China aprueba controvertida ley antiterrorista
27 de diciembre de 2015China aprobó este domingo (27.12.2015) una ley antiterrorista criticada severamente desde Estados Unidos porque demanda que las empresas tecnológicas le entreguen al Gobierno de Pekín información “delicada” –como códigos de encriptación y puertas traseras de programas informáticos–, y autoriza la intervención de su Ejército en operaciones antiterroristas fuera de las fronteras nacionales. La medida fue aprobada por el Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional de China.
Desde la Casa Blanca hasta la Cámara de Comercio del “gigante norteamericano” se quejaron, alegando que la ley china limita la libertad de expresión y de religión, además de obstaculizar el comercio y la inversión de Estados Unidos en China. Sin embargo, Pekín asegura que las compañías tecnológicas no tienen nada que temer y que Estados Unidos no tiene derecho a intervenir en esta cuestión. “El Gobierno chino está adoptando medidas concretas para proteger a su pueblo”, señaló un editorial del periódico estatal Global Times.
“Incluidos los estadounidenses que disfrutan de las Navidades en el barrio pekinés de Sanlitun”, enfatizó ese diario, refiriéndose al concurrido distrito de bares y compras de la capital china frecuentado por turistas occidentales. El jueves pasado (24.12.2015) la policía de Pekín emitió una alerta amarilla de seguridad y cerró la zona de Sanlitun por temor a atentados. Los Gobiernos de Estados Unidos, Francia, Australia y Reino Unido advirtieron a sus ciudadanos de posibles amenazas en Pekín durante la Navidad.
La ley antiterrorista fue adoptada un día después de que el Ministerio de Exteriores chino anunciase la expulsión de una periodista francesa acusada de “hablar a favor del terrorismo”. En un artículo publicado en noviembre, la corresponsal del Nouvel Observateur, Ursula Gauthier, afirmó que la solidaridad mostrada por China tras los atentados de París tenía de “motivos ocultos”; en particular, el deseo de Pekín de consolidar la campaña antiterrorista que lleva a cabo en la región autónoma de Xinjiang.
En Xinjiang se viven tensiones entre las autoridades chinas y la población han, por un lado, y la población musulmana uigur por otro, que padece un alto grado de exclusión. Según Gauthier, un conspicuo episodio de violencia que se vivió en la región en noviembre de 2015 era atribuible más a un problema interno que al auge del terrorismo internacional. Tras ello, los medios estatales lanzaron una campaña en contra de la periodista.
ERC ( dpa / Reuters )