Brasil: un intento de golpe anunciado
9 de enero de 2023Partidarios de Bolsonaro envueltos en banderas brasileñas asaltando y destrozando el Congreso, el palacio presidencial y el Tribunal Supremo: son imágenes aterradoras retransmitidas en televisores y teléfonos móviles de todo el mundo, el domingo por la tarde. Pero difícilmente podrían sorprender a nadieen Brasil. Estaba claro que esta tormenta iba a producirse tarde o temprano.
Porque no faltaron advertencias, en primer lugar del propio Jair Messias Bolsonaro. Un día después del asalto al Capitolio en Washington, el 6 de enero de 2021, Bolsonaro había declarado que esas escenas podrían repetirse en Brasil, si surgían dudas sobre el resultado de las elecciones de 2022. Luego, con las noticias falsas que él mismo difundió sobre los supuestos votos amañados, Bolsonaro se aseguró de que esas dudas se extendieran entre sus partidarios más radicales.
Además, desde la destitución de la presidenta izquierdista Dilma Rousseff en abril de 2016, Bolsonaro ha copiado prácticamente todo lo que su ídolo declarado, Donald Trump, hizo en Estados Unidos. Esto incluía no reconocer la derrota electoral, en el caso de Bolsonaro, contra Luiz Inácio Lula da Silva.
Asimismo, Bolsonaro ha aprendido de Trump a mantener sus propias declaraciones tan vagas que sus partidarios radicales pueden leerlas como un llamamiento al derrocamiento, mientras que él mismo siempre puede afirmar que no ha predicado nada por el estilo. El domingo por la noche, por ejemplo, condenó el asalto al Congreso de Brasil desde su retiro en Florida, al mismo tiempo que lo justificó: supuestamente, "la izquierda" ya había hecho algo parecido en 2013 y 2017.
No, no lo hicieron, pero no parece importar. A los partidarios de Bolsonaro, alimentados por videos de TikTok, no les importa que una vez más les hayan hecho creer noticias falsas. Hace tiempo que abandonaron la racionalidad y la realidad.
Lula se beneficia de la barbarie
Puede sonar raro, pero el presidente Lula se beneficiará de los disturbios. Incluso sus mayores críticos en el Congreso y entre los gobernadores se apresuran a condenar la violencia. Además, el Tribunal Supremo irá ahora con fuerza contra el núcleo radical de los bolsonaristas. Hasta ahora, lo ha hecho con el freno de mano puesto, para no ser acusado de perseguir por motivos políticos a los partidarios de Bolsonaro. Ahora, pueden atacarlos abiertamente como golpistas. Los frentes quedan así claramente dibujados.
Y los militares, que hasta el momento se han inclinado por Bolsonaro pero han guardado silencio, tendrán que mostrar su cara. Así pues, Lula está ahora sentado con más firmeza que antes en su silla. Los militares no participarán en un verdadero golpe contra el presidente.
Queda por saber hasta qué punto el propio Bolsonaro está implicado en el ataque y qué consecuencias tendrá para él este estallido de violencia. Negará cualquier implicación en la tormenta y hará condenas a medias de la violencia. Una primera muestra de ello ya tuvo lugar el domingo por la noche. Pero el incidente de ayer entierra la oportunidad de Bolsonaro de establecerse como líder de la oposición.
De todos modos, lo más probable es que no tuviera intención de hacerlo. No tiene ni la claridad de planificación ni la perseverancia para erigirse en oponente a largo plazo de Lula y candidato para 2026. Así que, probablemente, a Bolsonaro le convenga haber quemado todos sus puentes ahora. Puede utilizarlo para ocultar su falta de deseo y capacidad para dar forma a la política. Igual que hizo como presidente durante sus cuatro años de mandato, suscitando polémicas.
(gg/rml)