La República de Komi, en Rusia, guarda un tesoro biológico. Su territorio alberga gran parte de los últimos bosques boreales. Bosques que juegan un papel importante para el conjunto del clima mundial, dado que almacenan grandes cantidades de CO2. En 1995 fueron declarados Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO. Desde entonces, el 15% de la superficie de la República de Komi ha sido declarada zona protegida. Pese a todo, la tala ilegal y los incendios forestales siguen siendo una amenaza. La ayuda internacional debe contribuir a mejorar el sistema de protección existente y a sensibilizar a la población respecto a la importancia de sus bosques.