Captura de CO2: cuando salvar el clima requiere petróleo
15 de junio de 2021Cada segundo llegan grandes cantidades de CO2 producidas por la actividad humana a la atmósfera. En conjunto, generamos cerca de 40 gigatoneladas (Gt) al año, principalmente por la quema de combustibles fósiles para energía, electricidad y transporte.
Según los estudios, si se mantienen las emisiones actuales, la posibilidad de evitar un calentamiento peligroso disminuirá rápidamente. Los países se encuentran en una carrera contrarreloj y una tecnología se presenta como indispensable para evitar un cambio climático "desenfrenado”: la captura y almacenamiento de carbono (CAC o CCS, pos sus siglas en inglés: carbon capture and storage).
"No estamos hablando de una receta mágica contra el cambio climático, sino de una entre muchas”, dice el diputado demócrata estadounidense Sheldon Whitehouse. Es uno de los ecologistas más comprometidos del Senado: "Una de esas soluciones tiene que ser la captura de carbono”.
Actualmente hay 26 proyectos de CAC en todo el mundo. En conjunto, pueden capturar y almacenar unos 40 millones de toneladas de dióxido de carbono al año. Para ello, el CO2 se conduce a formaciones geológicas profundas o se bombea en antiguos yacimientos de petróleo y gas. Según el Global CCS Institute, una organización internacional que promueve la expansión de esta tecnología, hay más de 40 proyectos adicionales en construcción o en fase de planificación avanzada en casi todos los continentes.
El reciente informe de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) titulado"Net Zero by 2050" describe la CAC como uno de los siete pilares necesarios para lograr la neutralidad climática a mediados de siglo y limitar con ello el calentamiento global. Haciéndose eco de análisis anteriores, afirma que a medida que ampliamos sistemas de energías renovables sin emisiones, debemos construir miles de plantas de CAC en todo el mundo con la capacidad de enterrar de tres a siete Gt de CO2 al año, lo que equivale a hacer funcionar la industria mundial de los combustibles fósiles en sentido inverso.
No obstante, expertos como Michael Mann, director del Centro de Ciencias del Sistema Terrestre de la Universidad Estatal de Pensilvania y autor del libro "La nueva guerra del clima”, temen que apoyarse tanto en la CAC "solo prolongará nuestra dependencia colectiva de los combustibles fósiles en beneficio de la propia industria y en nuestro perjuicio colectivo”.
Utilizando CO2 para producir más petróleo
Durante décadas, la industria del petróleo y del gas ha considerado la CAC como la mejor solución para el medioambiente. La idea se remonta a la iniciativa de "carbón limpio" lanzada por el expresidente estadounidense George W. Bush en la década de 2000. Sus defensores sostenían que las emisiones de los combustibles fósiles podían limpiarse fácilmente. Para ello había que equipar las centrales eléctricas con tecnologías de captura para recoger lo que sale de sus chimeneas y enterrarlo.
Sin embargo, más del 80 por ciento de las instalaciones de CAC existentes utilizan el CO2 capturado y almacenado para producir petróleo. Así, en lugar de acabar con el modelo de negocio de las grandes petroleras, la CAC les permite "seguir manteniendo parte del pastel”, resalta Mann en un intercambio de correos electrónicos con DW.
Tras décadas de explotación, la mayoría de los yacimientos petrolíferos siguen albergando enormes reservas de petróleo difíciles de alcanzar. Para llegar hasta ellas, el gigante petrolero estadounidense Exxon fue pionero en desarrollar técnicas de inyección de CO2 en la década de 1970.
Cuando se inyecta CO2 en un depósito de petróleo ocurren varias cosas, según Manika Prasad, profesora del Departamento de Geofísica y directora del Centro de Multifísica de Rocas y Fluidos de la Escuela de Minas de Colorado: "El petróleo empieza a hincharse, aumenta de volumen y disminuye su viscosidad”.
La inyección de CO2 en estos yacimientos agotados "aumenta la presión”, lo que hace subir el petróleo restante. Esto, a su vez, permite producir más petróleo, añade Prasad. Al mismo tiempo, la mayor parte del dióxido de carbono inyectado queda atrapado, sustituyendo al petróleo que se almacenaba anteriormente en ese lugar.
Esta práctica, conocida como CAC y "recuperación mejorada de petróleo” o EOR, se utiliza ahora en todo el sector y permite a las empresas petroleras y de gas ahorrar millones de toneladas de carbono. ExxonMobil, por ejemplo, captura cada año más de 9 millones de toneladas de CO2 en acuíferos salinos profundos y en sus pozos de petróleo y gas. Exxon afirma que ha capturado más de 120 millones de toneladas de CO2 en las últimas décadas, lo que la sitúa a la vanguardia de la CAC.
