Cómoda ventaja de la derecha en Francia
9 de junio de 2002Tres temas preocupan actualmente a los franceses: la lesión del muslo de Zinedine Zidane, el resultado del French Open y el próximo Tour de France, que se dice fue inventado para evitar crisis de gobierno durante las vacaciones veraniegas.
El letargo del electorado francés llama la atención, teniendo en cuenta que sólo ha pasado algo más de un mes desde la inesperada y amarga derrota del ex primer ministro socialista, Lionel Jospin, y el no menos sorpresivo éxito de la extrema derecha en la primera vuelta de los comicios presidenciales.
Causas claras
Ya ha quedado claro por qué la izquierda perdió lastimosamente la oportunidad de llegar a la presidencia: entre otras cosas, por su aburrida campaña pero, sobre todo, debido a la dramática atomización de las candidaturas de su bando. Nada menos que cuatro variantes de comunismo, así como varios candidatos verdes y socialistas, mermaron la votación de Jospin.
La consecuencia fue el avance del Frente Nacional y la posterior movilización cívica, sin precedentes, contra Jean Marie Le Pen, en la segunda vuelta de las presidenciales. Gracias a ello, Jacques Chirac logró la reelección con un 82% de los votos, el 5 de mayo.
Dejá vu
Los políticos parecen no haber aprendido la lección de los últimos acontecimientos. Rara vez hubo en Francia una campaña tan poco entusiasta. Y, peor aún: con un promedio de 15 candidatos por distrito electoral, amenaza con repetirse, a nivel regional, el dilema de los comicios presidenciales.
En consecuencia, lo más probable es que en múltiples circunscripciones haya una segunda vuelta electoral y que, en cada una de ellas, se enfrente un candidato democrático (derechista o izquierdista) con uno de la extrema derecha.
Sin aliento
Es dudoso que la solidaridad de los demócratas se manifieste esta vez del mismo modo que en la elección de Chirac. Los electores conservadores no quieren arriesgarse a provocar una nueva "cohabitación" y esperan contar con mayoría propia en la Asamblea Nacional. Los votantes de izquierda, por su parte, no desean entregar su apoyo nuevamente a un candidato del bando contrario.
Tras los sorpresivos resultados de abril, los institutos demoscópicos se han vuelto muy cautelosos con sus pronósticos, aunque se prevé una mayoría de derecha. Pero cualquiera sea el desenlace de las elecciones parlamentarias, no será el reflejo nítido de la voluntad política ciudadana.
El alzamiento democrático que posibilitó en mayo el triunfo de Chirac sobre Le Pen, se ha quedado sin aliento. Y la extrema derecha seguirá echando a perder el juego de la democracia en Francia, como si nada hubiera ocurrido en las últimas semanas.