Bolivia: Morales corta camino por el TIPNIS
24 de agosto de 2017En Bolivia, agosto termina como comenzó: sin rastro de concordia entre los defensores y opositores de la carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos, cuya construcción, de consumarse, partirá en dos a una de las reservas ecológicas más importantes del país. A principios de mes (02.08.2017), una comisión del Parlamento local –dominado por el partido oficialista Movimiento al Socialismo (MAS)– le dio luz verde a un proyecto de ley que revoca la condición de "intocable" del Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS).
La polémica Ley 266 de Protección y Desarrollo Sustentable del TIPNIS (aprobada primero por la Cámara de Diputados, luego por el Senado y finalmente por el presidente, Evo Morales) ha sido descrita como catalizadora de la modernización porque no sólo permitirá erigir vías de transporte en esa comarca de Bolivia, sino también hospitales, escuelas e infraestructura para prestarle servicios públicos a los 14.000 indios chimanes, mosetenes, moxeños y yuracarés que viven en la reserva de 1,2 millones de hectáreas.
Los objetores moderados proponen hallar una ruta alternativa para que la carretera no pase por el corazón del TIPNIS. Los radicales amenazan con impedir la entrada en vigor de la ley introduciendo recursos ante la Justicia boliviana y, de hacer falta, ante la internacional también. Su argumento: la "autopista" Villa Tunari-San Ignacio de Moxos atenta contra todo aquello que el Estado buscó proteger con la creación del TIPNIS el 22 de noviembre de 1965: las cuencas hidrográficas y la biodiversidad de la región, así como el espacio vital de varios pueblos originarios.
Por un lado, se arguye que el TIPNIS cuenta con la mayor reserva de agua dulce de Bolivia y una de las principales de Sudamérica; por otro, se oye decir que 58 de los 68 grupos indígenas del parque nacional votaron a favor de la carretera. Morales habla de reducir la pobreza en el TIPNIS y en el departamento de Beni, y sus adversarios critican su modelo de progreso, subrayando que el Gobierno debería apostar al desarrollo sostenible. Pero, o los bandos no se escuchan o la disputa ideológica llegó a un punto irresoluble.
Los límites del indigenismo de Morales y Correa
"Lo que hoy se ve en Bolivia se vio también en Argentina, Brasil y Ecuador. En estos países fueron elegidos Gobiernos que articularon un discurso progresista e invirtieron en políticas sociales y, al mismo tiempo, mantuvieron modelos económicos basados en industrias extractivistas, cuyo desarrollo depende de grandes obras infraestructurales. Por una parte, tuvieron éxito en disminuir la pobreza; pero, por otra, generaron nuevas desigualdades sociales y ambientales", dice Renata Motta, de la Universidad Libre de Berlín.
La socióloga señala que, en muchos casos, el crecimiento económico se alcanzó sacrificando la protección del medio ambiente y la defensa de los derechos de los indígenas. Y en este sentido, las contradicciones de Morales tienen mucho en común con las del exmandatario ecuatoriano Rafael Correa. Motta trae a colación que Correa ascendió a la presidencia gracias a su alianza con la Confederación de Nacionales Indígenas del Ecuador (CONAIE) y terminó enfrentada con ella por sus planes de explotación petrolera en tierras ancestrales.
"No obstante, es conveniente tener en cuenta que no se puede hablar de ‘indígenas’ como si se tratara de una población homogénea o un bloque monolítico, porque ese es un colectivo conformado por muchos pueblos diferentes. Y no todos disfrutan del mismo nivel de inclusión social ni son beneficiados de la misma manera por los proyectos estatales. Hay indígenas agricultores y los hay pescadores, hay indígenas rurales y los hay urbanos. No se debe generalizar porque sus intereses también varían", destaca la especialista.
Intereses disímiles
La última vez que la carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos caldeó los ánimos en Bolivia fue en 2011. "Se insistió en la necesidad de investigar las posibles secuelas ambientales de su construcción y de organizar una consulta previa informada; pero eso cayó en oídos sordos. Después, cuando habitantes del TIPNIS marcharon hasta La Paz para quejarse y ejercer presión sobre el Gobierno, Morales se distanció del proyecto y prometió que realizaría una consulta", recuerda la antropóloga Juliana Ströbele-Gregor.
El partido de Morales promulgó la Ley 180 que declaraba intocable la reserva ecológica del TIPNIS y, en 2012, llevó a cabo una consulta que, a juicio de Ströbele-Gregor, sólo atizó la conflictividad en la reserva. "Esa carretera sólo beneficiará a los grandes empresarios del departamento de Cochabamba que quieren tener una vía de acceso directo hacia Brasil a través del departamento de Beni y a los cocaleros que, provenientes de las tierras altas, han invadido el TIPNIS con sembradíos ilegales", sostiene la antropóloga.
"Morales sobornó a los productores de coca –su clientela por excelencia– y a otros grupos indígenas para que votaran a favor de la carretera", asegura Ströbele-Gregor. Al respecto, Aline-Sophia Hirseland, del Instituto Alemán de Estudios Globales y Regionales (GIGA), comenta que sólo un tercio de los indígenas en el TIPNIS vive allí desde tiempos inmemoriales. Los dos tercios restantes –los ‘colonizadores’, provenientes de las tierras altas– se han asentado allí recientemente. "Muchos de ellos cultivan coca en el TIPNIS y tienen interés en exportarla", explica la experta.
El TIPNIS, mucho más que agua dulce
"Por eso no extraña que, cuando Morales hizo la consulta para saber quiénes estaban a favor y en contra de la construcción de la carretera, la mayoría de los indígenas le haya dado el visto bueno a esa iniciativa. Las comunidades originarias del TIPNIS perdieron en casa", acota Hirseland. "Por un margen muy pequeño, una mayoría se pronunció a favor del proyecto. Hoy día se sigue dudando de la transparencia de aquella consulta. Sin embargo, poco después, Morales anunció que la carretera sería construida", añade Ströbele-Gregor.
Sin ánimos de actuar como abogada del diablo, la investigadora del GIGA apunta, eso sí, que Evo Morales no es sólo el presidente de los indígenas. "A estas alturas, él tiene un proyecto nacional. De ahí que él ignore con frecuencia a los indígenas de las tierras bajas, que son los que rechazan la construcción de la carretera; ellos representan una fracción muy pequeña de la heterogénea población indígena y del electorado. Ellos no son relevantes para su proyecto político", agrega Hirseland. Realpolitik pura y dura.
"Siendo el TIPNIS una fuente de recursos hídricos invaluable en términos monetarios, es muy cínico esgrimir, como lo hace Morales, que la carretera realzará su valor expandiendo sus zonas cultivables y facilitando el transporte, como si nadie supiera que esos cambios traen consigo nuevos asentamientos, legales o ilegales, y otros fenómenos problemáticos", lamenta Ströbele-Gregor. Por ahora sólo se habla de la carretera; pero la Ley 266 también allana el camino para la prospección de petróleo y gas natural en los bloques de Río Hondo, Sécure y Chispani, que abarcan unas 358.000 hectáreas del parque nacional.
Evan Romero-Castillo (LGC)