empobrecidos – y ahí me refiero a las misiones sociales, las misiones educativas, las misiones sanitarias”. Twickel considera que la coalición opositora tiene un problema de credibilidad, porque sus dirigentes tradicionalmente hicieron política “a favor de las clases más privilegiadas”. En este contexto, indica que “la gente recuerda que los gobiernos previos al de Chávez no invirtieron las ganancias generadas por la exportación de petróleo en el mejoramiento de la calidad de vida de los sectores más pobres de la población – y esos eran gobiernos socialdemócratas y socialcristianos.” Y cita un caso concreto: “Por ejemplo, Teodoro Petkoff, un político percibido por los medios internacionales como opositor de izquierda, es recordado por la gente como un ministro que en los años noventa promovió la implantación de reformas neoliberales en Venezuela”.
Avance social
La mayoría de los venezolanos parece percibir al gobierno actual de de otra manera. “Aunque las estadísticas en Latinoamérica son difícil de confirmar porque provienen de los gobiernos y no siempre están claros los métodos a través de los cuáles se levanta la información, la disminución de la pobreza en Venezuela es un hecho que no se puede negar”, apunta el politólogo alemán. Pero también matiza: “Claro, en comparación con la gran cantidad de dinero que ha entrado a las arcas del Estado venezolano en los últimos años, el éxito en materia de reducción de la pobreza es relativamente pequeño – Brasil logró mejores resultados con mucho menos dinero que Venezuela”.
Pese a haber salido políticamente fortalecido por el triunfo del “sí” en el referéndum, el panorama no se presenta del todo fácil para Hugo Chávez y su proyecto de la “revolución bolivariana”. “El dinero con el que hasta ahora ha financiado sus programas sociales empieza a escasear y George Bush, su enemigo mayor y elemento vital de su ‘simbolismo político', también ha desaparecido del mapa”, hace notar Paulus. Twickel, por su parte, plantea: “Chávez haría bien en aprender de otras “revoluciones” y, de facto, lo ha hecho; prueba de ello es el número de elecciones y plebiscitos que han tenido lugar desde que fue nombrado presidente en 1998. En lo que a su posición de líder se refiere, él haría bien en aprender a poner en duda el concepto del mesianismo político”.