Los mineros chilenos, un año después
12 de octubre de 2011El periodista chileno Carlos Vergara, autor del libro "Operación San Lorenzo", uno de los más exitosos que se publicaron sobre el tema del rescate, trabajaba en la redacción de política del diario La Tercera el día que se supo que 33 mineros estaban atrapados en una mina del norte de Chile. Al poco tiempo, su jefe lo llamó y le dijo que viajara a cubrir esa noticia. Vergara partió sin saber muy bien a qué atenerse. Días después quiso salir arrancando de la soledad del desierto.
El mismo día del accidente, el 5 de agosto de 2010, el entonces ministro de Minería, Laurence Golborne, estaba en un viaje con el Presidente Sebastián Piñera. Visitaban Ecuador para firmar acuerdos mineros, precisamente. Un día más tarde el mandatario le ordenó regresar a Chile y ponerse al frente de las labores de rescate, suponiendo que los trabajadores seguían con vida. Eso nadie lo sabía y, en rigor, nadie lo creía.
"Los primeros 17 días fueron los más complejos, no teníamos la certeza de que estuvieran vivos", dice a Deutsche Welle Golborne, quien hoy es ministro de Obras Públicas. Este 13 de octubre se cumple un año desde que se rescató, en una gesta calificada de "milagrosa" por casi todos, a los 33 trabajadores, que debieron soportar 69 días a casi 700 metros de profundidad, en una mina agujereada que podría haberse derrumbado en cualquier momento.
"El rescate fue uno de los momentos más importantes de mi vida. Saber que estaban con vida y compartir esa noticia extraordinaria fue maravilloso. Teníamos una profunda esperanza… En realidad pasaron por mi mente muchas cosas antes de saber que estaban vivos, pero siempre creímos que la historia tendría un buen final", rememora Golborne.
Roces con el Presidente
Desde que se supo del accidente, algunos medios de prensa llegaron hasta la mina de la empresa San Esteban, ubicada a unos 50 kilómetros de Copiapó, en la Tercera Región de Chile. Poco a poco, a medida que aumentaba el drama y llegaban las familias de los atrapados, el gobierno entendió que debía hacerse cargo de la operación. Se decidió bautizarla como "Profeta Jonás". El ministro Golborne quedaría al frente de todo.
Golborne fue ganando protagonismo y empezó a subir en las encuestas. "Hubo un choque con el Presidente que se manifestó en un evento puntual: una vez que dan con los 33 mineros, el 22 de agosto, Piñera le agradece a Golborne y le dice que su labor ha llegado hasta allí. De hecho le cambiaron el nombre a la operación, que ahora se llamaría 'San Lorenzo'. Y la insistencia de Piñera en visitar la mina una y otra vez tampoco es un dato menor", analiza el periodista Carlos Vergara.
Esos acontecimientos no pasaron inadvertidos para la prensa, que comenzó a especular con posibles roces entre los políticos en su afán por obtener la atención de los medios. Para Knut Bergmann, experto alemán en Comunicación Política y Estrategia de la Fundación Neue Verantwortung, en situaciones como la vivida en Chile los políticos deben congeniar con las víctimas. El éxito en las encuestas llegará después. "Es crucial sentir empatía genuina. Apenas la gente siente que los políticos explotan la situación en beneficio propio, surge el malestar. Y sentir un vínculo sincero con las víctimas es algo muy difícil, sobre todo para personas que están bajo la mirada del público y los medios de comunicación", dice Bergmann.
Esa empatía sincera permitió en su momento que Golborne escalara en las encuestas, llegando a ser el mejor evaluado del rescate, según los resultados de la encuesta Ipsos. Piñera también alcanzó algo de eso, al lograr el 63% de aprobación en la encuesta Adimark publicada en octubre de 2010. Ese mismo mes el mandatario viajó a Inglaterra, donde regaló una piedra de la mina San José a la Reina Isabel II. Un mes más tarde el mandatario se presentó en la ONU mostrando a quien quisiera verlo el papel que decía "Estamos bien en el refugio los 33", el documento que certificaba que los trabajadores seguían con vida.
