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Cerrando filas

5 de marzo de 2003

Los ministros de Relaciones Exteriores de Francia, Rusia y Alemania volvieron a presentar un frente común, rechazando al unísono una nueva resolución del Consejo de Seguridad que pueda legitimar la guerra contra Irak.

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Ivanov, De Villepin y Fischer: la unión hace la fuerza.Imagen: AP

La reunión no estaba programada en forma tripartita. El hecho de que el ministro de Relaciones Exteriores alemán, Joschka Fischer, viajara en el último minuto a París para sumarse al diálogo de sus homólogos francés y ruso, bastó para dar pie a conjeturas. Algunos especularon que se había convocado a una reunión de emergencia para evitar fisuras de última hora en el bloque opuesto a una guerra contra Irak.

¿Veto ad portas?

Pero la cohesión contra una intervención militar por lo visto no flaquea. Como para desvirtuar cualquier rumor en este sentido, los tres jefes diplomáticos se presentaron ante la prensa juntos, con un mensaje común: ni Rusia, ni Francia ni Alemania están dispuestos a permitir que se apruebe una nueva resolución, que allane el camino a una operación bélica. ¿Supone esto una amenazada de veto de los dos primeros, que ocupan un asiento permanente en el Consejo de Seguridad? Consultado al respecto, el ministro francés, Dominique de Villepin, se limitó a afirmar que "asumiremos nuestras responsabilidades", y que la postura gala está "en plena consonancia con los rusos". A un buen entendedor podrían bastarle estas palabras, considerando que el responsable de las relaciones exteriores de Moscú, Igor Ivanov, ya había ha aludido más de una vez a la posibilidad de vetar la propuesta estadounidense de constatar el incumplimiento de los dictados de la ONU por parte de Bagdad.

Faltando dos días para que el jefe del equipo internacional de inspectores, Hans Blix, presente su nuevo informe sobre el desarme iraquí, los frentes están bien definidos. En su nueva declaración conjunta, De Villepin, Ivanov y Fischer reiteraron su apuesta por las inspecciones, como instrumento efectivo para resolver pacíficamente la crisis. En este contexto, consideran alentadores los resultados ya obtenidos, como el desmantelamiento de los cohetes Al Samud-2, las entrevistas con científicos iraquíes y la disposición de Bagdad a entregar más información sobre sus programas de armas químicas y bacteriológicas. No obstante, también se sigue exigiendo a Saddam Hussein una cooperación más activa.

Visión alternativa

Joschka Fischer subrayó que la comunidad internacional está ante un momento decisivo. A su juicio, existe una oportunidad real de lograr el desarme pacífico y pleno de Irak, y de lograr una paz que abarque a toda la región. Claro está que estas apreciaciones no son en absoluto coincidentes con las del presidente estadounidense, George Bush, cuya visión para el futuro del Medio Oriente se basa en la premisa del derrocamiento de Saddam Hussein. De Villepin lo contradijo expresamente, destacando que una operación militar sólo generará más tensiones y odio.

En la Casa Blanca, entretanto, continúan las deliberaciones sobre la estrategia a seguir. Tras la clara toma de posición de Francia, Rusia y Alemania, parece evidente que la idea de someter a votación una nueva resolución en contra de Irak no prosperará en la forma que Washington esperaba. De ser así, Bush probablemente volverá a recurrir a su discurso inicial, según el cual la guerra ya estaría legitimada por la amenaza de "serias consecuencias" que contiene la resolución 1441 de la ONU. En consecuencia, la movilización de tropas continúa y cabe temer que no haya veto capaz de detenerla.