Suspensión del diálogo Colombia-FARC: "buen momento para mayor claridad”
18 de noviembre de 2014A pesar de la oscuridad que rodea al secuestro del general colombiano por parte de miembros de las FARC, “creo que esto se va a resolver en positivo: blindando un poquito más el proceso, acordando ciertas reglas del juego. O con un acuerdo humanitario dejando claro qué se puede y qué no se puede hacer”, explica a DW Rafael Grasa Hernández, profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona y presidente del Instituto Internacional Catalán para la Paz.. El especialista en relaciones internacionales afirma que “la condición es que esto se resuelva rápidamente”.
Desde Europa, que sigue y apoya el proceso colombiano –como quedó patente en la reciente visita del presidente Juan Manuel Santos-, se subraya la esperanza de que la pronta liberación de los secuestrados permita proseguir con las negociaciones, si bien ejemplos del pasado permiten oscuros presagios.
Firmeza y debilidad
“Es verdad que hay ejemplos: las negociaciones en el Caguán terminaron después de un secuestro. Pero creo que no estamos en este caso. Aunque aún no estamos en un punto de no retorno, las dos partes pierden mucho si se levantasen de la mesa”, afirma Grasa Hernández. En su opinión, tanto la fortaleza del gobierno colombiano como la fragilidad del proceso de paz han sido puestas de manifiesto con la decisión de suspender la salida de los negociadores hacia La Habana, hasta que no se libere a los rehenes.
“Por un lado, el secuestro de un general no se había producido en 50 años de guerra y ameritaba una respuesta importante. El presidente es firme en el sentido de que deja claro que no se puede negociar así. Con todo, si esto se resuelve, serviría para remediar una de las debilidades que tenía el acuerdo marco: se hablaba de que se podía negociar aunque no hubiera alto al fuego, pero no establecía ningunas condiciones”, opina el analista catalán.
Oportunidad para ver más claro
“Este secuestro nos permitirá tener claridad de si los negociadores de las FARC pueden reaccionar, si tienen control sobre su tropa y si realmente quieren avanzar”, decía por otra parte a DW Viviana Rodríguez Peña, abogada colombiana de la organización Sisma Mujer.
Representando a mujeres víctimas de violencia –fuera y dentro del conflicto armado- la abogada colombiana resalta la importancia de un alto el fuego: “es la forma de garantizar que la sociedad civil no va a continuar siendo afectada por el conflicto. El momento en el que estamos reitera esa necesidad, pues mientras estamos negociando hay personas que mueren a diario, que desaparecen, que son desplazadas”.
Para la población sería lo peor
Según Carolina Morales Arias, sicóloga de Sisma Mujer, sería altamente peligroso que el proceso se detuviese ahí: “Podría convertirse en la corroboración de lo que han dicho ciertos sectores: de que es inútil el diálogo para buscar la paz.. Vendría una fuerte oleada de violencia, sobre todo en los sitios donde la confrontación es aún intensa. El escenario de polarización sería aún más complejo y sería inmensa la sensación de fracaso, pues tras un tercer intento infructuoso prevalecería la idea de que ésta no es la vía”.
Además, “representaría un riesgo mayor para la población y para todas las organizaciones del movimiento por la paz. Si este año ya ha habido incremento de amenazas a defensores de derechos humanos, cabe temer que si se detiene el proceso, el que hayamos contribuido se vaya a tomar como una forma de haber apoyado al otro bando y vaya a justificar el asesinato y la desaparición de los que quedamos en el medio”, subraya Rodríguez Peña. Las activistas de Sisma Mujer se encuentran en Europa informando sobre la especial situación de violencia a la que están sujetas las mujeres en Colombia.
Efectivamente, “para la población colombiana esto supone un doble problema”, dice Grasa Hernández, “pues si por un lado las expectativas son muy altas –y la mayor parte es favorable al proceso por lo cual el presidente Santos ganó la segunda vuelta-, la mayoría de los colombianos opina que no hay que hacer grandes concesiones a la guerrilla. Creo que la población estaría dispuesta a movilizarse con tal de que se siga buscando un acuerdo”.
¿Buen momento?
Así las cosas, y a la espera de mayor claridad en cuanto a qué hay detrás de que un general comete la imprudencia de entrar en zona roja-, según el especialista del Instituto Catalán para la Paz, “de ninguna manera estamos ante la búsqueda de un pretexto -por ninguna de las partes- para romper. Creo más bien que se va buscar mecanismos para resolverlo”.
En su opinión, el momento es especialmente bueno: “el próximo mes, antes de la tregua de navidad que probablemente ofrezcan las FARC, como hicieron el año pasado, podría anunciarse un acuerdo humanitario o unas reglas del juego más estrictas”.