"Salvo en el caso de Golborne, la popularidad no fue muy duradera", ironiza Vergara al respecto. Según la encuesta del Centro de Estudios de la Realidad Contemporánea, CERC, publicada en octubre de 2011, a un año del rescate, Piñera sólo alcanza un 22% de aprobación entre la ciudadanía. A 365 días de la gloria, el gobierno ha sido incapaz de afrontar con el mismo aplomo las demandas de educación de calidad y se ha sumido en un espiral que lo tiene exactamente al otro extremo de la balanza.
Imagen país
En pleno auge mediático, con más de dos mil periodistas acreditados para cubrir el rescate, en Chile empezó a hablarse del "Chilean way", una fórmula inventada para dar a entender que si las cosas se hacían "a la chilena", sí resultaban. El mismo Presidente usó el término en más de una ocasión. Se habló mucho también de lo importante que sería para el país presentar una imagen ejecutiva, eficiente y trabajadora ante el mundo. Se organizó todo, pues, con el afán de dejar una buena impresión.
"El rescate implicó una ardua tarea en la que un país completo se unió por una gran causa. Fue un desafío país, que mostró lo mejor de los chilenos y que cuando se trabaja en equipo es posible lograr las metas que nos proponemos. Esta experiencia es única en la historia, fue un accidente con un final positivo presenciado por millones de personas. Esto fue una prueba y una señal de unidad y esperanza para el mundo", dice Laurence Golborne.
Sus palabras son refrendadas por un estudio de la Universidad de Navarra, en España, donde se afirma que con el tiempo el rescate de los mineros no dejará ganadores individuales, sino la imagen de una gesta coral. El mismo estudio, sin embargo, afirma que "liderazgo y compromiso", "respetado" y "excelencia" son tres características que se asociaron con el Presidente Piñera, quien en términos de cobertura desbancó al ministro Golborne, lo que habla de un buen trabajo de asesoría de imagen.
"Los políticos deben representar un rol ante las víctimas. Pero si al final lo que queda es la impresión de que se intentó instrumentalizar el dolor de una catástrofe en beneficio de otros fines, entonces el trabajo está mal hecho", dice Knut Bergmann. "Acá se conjugaron un millón de factores", complementa Vergara. "Había avaricia, miseria, política, tecnología, religión… ¿Qué queda de eso hoy? Poco y nada. Se comprobó que era algo efímero y el gobierno no ha podido cumplir con las expectativas en otras áreas", añade el reportero.
Una historia de miserias
El 5 de agosto de 2011, 25 de los 33 mineros volvieron al Palacio de La Moneda, sede del Poder Ejecutivo de Chile, para conmemorar el primer aniversario desde que ocurrió el accidente. La relación entre ellos está quebrada. Unos acusan a otros de haber sacado provecho personal de la tragedia, olvidando la promesa de seguir siempre juntos que se hicieron cuando la angustia los devoraba en la profundidad de la tierra. Mientras cuatro de los mineros visitan Washington para asistir a una exposición sobre el rescate, el resto espera algo. O nada.
Quince de los 33 están cesantes. Algunos enfermos de silicosis, a otros los vence la diabetes o los traumas por la larga estadía a 700 metros de profundidad. "Tuvieron unos pocos días de fama y hoy todo volvió al gris de siempre. El otro día leía una entrevista a Edison Peña, el minero maratonista, hablando desde una clínica de desintoxicación y reconociendo que apenas salió de la mina lo único que hizo fue beber", explica Carlos Vergara.
Y aunque en un principio los trabajadores rescatados pudieron viajar por el mundo y les llovieron las promesas, al final del día todo volvió a ser lo de siempre, piensa Vergara "Claro, conocieron otros países, ganaron algún dinero, pero no sé qué más podrían haber conseguido. No creo que nadie se haya aprovechado de ellos, total no eran un pozo de oro. Al final todo volvió al gris habitual… En fin, la de los mineros no es más que una larga y repetida historia de miserias".
Autor: Diego Zúñiga
Editor: Enrique López