Camino hacia la siguiente ronda
19 de junio de 2004
Cerca de las 6 de la tarde en Alemania. Las calles están vacías. Casi casi se podría escuchar una aguja caer. Los alemanes, no todos obviamente, pero si una buena parte, especialmente masculina, se encuentran reunidos en salas, bares o en plazas con grandes pantallas, en espera del juego Alemania-Letonia.
El honor alemán está en juego en el estadio de “Bessa Siglo XXI” en Oporto, Portugal. A lo largo de los últimos días, especialmente desde la mañana de este sábado 19 de junio, radio y televisión informa sobre estrategias, debilidades del contrario, poderío del equipo germano. Cada jugador ha sido analizado con detalle y hasta el cansancio. Contamos con radiografías de cada uno de los once que luchan por el orgullo de su nación.
En las ventanas de muchas casas se ve la bandera alemana, en las calles los más fanáticos van vestidos con los colores nacionales, negro, rojo, amarillo. Y en la radio escuchamos una y otra vez melodías de canciones de moda, a las que se les ha cambiado la letra y nos hablan de victoria, obviamente la de los alemanes en Portugal.
Será un juego difícil
La noticia de los últimos días: los antecesores de Oliver Kahn, el guardameta germano, son letones. ¡Oh, Dios mío! Unos ríen, los otros concluyen tras largos análisis, que no hay motivo de preocupación, la sangre letona en las venas de Kahn no influirá, el guardameta y capitán del onceno germano no dará oportunidad a que los representantes de sus ancestros le metan un gol.
Alemania debe ganar el encuentro contra Letonia. Los expertos hablan preferentemente de una victoria de dos goles, para no tener ningún problema en la carrera hacia la final. El público en general no tiene dudas, Alemania ganará. Después de todo, Letonia no tiene renombre como país futbolero. Pero los expertos prefieren protegerse: “En estos tiempos ya no hay buenos ni malos, en el ámbito del fútbol todos son poderosos”, se escucha a los “Herren Expertos”, explicar lo difícil que podría ser el encuentro.
El camino hacia el Olimpo
Pero, y eso lo saben a estas alturas incluso los que no aman tanto el fútbol, el equipo alemán es un equipo que florece en los torneos, en donde a medida que avanzan van descubriendo las grandes virtudes germanas: disciplina y tenacidad en el combate.
Un Ballack, un Kuranyi y un Schweinsteiger lo lograrán bajo la batuta de Rudi Völler, a quien, de realmente llevar a su equipo hasta la final, le está prometido un lugar en el Olimpo germano… pero esperemos, un juego tiene 90 minutos y todo puede pasar.