Entre el arte y la sostenibilidad
11 de enero de 2011A comienzos de 1985, la entonces ministra de Cultura griega, Melina Mercouri, y su par francés, Jack Lang, aguardaban la salida de un vuelo en un aeropuerto de Europa conversando animadamente sobre diferentes ideas. De la conversación surgió el concepto de la ex cantante Melina Mercouri de nombrar rotativamente a una ciudad europea ‘Capital de la Cultura'. Su intención era crear una instancia que pusiera de relieve los valores y la belleza en la época en que Grecia presidía el Consejo de la Unión Europea.
La UE, que se ocupaba principalmente de las subvenciones agrarias, debía pasar a convertirse en una comunidad cultural, dijo Melina Mercouri en 1985 durante una entrevista con Deutsche Welle: “Creo en el intercambio cultural, y pienso que la UE no debe ser sólo una unión de papas y tomates, sino también un lugar de intercambio para los trabajadores del arte”, dijo la artista.
Atenas, primera capital cultural
Dicho y hecho: la ministra de Cultura griega declaró a Atenas como la primera capital de la cultura europea. Pero el encanto sólo duró lo que un verano, y los inicios fueron muy modestos. Luego, a Atenas le siguieron Florencia, Amsterdam, Berlín y París. Y el evento siguió creciendo cuando se nombró a Glasgow centro de la cultura europea en 1990.
La presentación de candidatura para competir como capital de la cultura ha aumentado en complejidad, y se realiza a través de la presentación de planes y estrategias, al igual que para la elección de las ciudades sede de las Olimpiadas. En 2004, diez nuevos países ingresaron a la Unión Europea, por lo cual hay, entretanto, para los 27 Estados miembros, un mínimo de dos ciudades capitales de la cultura por año, explica John Macdonald, de la Comisión Europea en Bruselas: “Cuando llegaron los nuevos Estados miembros notamos que una sola ciudad no era suficiente. La rotación entre todos los países hubiera tomado demasiado tiempo. Y, para que los países del Este europeo no tuvieran que esperar tanto, el Consejo de Ministros introdujo la costumbre de elegir dos capitales culturales por año”, dice John Macdonald.
De los primeros conciertos al mega evento
Todo comenzó con una serie de conciertos y exposiciones. En la actualidad, las capitales culturales ofrecen cientos de actividades en casi todas las ramas del arte. Tesalónica, Weimar, Porto o Cork también sacaron provecho de su año como capital cultural europea. De acuerdo con John Macdonald, vocero del Comisario de la Unión Europea, la UE aspira a que el título de ‘capital cultural' no tenga sólo un efecto a corto plazo, sino que atraiga actividades duraderas. “Aunque el año como capital de la cultura haya pasado, el eco debería continuar. La sostenibilidad es un criterio muy importante en la elección de las ciudades”, dice Macdonald.
Efectos a largo plazo
El objetivo es lograr poner en marcha proyectos concretos, como la renovación de centros culturales y la construcción de nuevos edificios para ese fin, así como también la transformación de áreas industriales en desuso para ponerlas a disposición de actividades artísticas.
La ciudad francesa de Lille convirtió doce fábricas en centros de cultura en 2004. En Luxemburgo, que fue capital cultural de Europa en 1995, se inauguró un Museo de Arte Moderno. “Son ejemplos de que ciertos proyectos se hacen realidad cuando una ciudad es capital de la cultura”, señala John Macdonald, de la Comisión de la UE.
La cultura como factor económico
Un estudio de la Comisión de la Unión Europea prueba que, por lo general, las ciudades designadas como capital de la cultura se benefician con el título honorífico. El historiador alemán Jürgen Mittag, del Instituto de Investigación de Movimientos Sociales resalta que las iniciativas se han vuelto gigantescas. Cuando Essen fue elegida capital cultural de la Cuenca del Ruhr en 2010, 53 ciudades se unieron para llevar a cabo miles de proyectos. “No es sólo un evento de verano para celebrar la identidad europea, sino un inmenso factor económico y mediático que moviliza a regiones enteras y que ha tomado enormes proporciones, impensables en 1985”, apunta el historiador.
La Cuenca del Ruhr contaba en 2010 con 65 millones de euros, patrocinados por las ciudades y por donantes privados. La Unión Europea sólo provee la suma inicial de 1,5 millones de euros, y las ciudades tienen que obtener dineros públicos y privados.
…Y la ganadora es...
Las ciudades de Europa hacen cola para lograr el codiciado título. En la actualidad, las presentaciones para la candidatura deben hacerse con seis años de anticipación. La capital de la cultura es elegida por el Consejo de Ministros de la UE en elecciones secretas. Ciudades capitales de la cultura en 2011 son Tallin, capital de Estonia, y Turku, una ciudad portuaria del sudoeste de Finlandia.
La capital estonia, Tallin, se centrará en la presentación de historias relacionadas con la tradición marítima, y Turku, situada en la costa del Mar Báltico, resaltará el carácter de sus habitantes. En 2012, les sucederán Guimaraes, en Portugal, y Maribor, en Eslovenia. En 2013, serán Marsella, en Francia, y Kosice, en Eslovaquia.
Autor: Bernd Riegert/ Cristina Papaleo
Editor: Pablo Kummetz