Bélgica insiste en su método de recuento de casos COVID-19
4 de junio de 2020Funcionarios del sector turístico belga han acusado al profesor Steven van Gucht, jefe de enfermedades virales del Instituto Nacional de Salud (Sciensano) de arruinar su industria. Se quejaron de que nadie volvería a visitar el país, incluso si se les permitiera, por tener la mayor tasa de mortalidad por COVID-19 del mundo. Incluso la primera ministra Sophie Wilmes preguntó amablemente a Van Gucht y a sus compañeros del equipo de crisis de COVID-19, que llevan a cabo las actualizaciones públicas, si podían dejar de contabilizar la tasa de mortalidad de forma diferente a la de otras naciones.
"Pero nos negamos", dijo Van Gucht con una sonrisa, y agregó: "Le explicamos a la primera ministra por qué lo estamos haciendo de esta manera y ella lo aceptó. Lo que estamos haciendo es realmente una buena práctica y no deberíamos cambiarla."
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En la mayoría de los gráficos a nivel mundial se muestra a Bélgica como el país con el mayor número de muertes per cápita de Europa y uno de los más altos del mundo. Lo que Van Gucht describe como "buena práctica", lo detalló en una reciente entrevista con DW como transparencia radical. Un sistema que cuenta incluso los casos sospechosos de COVID-19 en la cifra nacional de muertes, independientemente de si la persona fallecida fue examinada.
En los primeros días de la pandemia, cuando el virus se extendía por los asilos de ancianos, a veces solo un pequeño porcentaje de los fallecidos se había sometido a una prueba, pero el 100 por ciento de las muertes se atribuían al coronavirus. En las últimas estadísticas del gobierno, más del 80 por ciento de las muertes en residencias de ancianos se confirmaron como casos de coronavirus mediante pruebas.
¿Quién cuenta a quién?
No existe una norma internacional para decidir quiénes murieron por COVID-19 y quiénes por otras causas, y eso ha llevado a los países a contar a los fallecidos de diversas maneras, a veces aumentando drásticamente el número de muertos después de cambiar un método nacional de cálculo.
Algunos países no cuentan las muertes en los hogares de ancianos en sus recuentos nacionales, sino solo las muertes en los hospitales, mientras que otra variación cuenta solo los fallecidos que se ha confirmado como infectados.
"Supusimos que tendríamos algún exceso en el recuento" con el método belga, dijo Van Gucht, añadiendo que estaba dispuesto a aceptarlo.
El virólogo explica que la mejor manera de comparar a los diferentes países es evaluando el exceso de mortalidad, el número de personas que han muerto por mes, este año en comparación con el año pasado. Cuando se examina así, dice Van Gucht, la tasa de mortalidad de Bélgica está a la par con otros países afectados por el virus.
Pero este método de tabulación también pone de manifiesto el sufrimiento del país. Un estudio de la Universidad VUB de Bruselas mostró que desde que el país estuvo en la Segunda Guerra Mundial y ocupado por los nazis no han muerto tantos belgas en un abril: 15,7 muertes por cada 1.000 personas en 2020, comparado con 16,3 muertes por cada 1.000 en abril del año 1941.
Bélgica ha registrado 9.505 muertes -la octava cifra más alta del mundo- y 58.615 infecciones -la 20ª más alta del mundo- hasta el martes (02.06.2020), según las estadísticas de la Universidad Johns Hopkins.
Van Gucht afirma que no le preocupa que, una vez que la crisis haya pasado y se confirmen todas las cifras internacionales, resulte que haya sobrestimado el número de muertos belgas. Confiesa que tiene una preocupación mayor: que incluso ahora puede estar subestimando el alcance de la pandemia.
(gg/vt)
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