California: las disculpas pendientes a los japoneses
19 de febrero de 2020Los estadounidenses con raíces japonesas celebran el 19 de febrero el Día del Recuerdo. Ese día, en 1942, el entonces presidente Franklin D. Roosevelt firmó el decreto ejecutivo 9066, un documento que hizo posible que unos 120.000 estadounidenses de origen japonés fueran encerrados en campos de concentración en la costa oeste de Estados Unidos.
Este año, el día siguiente al Día del Recuerdo tendrá un significado especial: este jueves (20.02.2020) se espera que la Legislatura Estatal de California apruebe una resolución en la que se pidan disculpas a todas las víctimas del internamiento racista, 75 años después del final de la Segunda Guerra Mundial.
"Quiero que los legisladores de California se disculpe mientras los sobrevivientes del campamento todavía vivan", dijo Al Muratsuchi, miembro de la Legislatura de California que inició la resolución. Muratsuchi, nacido en Japón, es una de las 430.000 personas con raíces japonesas en California. Esto convierte al "Estado Dorado" de la costa oeste de EE.UU. en el de mayor población de origen japonés en ese país.
Miedo a posibles espías japoneses
Después del ataque japonés a Pearl Harbor, Hawai, el 7 de diciembre de 1941, estalló el pánico en EE.UU.. Las personas con raíces japonesas eran vistas como posibles espías del enemigo. Después de que el presidente Roosevelt despejó el camino para el internamiento de los estadounidenses de origen japonés, muchos fueron privados de su libertad. A los sindicados se les permitió llevar sólo lo que podían cargar, y perdieron sus trabajos, negocios, casas y prácticamente todo lo que poseían. Dos tercios de ellos eran ciudadanos estadounidenses.
Los campos a los que eran llevados se conocen ahora en Estados Unidos no sólo como "campos de internamiento", sino también como "campos de concentración". En el lugar había poca privacidad, la gente dormía en colchones de paja. Dos de los campos estaban en California, otros, de un total de 10 instalaciones, estaban ubicados en Arizona, Arkansas y Utah. El último campo cerró en 1946.
Incluso después del cierre de los campos, las víctimas tuvieron que luchar. La xenofobia y el miedo entre la población no se desvaneció simplemente con el fin de la guerra. Y muchos estadounidenses con raíces niponas nunca lograron recuperarse completamente después de perder sus negocios familiares.
Siete personas, dos habitaciones
Mary Murakami de San Francisco, que fue recluida con su familia en un campo de concentración en Utah cuando tenía 14 años, compartió su historia con Deutsche Welle en 2016. En la noche del 7 de diciembre de 1941, después del ataque japonés a Pearl Harbor, "todo estaba muy tranquilo aquí en la 'bario japonés' de San Francisco", dijo Murakami a DW. "Cuando miramos por la ventana, vimos al Ejército estadounidense. Los hombres estaban parados hombro a hombro en la calle, de una acera a otra. No se podía entrar o salir de nuestro vecindario. Fue entonces cuando supimos que las cosas irían muy mal para nosotros".
En los campos de internamiento, la gente estaba hacinada en espacios muy pequeños. "Nos metieron en los cuarteles con unas 200 personas. A cada familia se le asignó un número; nosotros éramos el número 22416", recordó Murakami. "Tuvimos suerte porque mi hermana pudo organizar dos habitaciones para nuestra familia de siete, una para mis padres y hermanos, y otra para las chicas. En realidad, sólo habríamos conseguido uno".
Había una letrina comunitaria para todas las familias en una barraca. Los baños estaban uno frente al otro sin puertas, lo mismo pasaba con las duchas.
California asume la responsabilidad
Ya en 1988, el gobierno de Estados Unidos se disculpó por la privación de derechos civiles y el trato inhumano, pagando a cada víctima una indemnización de 20.000 dólares. Ahora, la disculpa de California no incluye una compensación monetaria. Sin embargo, se pretende que esta sea una señal de que California reconoce su papel en acontecimientos que han causado tanto sufrimiento.
(ct/cp)
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