Brasil e Irán: ¿juego peligroso?
18 de mayo de 2010El gobierno brasileño pactó un acuerdo con Irán en el que la República Islámica se compromete a enviar 1,2 toneladas de uranio enriquecido a Turquía a cambio de 120 kilos de combustible nuclear. Las reacciones internacionales no se hicieron esperar. Un día después del acuerdo, Estados Unidos dijo que presentará sanciones contra Irán ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Entre las otras reacciones que le siguieron se encuentran las de Ban Ki Mooon, secretario general de la ONU, quien dijo que el acuerdo puede ser positivo. China siguió en ese tono.
Para quien acompañó durante varios años las relaciones brasileñas hacia el exterior, las posibilidades de que Irán cumpla con su compromiso son pequeñas. Eso dice Luiz Felipe Lampreia, ex ministro de Relaciones Exteriores durante el gobierno de Fernando Henrique Cardoso, entre 1991 y 2005.
"Ciertamente, de ser un error, la imagen de Brasil quedará dañada. Brasil no tenía ningún motivo claro, propio, para involucrarse en este asunto y, puesto que se involucró, pone en juego la credibilidad de su prestigio internacional".
El fracaso es probable ya que el gobierno iraní se ha mostrado poco confiable y poco interesado en cambiar de política, según el ex ministro.
Para Rafael Duarte Villa, coordinador de Relaciones Internacionales de la Universidad de Sao Paulo, el asunto no deja lugar a dudas. "Brasil ha salido muy fortalecido, tal vez porque lo que faltaba era que Brasil demostrara que tiene las posibilidades de tener una posición de primer orden en la política internacional", indica.
Diplomacia vs. Sanciones
Mientras que antes había un consenso entre la comunidad internacional a favor de las sanciones en el caso de que Ahmadineyad no acordase exportar uranio poco enriquecido a Turquía, ahora el panorama es más indefinido."Algunos países poderosos, como China, ya anunciaron que también reconocen el pacto", puntualiza Duarte Villa.
La postura de Estados Unidos, que iniste en presentar su propuesta de sanciones para ser votada, muestra la imagen de aquel país, indica Villa. Y agrega: "Eso acaba demostrando que puede haber otras intenciones detrás, más allá del acuerdo en sí. Porque toda esa intransigencia, esa desconfianza muestra que esos países, tanto Estados Unidos como los europeos, quieren sanciones contra Irán a cualquier precio".
Poder o malicia
Ingenuidad fue un adjetivo atribuido por algunos políticos europeos y estadounidenses a los brasileños que encabezaron las negociaciones con Irán. "Nada de eso, son personas muy experimentadas como el ministro Celso Amorim", afirma Luiz Felipe Lampreia.
A pesar de todo el realce que obtuvo la política exterior brasileña últimamente debido a su aproximación con Irán, el ex ministro no cree que pueda conquistar un lugar permanente en el Consejo de Seguridad en la ONU . "Todo lo contrario, Brasil podría resultar perjudicado por un desarrollo forzado que no es natural", opina.
Rafael Villa hace otra lectura del desarrollo brasileño. "Este evento ha mostrado una cosa muy importante: Estados Unidos y los países europeos están perdiendo espacio ante los emergentes, como Brasil, China e India. "Si han demostrado tener éxito en el aspecto comercial, ahora les demuestran que pueden utilizar su diplomacia cooperativa para también influenciar las decisiones en asuntos extremadamente difíciles, como el armamento nuclear", dice.
Villa reconoce que a la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, no le queda otra opción que descalificar la actuación de Brasil llamándola una "ingenua". Es preciso comprender que hay algo más de fondo en curso, que los países emergentes tienen algo que decir en este tipo de asuntos como la crisis iraní. Y eso será cada vez más común", concluye.
Autora: Nadia Pontes/ EU
Editora: Emilia Rojas