Bolivia: oposición cuenta con “desgaste democrático” de Evo
15 de marzo de 2012El hombre fuerte de La Paz, Evo Morales, viajó este jueves (15.3.2012) a Bogotá para celebrar los cien años del tratado de amistad entre Bolivia y Colombia. Los mandatarios de ambos países aprovecharon la ocasión para hablar sobre los avances de la interconexión eléctrica andina; un ambicioso proyecto en el que participan también Chile, Ecuador y Perú, y que, por sus dimensiones, debe recordarle a Morales los dolores de cabeza que le ha causado el plan de construir una carretera en el corazón del Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (Tipnis).
De construirse, la autopista permitiría a Brasil abrirse paso hacia el océano Pacífico, un interés que la propia Bolivia comparte por no tener acceso directo al mar. Pero la vía partiría en dos la reserva ecológica en la que viven varias comunidades indígenas. Morales aprobó el proyecto sin efectuar la consulta previa prevista por la Constitución, lo detuvo en seco cuando las protestas se convirtieron en los mayores tumultos desde 2008 y volvió a ponerlo en marcha en febrero de 2012, argumentando que ahora sí dialogaría con los afectados.
Observadores del acontecer boliviano sostienen que el debate en torno a esta carretera es el mayor conflicto de ese país y, de paso, una catástrofe política para Morales y sus partidarios porque en él se concentran todos los desaciertos y excesos del estamento actual. La arbitrariedad con que la administración Morales parece haber actuado en este y otros asuntos de interés nacional ha hecho que algunos expertos le atribuyan un comportamiento antidemocrático y duden de la legitimidad de ciertas medidas, aunque sean legales.
“Auge y erosión de un proyecto hegemónico”
Dependiendo de a quién se le pregunte, los politólogos alemanes ofrecerán apreciaciones muy distintas sobre el discurso de Morales y su gestión. Los más críticos perciben sus propuestas de cambio como un proyecto difuso, formulado a punta de metáforas, que va perdiendo adeptos a medida que el Gobierno bajo su mando –apuntalado por el partido Movimiento al Socialismo (MAS)– queda en evidencia como una instancia autoritaria, sectaria y generadora de conflictos. Así describe Stefan Jost el perfil actual del Gobierno boliviano.
Jost, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Trier, señala que los grupos opuestos a Morales son cada vez más numerosos y diversos. No en vano tituló su análisis más reciente: "Bolivia, auge y erosión de un proyecto hegemónico". En el artículo, publicado por el Instituto de Estudios Latinoamercanos (ILAS), adscrito al GIGA de Hamburgo, Jost pasa revista a los factores que han propiciado el desplome de los niveles de popularidad del político. Uno de ellos es su insistencia en asumir una actitud de confrontación.
“Al ganar las elecciones presidenciales de 2005, fue el propio MAS el que definió su situación diciendo que habían llegado al Gobierno, pero no al poder. Y fue bajo ese lema que Morales apostó al enfrentamiento como estrategia e impulsó cambios institucionales notables, incluso a escala comunal, para alterar las relaciones de poder existentes. Pero un presidente como él, que fue electo con un 54 por ciento de respaldo popular, no tenía necesidad de apelar a una retórica belicosa”, dice Jost en entrevista con Deutsche Welle.
No es la hora de los opositores de Morales
“Es importante destacar que el Gobierno de Morales contaba con el apoyo de buena parte de la clase media urbana, y no solamente con el de las comunidades indígenas que se identificaban étnicamente con el presidente. Ahora, la clase media boliviana se ha distanciado de él por la radicalización de su discurso”, agrega el especialista alemán, quien también dirige la oficina de la Fundación Konrad Adenauer –cercana a la conservadora Unión Demócrata Cristiana de Alemania (CDU)– en Colombia.
En el texto que preparó para el ILAS, Jost llama la atención hacia las nuevas formas de oposición que han surgido en el país suramericano. Pero, ¿sobresale alguna personalidad o coalición capaz de cohesionar a los adversarios políticos de Morales y atraer electores con un mensaje menos polarizante, como busca hacerlo la Mesa de la Unidad Democrática en la Venezuela de Hugo Chávez? “De momento, yo no veo a la oposición boliviana en capacidad de seguir los pasos de la venezolana”, comenta el experto.
“Recordemos que a los venezolanos les llevó tiempo llegar adonde están: los adversarios de Chávez se abstuvieron de participar en las elecciones legislativas de 2005 por considerarlas viciadas y quedaron fuera del forcejeo parlamentario por varios años. Ese error no lo cometieron los opositores de Morales; ellos están representados en el parlamento, pero su táctica, hasta ahora, ha consistido en dejar que el presidente cometa sus errores y esperar a que se consume el 'desgaste democrático' de su gestión”, acota Jost.
Los desafíos de la oposición boliviana
A juicio del catedrático de Trier, como Bolivia no puede regresar al estado en que se hallaba antes del ascenso al poder de Morales ni continuar por la senda que ahora transita, el desafío de la oposición boliviana consistirá en determinar cuáles de los cambios que han tenido lugar desde 2006 son irreversibles o positivos, dónde deben seguir haciéndose reformas y qué enmiendas deben ser corregidas por no haber alcanzado sus fines o haber resultado contraproducentes. De aquí a las próximas elecciones presidenciales faltan dos años, ¿existe la posibilidad de una sorpresa en esos comicios?
“La oposición boliviana está tan atomizada y afligida por rencillas internas, que no puedo imaginármela triunfando en las elecciones de 2014. Por cierto, en el MAS tampoco hay nadie capaz de llevar a ese partido al poder nuevamente, aparte de Morales. A pesar de todo, Evo sigue siendo el único político local con facultad para obtener una mayoría de votos en las elecciones”, cierra Jost, recordando otro elemento que, a los ojos de muchos bolivianos, debilita la credibilidad del líder uru-aimara: en 2008 y 2009, para conseguir que las partes en discordia llegaran a un compromiso de cara a la nueva Constitución, Morales aseguró que no optaría por un tercer mandato.
Autor: Evan Romero-Castillo
Editora: Rosa Muñoz Lima