Entrevista a Klaus Töpfer
19 de julio de 2012Deutsche Welle: ¿Cree usted que el ser humano tiene la culpa del cambio climático?
Klaus Töpfer*: Nunca he `creído´ en ello; creer es algo que me reservo para la Iglesia. Me esfuerzo en entender los resultados que presentan los científicos. Y por eso afirmo que sería irresponsable no ocuparse del cambio climático dadas las pruebas científicas con las que contamos.
Alguna vez afirmó que el cambio climático ya no se puede evitar….
Sea que el cambio climático –como algunos opinan- es sólo una oscilación natural o sea que es provocado en buena parte por el ser humano, es un hecho que el clima cambia y que tenemos que adaptarnos. Ya no se trata de que pensemos en ello, sino de que actuemos. Tenemos que ver cómo logramos una estructura agrícola que produzca frutos más resistentes al clima. Tenemos que prepararnos para lluvias más intensas y para sequías. Si bien es cierto que antes también las había, ahora son más intensas y más frecuentes. Que el clima cambia nadie lo niega, por eso la cuestión es más bien, ¿cómo nos adaptamos a ello?
Se habla ahora de que queremos lograr que el incremento se limte a dos grados Celsius y no llegue a cuatro. ¿Hace de verdad una diferencia si la temperatura global aumenta en dos o en cuatro?
¡ Pero, por supuesto! Estamos ante temperaturas promedio. Cuando hablamos de dos grados, sabemos que en el Ártico la diferencia será mayor. ¡La diferencia de dos puntos es abismal! El problema radica en que el menor cambio en la temperatura tiene consecuencias en la estabilidad de la naturaleza. Lo vemos ya en Alemania y en el África es evidente.
¿Como que las sequías son más severas?
Sí y como los problemás más graves a los que nos enfrentaremos. Justo en esa región, la inestabilidad de la naturaleza se nota ya en las sabanas. Basta mirar el norte de Kenia para saber la importancia de que nos tomemos en serio el tema.
¿Qué soluciones habría para el norte de Kenia? La gente tiene que seguir viviendo allí a pesar de las sequías y a pesar del cambio climático.
Por fin se ha entendido que no se trata sólo de hacer perforaciones para abrir fuentes de agua, sino que se trata también de mejorar la recolección de agua de lluvia. Contamos ya con las tecnologías apropiadas. En el campo energético, Kenia es un buen ejemplo. En Rift Valley, una formación geológica joven, hay mucho gas natural. Allí tres empresas geotérmicas se encargan de producir electricidad. Según cálculos, tiene una capacidad de 20.000 megavatios, es decir superior a la de 20 centrales nucleares.
La próxima cumbre sobre el clima tendrá lugar en Catar, el país con mayores reservar de gas y petróleo y con una emisión per cápita superior al promedio mundial. ¿Es por sentar un precedente o por subrayar la resignación que la conferencia tiene lugar ahí?
Se podría interpretar como resignación, pero eso sólo significaría una huída de la realidad del mundo. Catar es un país en donde se puede aprovechar el sol en grandes cantidades. Sabemos que es ahí donde tienen que empezar a cambiar las estructuras económicas para que no se convierta de un exportador de energía a un importador, ahora que la era del gas y el petróleo se acerca a su fin. Es decir, uno podría resignarse, pero yo no lo hago.
Más bien creo que, al fin, vamos a llegar a una discusión razonable con los países productores de gas y petróleo. Vamos a dejar claro que en un mundo que pronto tendrá ocho mil millones de habitantes las energías renovables son imperiosas. Ahora lo niegan sólo los que viven en el pasado. Ahora es importante dejar claro que el cambio energético no es un peso, sino una oportunidad.
*Klaus Töpfer, político alemán cristianodemócrata. De 1987 a 1994 fue ministro de Medio Ambiente. De 1998 a 2006 presidió el programa de Medio Ambiente de Naciones Unidas en Nairobi (UNEP). En 2009 pasó a dirigir el Institute for Advanced Sustainability Studies (IASS) en Potsdam.
Autora: Judith Hartl/mb
Editora: Emilia Rojas