Bolivia: ¿Qué busca Jeanine Áñez con su política exterior?
3 de enero de 2020La historia saltó a los titulares por su espectacularidad: Bolivia expulsaba a la embajadora de México y a dos diplomáticos españoles tras un incidente bastante confuso ocurrido en las afueras de la embajada del país norteamericano. Vecinos dijeron haber visto a cuatro hombres encapuchados y posiblemente armados acompañando a dos diplomáticos de España que realizaban una visita a la representante mexicana. Bolivia exigió explicaciones. España dijo que iba a investigar. La Paz no aceptó esta respuesta y dio 72 horas para que los protagonistas de este lío abandonaran el país. Madrid, de vuelta, expulsó a tres diplomáticos bolivianos. Todo un embrollo diplomático.
El gobierno interino de la presidenta Jeanine Áñez acusó una afrenta a la soberanía de su país para justificar la medida. Pero los problemas con México venían de antes. "El status de refugiado político al expresidente Evo Morales se lo dio México, desde donde pudo realizar una intensa actividad política que causó zozobra entre los bolivianos. Antes hubo entredichos entre los cancilleres y Bolivia vio que México estaba en una actitud inamistosa”, explica a DW el cientista político Robert Brockmann. Precisamente en la embajada mexicana están asilados nueve exfuncionarios del Gobierno de de Morales.
"Hay una frase mítica del exvicepresidente de Barack Obama, Joe Biden. Él dice que las relaciones internacionales suelen ser extensiones de las relaciones personales”, pondera, por su parte, el académico y analista Marcelo Arequipa. "Con esto quiero decir que a veces no son decisiones de Estado, sino decisiones personales. Este asunto con México y España tiene que ver con eso, es decir, con un interés personal por atrapar a políticos”, analiza. "No digo que no deban existir procesos contra quienes hayan cometido ilícitos, sino que se nota que desde que entraron al poder han estado detrás de personas en concreto”, añade.
Política exterior clara
Arequipa, que es profesor en la Universidad Católica Boliviana, piensa que todas las acciones en política internacional adoptadas por el gobierno de Áñez, como romper relaciones con Venezuela o ingresar al Grupo de Lima, siguen una estrategia clara. "Ella quiere diferenciarse de todo lo que significó Evo Morales y el socialismo del siglo XXI. La actual canciller, Karen Longaric, dijo que las relaciones internacionales no serían llevadas bajo criterios ideológicos, y eso es justamente lo que están haciendo. Por diferenciarse de lo anterior, están introduciéndose en el otro extremo”, afirma.
"Áñez era una opositora nítida de Morales. Era previsible que tomara esas medidas”, añade Brockmann, que también es periodista y autor de varios libros sobre historia boliviana. "Se está dando una reversión de una serie de cosas. La salida del ALBA, la decisión de retomar relaciones con EE.UU. e ingresar al Grupo de Lima responden al interés nacional. Estar en ALBA o tener relaciones con Irán eran decisiones basadas en razones ideológicas. Era un poco 'el enemigo de mi enemigo es mi amigo'. Ahora tiene que ser de acuerdo al interés nacional”, sostiene.
Quizás siguiendo esa línea, la canciller Longaric, se reunió el jueves 2 de enero con embajadores de la UE, en un intento por recomponer relaciones. El gobierno también nombró al vicecanciller, Gualberto Rodríguez, como encargado de Negocios en España, para intentar superar el impasse. "No nos olvidemos que España es parte de la Unión Europea y la UE ha sido importantísima en los diálogos para la estabilización del gobierno de Áñez”, explica Brockmann. "La UE ha protestado con energía a nombre de España, calificó de inaceptable la situación y exigió la restitución de las buenas relaciones. Y a Bolivia obviamente eso le interesa”, agrega.
¿Se está excediendo?
Arequipa, por su parte, llama la atención sobre el hecho de que las acciones de Áñez "están repercutiendo fuertemente a nivel interno, por el hecho de que ella está defendiendo una supuesta soberanía. Está ganando puntos, y este jueves (02.01.2020) salió una encuesta donde aparece por sobre Carlos Mesa en intención de voto, sin siquiera ser candidata”. Brockmann también piensa que "la opinión pública boliviana ha recibido con mucha satisfacción, de manera positiva, la expulsión de estos diplomáticos”, y aprovecha para cuestionar el que México se refiera al Ejecutivo de Áñez como "gobierno de facto”: "Los bolivianos sabemos exactamente cómo han sucedido las cosas y éste no es un gobierno de facto, sino que es un gobierno de transición que ha surgido de una jurisprudencia existente”.
Marcelo Arequipa pone sobre la mesa otro asunto: "El de Áñez es un gobierno transitorio que está llamado a cumplir dos funciones: una es pacificar el país, mantener el estado de paz, y la segunda es hacer todo lo posible para que se convoque a elecciones”. En su opinión, las otras decisiones habría que dejarlas en manos de "un gobierno electo con una legitimidad más importante”. Brockmann concede que Áñez y sus ministros "probablemente debieran limitarse a llamar a elecciones… Lo que sí está claro es que están haciendo un reordenamiento en el aparato estatal, que era muy importante, porque había distorsiones y ruptura de la institucionalidad”.
(cp)
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