Cómo reaccionar a las teorías de la conspiración en Navidad
16 de diciembre de 2021No todos los que no se han vacunado creen en las teorías conspirativas. Algunos tienen reparos por lo rápido que desarrollaron las nuevas sustancias inmunizantes o porque circula mucha información tergiversada y ya no saben qué creer.
Esas personas, por lo general, están abiertas a escuchar si una persona de confianza trasmite lo que dicen los científicos sobre el tema. Pero, ¿qué hacer cuando los argumentos no sirven, porque el familiar en cuestión está convencido de conocer la verdad?
Parece simple, pero es muy difícil: guardar la calma, aunque la abuela o el tío empiecen a decir que se pretenden implantar chips con las vacunas. Eso no significa no rebatir. Pero quien pierda la paciencia y se ponga a gritar, hará que su interlocutor se cierre y, probablemente, acabe arruinándose la fiesta de Navidad.
La cuestión es: ¿qué se desea conseguir? Cuando se discute con parientes y amigos, no se trata solo de ganar un debate. Son personas con las que se tiene lazos afectivos y uno se pregunta cómo llegaron a tener tales ideas. ¿Qué les sucedió?
Emociones versus hechos
La psicóloga social Pia Lamberty y la autora Katharina Nocun describen en un libro titulado "Fake Facts" diversas causas por las que la gente se siente atraída por las teorías de la conspiración. Entre ellas se cuentan decepciones, temores y una sensación de verse superada por los acontecimientos.
Las narrativas conspirativas pueden servirles a esas personas como estrategia para no tener que confrontarse directamente con sentimientos desagradables o penosos. Así se encuentra rápidamente a un culpable de la propia desgracia: los políticos, la industria farmacéutica o los medios de prensa. De ese modo, el déficit emocional se puede soportar mejor.
"Los seguidores de teorías de conspiración creen con frecuencia ser poseedores de un conocimiento exclusivo y sienten que su tarea es propagarlo”, dice la psicóloga Sarah Kuhn, investigadora de la materia en la Universidad de Basilea. Tras ello puede esconderse el deseo de actuar de una forma valórica, pero también una falta de autoestima, que se eleva con los relatos conspirativos. En tales situaciones, los argumentos objetivos tienen pocas chances. Quien trata de llenar de ese modo un vacío emocional, no renunciará fácilmente a su estrategia.
Consejos básicos
Eso no implica que no se deba refutar lo dicho. "Se puede hacer notar las contradicciones en la argumentación”, dice Kuhn. Si se pone énfasis en los efectos secundarios de las vacunas, ¿por qué no ponerlo también en las secuelas de una infección?
Lo importante, según Kuhn, es no poner en evidencia al interlocutor, no dejarlo como estúpido. Eso no rescata a nadie de la ciénaga de las ideologías conspirativas. La psicóloga recomienda formular hechos y repetirlos, en lo posible de manera neutral y sin menospreciar a la otra persona.
Exponer los propios sentimientos, enunciados en primera persona, se cuenta entre los consejos básicos para las conversaciones orientadas a la solución de conflictos. Entre decir "me siento herido” o "tú me has herido”, hay una enorme diferencia. Lo segundo es un claro reproche, que con alta probabilidad provocará una reacción defensiva.
"Es importante exponer las actitudes o palabras que a uno le resultaron hirientes”, dice Sarah Kuhn. A diferencia de los rasgos de personalidad, las actitudes y declaraciones se pueden modificar y eso da la posibilidad al otro de reaccionar a la crítica, sin que se sienta rechazado como persona.
Una pausa en el debate sobre la pandemia
Es Navidad. ¿Será necesario hablar en esta ocasión sobre la pandemia, las vacunas o Bill Gates? Una posibilidad es ponerse de acuerdo, antes de iniciar el encuentro familiar, en dejar de lado el tema. Todos necesitamos una pausa.
Pero no solo necesitamos un respiro de lo que nos agobia, sino también experiencias gratas. "Las vivencias positivas compartidas refuerzan las relaciones y, dado el caso, podrían facilitar a los partidarios de las teorías conspirativas cambiar de opinión”, dice Kuhn.
En un artículo publicado por el semanario Die Zeit, un expartidario de ideologías de conspiración relató: "Finalmente no me convencieron los insistentes argumentos de los que querían demostrarme que estaba equivocado, sino las amistades perdurables con personas que no compartían mis peculiares ideas, pero veían en mi algo más que un mero desquiciado”.
(ers/ms)