Cartes asume en Paraguay y declara guerra a la pobreza
15 de agosto de 2013
Horacio Cartes, uno de los empresarios más ricos de Paraguay, asumió este jueves (15.08.2013) la presidencia de su país declarando la guerra a la pobreza y poniendo término a un proceso de poco más de un año desde que el Parlamento destituyera al presidente Fernando Lugo y la comunidad internacional, especialmente la latinoamericana, considerara que ello rompía el orden democrático.
Pero eso quedó en el pasado y ahora Cartes buscará romper el aislamiento al que fue sometido su país. Un paso en ese sentido se dio claramente durante la ceremonia de cambio de mando, donde salvo Venezuela, todos los países del subcontinente estuvieron presentes.
Cartes, del Partido Colorado, gobernará Paraguay durante los próximos cinco años. Propietario de un banco, varias tabacaleras y una fábrica de bebidas gaseosas, entre otras empresas, Cartes llega a la presidencia con un amplio respaldo del Congreso y expectativas moderadas, liderando el retorno del conservador Partido Colorado al poder que ejerció durante seis décadas hasta el 2008. Los colorados tienen mayoría en la Cámara de Diputados y Cartes alcanzó un acuerdo con la oposición que aseguraría la gobernabilidad.
¿Retorno a Mercosur?
Brasil, Argentina y Uruguay han manifestado abiertamente sus intenciones de que Paraguay vuelva a formar parte del bloque, del que fue suspendido tras la destitución de Lugo. La presencia en el cambio de mando de los mandatarios de Argentina, Brasil y Uruguay fue interpretada por el Gobierno paraguayo como una señal de acercamiento.
En el discurso de 27 minutos que dio tras asumir el poder, Cartes se dirigió a los jóvenes, que componen el 62 por ciento de la población paraguaya, llamándolos a actuar con “sana rebeldía”. “Ya no les puedo pedir paciencia. Nosotros tenemos la obligación de prepararlos adecuadamente para el mundo globalizado y de alta competitividad en que vivimos”, sostuvo. Sin embargo, el eje de sus palabras estuvo en la pobreza, a la que declaró la guerra.
“Si dentro de cinco años, al concluir el mandato, no hemos reducido sustancialmente la pobreza, serán estériles todas las obras. Por eso reitero que nuestra obsesión es ganar cada batalla en la guerra que hoy declaramos a la pobreza", dijo, añadiendo que no pretende “prolongar fracasos ni defraudar expectativas”. También afirmó que “la gente no quiere ni pide limosnas: reclama oportunidades”.
DZC (Reuters, dpa)