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"Cambios en México deben venir desde dentro"

María Santacecilia (VC)9 de noviembre de 2014

Javier Camarena es la cara más luminosa de un México que llora por los 43 estudiantes. Gracias a su pirotecnia vocal, hizo historia en el Metropolitan de Nueva York y acaba de triunfar en Madrid.

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Imagen: Javier del Real/Teatro Real/Madrid

Deutsche Welle: ¿Cuándo sintió usted la llamada de la música?

Javier Camarena: Desde pequeño estuve siempre involucrado en cosas musicales: participé en coros de niños, en coros de iglesias... En el conservatorio estudié flauta travesera, pero, en aquel momento, la prioridad era hacer bien la preparatoria. Después, tras dos años en ingeniería mecánica, me decidí a abandonar la universidad para dedicarme a la música. No fue fácil para mis padres digerirlo. En México si dices que estudias música, te preguntan que qué otra cosa “seria” haces. No siempre se conoce ni se valora lo que una carrera en las artes implica. Es un camino sacrificado y exigente, pero allí esa conciencia no existe. Tuve largas discusiones con mi familia, con mi mamá que me decía que iba a acabar barriendo calles. Yo les dije: “Bueno, barreré calles, pero seré feliz.”

¿Cómo y cuándo decidió marcharse de México?

En 2004 gané el concurso nacional de canto en el Palacio de Bellas Artes. Ello me dio la oportunidad de debutar precisamente con La hija del regimiento en el máximo recinto cultural del país. Después me salieron muchas oportunidades de trabajo, me presenté al concurso Francisco Viñas en Barcelona, fui al estudio ópera de Marsella… Trabajé mucho en México: ópera, conciertos… Eso fue muy interesante, pero llegó un punto en que supe que si me quedaba en mi país iba a estancarme. Yo quería prepararme y desarrollarme, sobre todo con la idea de trabajar con el maestro Francisco Araiza, en Zúrich.

Javier Camarena acaba de cosechar un gran éxito en el Teatro Real de Madrid.
Javier Camarena acaba de cosechar un gran éxito en el Teatro Real de Madrid.Imagen: Javier del Real/Teatro Real/Madrid

¿Qué referentes vocales tiene en el mundo de la ópera?

Por su desempeño y seguridad en el escenario, Alfredo Kraus, definitivamente. Admiro su técnica y salud vocal. Así es como yo quisiera conducir mi carrera. Mi maestro Francisco Araiza también. El es uno de los grandes tenores rossinianos y mozartianos que ha dado mi país y es también un gran referente en ese repertorio. Pero también me gusta especialmente Fritz Wunderlich. De él me encanta su forma de comunicarse por medio del canto, como Araiza. Ambos son grandes comunicadores. En cuanto a timbre, Wunderlich es el que más me gusta.

No tiene usted complejos a la hora de mezclar repertorios. En su disco Recitales hay tanto canciones populares mexicanas como piezas líricas. ¿No teme la reacción de los puristas de la ópera?

No. Recitales es un disco de canción, que integra lo mejor de tres recitales pensados para público mexicano. Siempre en todos mis conciertos hay una parte muy formal de ópera, pero en las propinas suelo ofrecer música mexicana. Además me gusta mucho el bolero y la tradicional ranchera.

Sin miedo a los críticos…

A los críticos…. Mejor no entremos en eso (Risas…) En serio, mi trabajo no puede concentrarse en dar gusto a los críticos. Yo actúo como tenor belcantista y ofrezco partes que son muy mías, que conforman mi espíritu y mi alma de cantante. A fin de cuentas, son mis raíces y es lo que yo disfruto. Me gusta disfrutar con mi trabajo.

Javier Camarena Tenor in La Fille du Regiment beim Teatro Real de Madrid
"Para mí, todo sigue siendo un descubrimiento", asegura Camarena.Imagen: Javier del Real/Teatro Real/Madrid

¿Cómo vive los últimos acontecimientos en México?

Es triste y me duele que esa sea la situación. Pero mi trinchera es seguir haciendo lo mejor posible mi trabajo, que habla bien de mí, de mi país y de la gente. México tiene un alma de madera fina, que trabajándola es preciosa. Esa es su gente. Hacer mi trabajo lo mejor posible supone una pequeña luz e implica que, cuando se quiere, se pueden hacer cosas, romper paradigmas, ideologías… La vida es corta, como para no hacer lo que uno ama. Vale la pena luchar por los sueños. Ese es mi compromiso. Yo estoy relativamente activo en las redes sociales. La gente me dice que les da gusto que, entre todas las noticias tristes del país, les alegra leer un éxito mío. Eso es un aliciente.

El caso Iguala ha tenido una enorme repercusión en todo el mundo. ¿La presión internacional puede ayudar a que las cosas cambien en México?

Puede haber presión por todos lados, pero, como todo en la vida, los cambios se tienen que producir desde dentro.

Ha hecho usted una carrera de fondo, pero su nombre salta a los medios y su popularidad se dispara cuando sucede lo del Metropolitan de Nueva York. ¿Cómo se lo toma usted?

Es parte del proceso. Hay acontecimientos que tienen una repercusión mucho más grande. Yo mismo no sabía esta parte anecdótica del Metropolitan, el hecho de que solo Pavarotti y Juan Diego Flórez habían hecho un bis durante la función. Cuando me enteré, me di cuenta de la repercusión que iba a tener. Pero yo sigo pensando que estoy al principio de mi carrera. Para mí, todo sigue siendo un descubrimiento. Yo no soy un tenor respaldado por una gran discográfica. Mi único soporte es mi trabajo y hoy día Internet es una gran herramienta y un gran medio de comunicación. En las redes sociales hay gente que me lleva siguiendo desde mucho tiempo antes de lo del Metropolitan.

En 10 años ¿cómo se ve usted profesionalmente?

Espero seguir teniendo una salud vocal basada en una inteligente selección de repertorio y seguir trabajando con una técnica vocal sana. Me veo en un repertorio mucho más lírico: Lucias, Roberto Devereux, Traviatas, Rigolettos... Y con una carrera mucho más consolidada que espero seguir respaldando con la excelencia en mi trabajo.

Nacido en Xalapa, Veracruz (México) en 1976, la de Javier Camarena es una carrera de fondo marcada por un hito en el Metropolitan de Nueva York. Camarena se convirtió en 2014 en el tercer cantante -lo precedieron Luciano Pavarotti y Juan Diego Flórez- en ofrecer un bis en el templo de la ópera estadounidense. Ahora acaba de repetir una hazaña similar en el Teatro Real de Madrid, cuando el público le pidió que repitiera el aria "Ah, mes amis", de la ópera La hija del regimiento, de Gaetano Donizetti. La pieza contiene nueve "Dos" de pecho, que el tenor mexicano resolvió con su habitual excelencia. Saldo de la noche: 18 "Dos de pecho" y un nuevo hito en la carrera de Camarena, que ha entrado por la puerta grande en la historia de la ópera.