Cada vez más israelíes se asientan en Cisjordania
31 de julio de 2015La policía israelí sospecha que el ataque incendiario perpetrado este 31 de julio contra la casa de una familia palestina en la localidad cisjordana de Duma es la respuesta de judíos radicalizados a la decisión del Gobierno de Benjamin Netanyahu de demoler dos edificios en la urbanización de Beit El y evacuar a cientos de colonos que protestaban en otro asentamiento. El propio Netanyahu describió el suceso como un acto de terrorismo.
El secretario general de la Organización para la Liberación de Palestina, Saeb Erekat, usó el término “terrorismo colono” y, en las redes sociales, algunos proponen hablar de terrorismo judío, a secas, como se habla desde hace mucho de terrorismo islamista. En todo caso, el suceso de este viernes (31.7.2015) ha vuelto a atraer la atención del mundo hacia los territorios ocupados de Cisjordania y hacia los israelíes que allí viven.
Viviendas asequibles en Cisjordania
Cabe decir que en los asentamientos judíos de Cisjordania no sólo residen extremistas religiosos y nacionalistas que alientan la política expansionista de Netanyahu o creen tener derecho bíblico a esas tierras. Cada vez más personas sin filiaciones políticas o ideológicas prominentes se mudan a esas urbanizaciones por razones económicas; sus vecindarios están llenos de estudiantes, familias y judíos recién llegados de otros países.
Muchos de ellos terminan en los territorios ocupados porque no pueden costearse un apartamento en Haifa o Tel Aviv. Lo que complica esta constelación de circunstancias es la siguiente pregunta: ¿por qué son tan llamativas y asequibles las viviendas en Cisjordania? La organización de derechos humanos israelí B’tselem argumenta que el costo de la vida en esa zona es más bajo porque el Estado israelí lo subsidia.
Una constelación éticamente problemática
Israel concede créditos atractivos y vende terrenos baratos en los territorios ocupados a través del Ministerio para la Construcción; su Ministerio de Educación le ofrece contratos ventajosos a los docentes dispuestos a dar clases en los colegios erigidos en Cisjordania; y también las carteras de Agricultura, Comercio y Turismo ofrecen incentivos de ese tenor.
Los funcionarios públicos reciben pagos per cápita mucho más altos en los territorios ocupados que en Israel. Todo esto es problemático en términos políticos, éticos y de justicia. Está claro que las tierras de Cisjordania tienen una importancia estratégica para Israel porque lo abastecen de agua y amplían de facto su superficie. Pero las colonias judías allí construidas son ilegales desde el punto de vista del Derecho Internacional.
Negociaciones de paz truncadas
Las casas construidas en esa región representan un obstáculo serio para llegar a la solución de los dos Estados, la meta de las negociaciones de paz entre palestinos e israelíes. La red de asentamientos judíos hace muy difícil dibujar el mapa del territorio sobre el que se fundaría el Estado palestino. Desde 2003, ponerle un alto a la construcción de nuevos asentamientos es la condición de los palestinos para continuar con el proceso del paz.
La respuesta de Israel: propiciar que más y más de sus ciudadanos se muden a los pueblos y urbes medianas ubicadas en las tierras palestinas expropiadas. Según la organización no gubernamental B’tselem, la tasa de crecimiento anual de los pobladores de Cisjordania es del 4,4 por ciento. De cara al proceso de paz palestino-israelí, da prácticamente igual que los colonos sean extremistas religiosos y nacionalistas o no.