Pero el origen del CO2 es calve. A menudo se pasa por alto el hecho de que la mayor parte del dióxido de carbono utilizado por las empresas petroleras y de gas en sus operaciones de EOR procede de yacimientos naturales, no de fuentes artificiales. Las empresas están utilizando dióxido de carbono que ya ha sido "secuestrado”. En Estados Unidos, más del 70 por ciento del CO2 utilizado para EOR se extrae de las minas, no se elimina de la atmósfera, según un informe de la AIE de 2019.
"El uso de fuentes naturales no proporciona ningún beneficio en términos de intensidad de emisiones del petróleo producido”, escribe la organización.
Las condiciones varían según el yacimiento. Pero, por término medio, cada media tonelada de CO2 inyectada por EOR puede forzar la extracción de otro barril o más de petróleo de la tierra. Capturar dióxido de carbono cuesta mucho dinero y encarece el gas. Por ello, las empresas intentan utilizarlo con moderación. Tratan de minimizar la cantidad que bombean en un pozo de petróleo. Como resultado, las emisiones de un barril de petróleo extraído de esta manera pueden superar lo capturado.
DW se ha puesto en contacto con Exxon para pedirle un comentario, pero hasta la fecha de publicación no ha habido respuesta.
Matemáticas climáticas cuestionables
Vicki Hollub, consejera delegada de Occidental Petroleum, un productor mundial de petróleo, gas y productos químicos, es una de las más firmes defensoras de la CAC en su sector. En un foro celebrado en la Universidad de Columbia de Nueva York el pasado mes de marzo, Hollub se comprometió a llevar a la empresa a una huella de carbono equilibrada para 2050. Para ello, quiere invertir en centros regionales de captura de CO2. El dióxido de carbono se inyectará directamente en los centros de producción de petróleo de la empresa.
Esto "nos permitirá extraer más reservas, pero con un nivel reducido de emisiones, ayudando a Occidental a proteger el medioambiente y el clima”, dice Hollub.
Hollub añade que los privilegios fiscales del gobierno estadounidense, recientemente ampliados, reducen el coste del carbono, que podrían utilizarse para aumentar la producción de petróleo, "lo que añade valor a nuestros accionistas”.
Pero a medida que la crisis climática se convierte en una emergencia climática, la adopción por parte de la industria de la EOR para producir petróleo "negativo en carbono” pone de manifiesto algunas de las preocupaciones que existen desde hace tiempo sobre la implantación de la CAC.
Aunque una parte del CO2 inyectado queda atrapado en los reservorios petrolíferos, el cálculo de la proyección neta cero "puede ser muy complicado”, afirma Laura Singer, directora de programas del Centro Payne de la Escuela de Minas de Colorado.
"Hay mucho margen de maniobra en estos escenarios de fin de producción”, añade Singer. Los cálculos no suelen tener en cuenta las emisiones creadas a lo largo de toda la vida útil del combustible en cuestión, sino que son mediciones más limitadas que se centran en su producción y no en la combustión posterior del producto. Si se incluyen, "se obtiene un resultado diferente”, dice.
Tratando los síntomas
En febrero, ExxonMobil dio a conocer su nueva estrategia de bajas emisiones de carbono. La empresa prometió destinar el 5 por ciento de su presupuesto a proyectos de CAC entre 2021 y 2025.
Sin embargo, según Domien Vangenechten, asesor político del grupo de reflexión sobre el clima E3G, existe un escepticismo general sobre la seriedad de los sectores del petróleo y del gas a la hora de abordar sus emisiones.
"En 2019, la CAC y las energías renovables representaron conjuntamente solo el 0,9 por ciento del gasto total de capital en la industria del petróleo y del gas”, afirma Vangenechten.
Vangenechten añade que la CAC podría ser útil para reducir las emisiones de industrias difíciles de descarbonizar como la del cemento, el hormigón, los productos químicos y el acero (estas industrias representan en conjunto alrededor del 12 por ciento del CO2 mundial), pero solo si esas emisiones se almacenan geológicamente.
"La CAC solo funciona de forma muy limitada en el sector energético, mientras que sin duda puede desempeñar un papel en la industria pesada, especialmente en la del cemento, donde hay alternativas menos viables”, dice Vangenechten.
En sí misma, la captura y el almacenamiento de carbono, especialmente cuando el CO2 se utiliza para la producción de petróleo, "no es una solución a la crisis climática”, señala la profesora de geofísica Manika Prasad.
"Con la CAC, solo tratamos los síntomas. No estamos llegando a la raíz del problema. Eso significaría producir menos CO2”, concluye.
(ar/ers)