Canta y no llores
10 de junio de 2008Sobre la base de los lamentos, un músico compone una pieza para coro e instrumentos. La obra será presentada con bombos, piano y platillos en septiembre próximo en el marco de dos conciertos públicos que tendrán lugar en la Filarmonía de la ciudad.
Todo comenzó a fines de abril con 50 integrantes. A través de Internet y de la propaganda boca a boca, pronto el coro adquirió proporciones mayores. Alrededor del 80 por ciento de sus integrantes ya tiene experiencia de canto, por lo que el aspecto artístico está bastante asegurado.
Tragedias envueltas en papel de comedia
El libreto incluye numerosas quejas sobre la impuntualidad de los Ferrocarriles Alemanes y frases de una irresistible ingenuidad como "hallo totalmente detestable que de comer se engorde". Una queja algo más compleja está dirigida a las jóvenes madres que con su cochecito de bebé bloquean el carril para bicicletas. "Tenemos derecho, porque nosotras aseguramos que los alemanes no se extingan", contesta la sección femenina del coro.
Los temas sobre la gran política mundial más bien escasean. El coro se entiende a sí mismo como una posibilidad de pasarla bien y una especie de "psicoterapia", en la que las grandes y pequeñas tragedias de la vida cotidiana vienen envueltas en papel de comedia.
El "canto de quejas de la comunidad", como se denominó originalmente, nació en el frío norte, en Helsinki. Fue una idea de dos artistas: Tellervo Kalleinen y Oliver Kochta-Kalleinen. Durante un paseo invernal, la pareja llegó a la conclusión de que la energía que los seres humanos invierten en quejarse bien podría transformarse en algo positivo y contagiante.
Forma de expresión de los neuróticos urbanos
Luego de un proyecto piloto en Birmingham, ahora existen "coros de quejas" en veinte países. "Canta con otros lo que te aqueja y serás feliz" es la consigna del ahora movimiento mundial. Para fines de año está planeado incluso un gran festival del canto de lamento en Seúl, la capital de Corea del Sur. Hace poco tuvo lugar uno en Berlín, en el marco de la Bienal de Arte Contemporáneo.
¿Los coros de quejas como forma de manifestación de sentimientos negativos que plagan a los neuróticos urbanos? Parece que, con el canto de los lamentos, muchos de nuestros contemporáneos han hallado una forma civilizada de manejar el exceso del pesimismo típico de las grandes metrópolis.
El director general de la Filarmonía de Colonia, Louwrens Langevoort, ve en el coro de las quejas no sólo una posibilidad de hacer publicidad para sus conciertos "serios", sino también para la música "casera" en general. "La gente debe volver a cantar, también los niños en las escuelas", agrega.
Veinte coros de las quejas hay ya en el mundo, pero ninguno todavía ni en España ni en América Latina: algo que podría resolverse con un nuevo coro de los lamentos. ¿Qué esperamos? Quejas seguramente no faltan.