Bicentenario de Uruguay y primer año de Mujica
28 de febrero de 2011Este lunes (28.02.2011), Uruguay celebra 200 años del Grito de Asencio, que derivó en la independencia del país. En este marco, el ex líder tupamaro José “Pepe” Mujica finaliza el primero de sus cinco años como presidente. Deutsche Welle conversó con Dieter Schonebohm, politólogo alemán y docente de Derecho en la Universidad de la República en Montevideo, sobre el estado de la democracia y los desafíos del país y del Gobierno uruguayo.
¿Qué tan sólida es la democracia en Uruguay?
Se trata de una democracia consolidada, fuertemente arraigada en la población. El pueblo hizo un esfuerzo muy grande, sobre todo en los años 80, para recuperar esta democarcia después de la dictadura militar. Creo que de ninguna manera estaría dispuesto a jugarse otra vez por un tipo de aventura que pusiera en peligro la democracia. Todos los actores y partidos políticos importantes están comprometidos con la democracia actualmente.
¿Cuáles son los mayores desafíos de Uruguay después de 200 años de lograda la Independencia?
Son varios. En primer lugar, está la brecha -en aumento- en la distribución del ingreso entre ricos y pobres. Hace varios años que Uruguay pasa por una fase de crecimiento económico muy fuerte, en sintonía con otros países de la región, como Argentina y Brasil. Sin embargo, este ingreso que crece año a año a un ritmo bastante acelerado no se manifesta en que esta brecha se cierre. Este desafío a largo plazo a su vez repercute en la capacidad del Estado de integrar a las capas marginadas de la población. La indigencia tiende a desaparecer, lo cual es un gran logro de los últimos años, pero la pobreza sigue existiendo.
Lo anterior se manifiesta a su vez en un desafío muy fuerte para la mejora y capacidad integradora y de transmisión de conocimiento del sistema educativo. Ahí también hay fuertes déficits. Muchísimos estudiantes no terminan la educación media y tampoco participan en algún tipo de formación profesional o técnica. Esto repercute en las posibilidades de una integración social y de un crecimiento económico. No hay sificientes personas con los suficientes conocimientos técnicos para atraer más inversiones con alto valor agregado. Esto es lo que se requiere para que el crecimiento que está viviendo Uruguay y la región se convierta en un desarrollo sostenido.
También está el desafío de la delincuencia juvenil. Hasta ahora no se han definido políticas que podrían propiciar la integración de estos jóvenes, y a su vez proteger a la sociedad de los asaltos que van en aumento.
En términos de la política exterior sigue pendiente como tema permanente el fortalecimiento del Mercosur. El Gobierno de Mujica está trabajando duramente en esta dirección y está teniendo éxito en la relación con Argentina, fundamentalmente.
¿Cuál es el estado actual de los Derechos Humanos en Uruguay?
En el tema de Derechos Humanos también queda todavía mucho por hacer. Aún sigue vigente la ley de caducidad de la pretensión punitiva del Estado, que sigue garantizando hasta hoy la impunidad de violadores de los Derechos Humanos. Por más que algunos ya han sido condenados, todavía no se han encontrado mecanismos para deshacernos de una vez por todas de esta ley. Esto con el fin de poder procesar y juzgar a los violadores de los Derechos Humanos de la dictadura.
¿Cuáles son los temas relevantes para que la opinión pública perciba como exitoso el Gobierno de Mujica?
El presidente Mujica, con su estilo de persona sumamente directa y gran comunicador, está tratando de acometer todos los desafíos mencionados. Realmente está moviendo bastante el tablero político en Uruguay, en el sentido de crear alianzas incluyendo a los partidos de la oposición. Desde su identidad de Gobierno de Izquierda, va a ser fundamental qué respuesta dará al tema de la distribución de la riqueza.
¿Cuáles son otros temas prioritarios del actual Gobierno de Uruguay?
Hay otros temas en los que el Gobierno es muy activo, y quizás la población no lo perciba tanto. Sin embargo, para Uruguay a largo plazo va a ser sumamente importante la interconexión energética con Brasil y Argentina, la ampliación de la matriz energética del páis. Para Uruguay ésto es un tema fundamental, porque es un país sumamente dependiente de las importaciones de petróleo. Cuánto más pueda diferenciar su matriz energética, menos dependiente será del incremento del precio del petróleo. Este aspecto pesa mucho sobre la economía uruguaya.
Este tema viene de la mano de la integración con Brasil y Argentina. Por eso, el Mercosur es tan importante para Uruguay, porque implica que el país tenga acceso a gas natural de Bolivia y Argentina, y que se pueda interconectar con la red eléctrica con Brasil. Esto es básico para que el país pueda desarrollarse más.
Algunos analistas uruguayos han criticado el primer año de Gobierno de Mujica, porque “habló mucho, pero hizo poco”. ¿Qué opina usted al respecto?
Que habla mucho es absolutamente cierto. Muchas veces hasta se contradice. Él dice lo que piensa, y no mide el costo político de lo que dice o propone. En ese sentido es un político bastante atípico.
En mi opinión, Mujica ha encaminado bastantes cosas. Quizás no estén terminadas las grandes obras. Pero ha encaminado muchos temas como el de energía y relaciones exteriores. También está en buen camino de avanzar en la resolución del tema de la vivienda y de la educación. Éste fue un año de definiciones, de tratar de ver dónde se pone el énfasis, para después avanzar. Si después del segundo año todavía dicen que hizo poco, entonces habría que evaluar el Gobierno de Mujica quizás de una forma más negativa.
¿Cuál es la relación actual del presidente Mujica con las Fuerzas Armadas?
Es fluida, pero no sin suspicacias. Mujica tiene un pasado de guerrillero de los tupamaros, al igual que el ministro de Defensa, Luis Rosadilla. Por lo tanto, muchos en las Fuerzas Armadas lo han visto con bastantes dudas. Mujica continuamente ha mandado señales muy claras para estrechar las relaciones. Tiene un contacto fluido a nivel de encuentros y comunicaciones. Pero al mismo tiempo, hay dos problemas en relación con las Fuerzas Armadas. Uno es el tema de los Derechos Humanos, cuestión que todavía falta por saldar, porque sigue vigente la ley de impunidad. Por otra parte, está el aspecto del presupuesto nacional. Las Fuerzas Armadas son muy grandes –más de 20.000 efectivos para una población de 3,4 millones de habitantes.
Mujica ha roto un poco el tabú de hablar sobre el presupuesto y la reestructuración de las Fuerzas Armadas. Además se están tomando medidas muy concretas, como el recorte del presupuesto, la reducción de la cantidad de efectivos y el replanteamiento de la presencia de Uruguay en las misiones internacionales de paz, sobre todo en Haití y Congo.
¿Ha cambiado Mujica la política económica de Uruguay?
Hasta ahora no ha habido variaciones. Es una política que apuesta a controlar los equilibrios macroeconómicos, evitar que la inflación se dispare más allá del siete por ciento anual, contener por lo menos el déficit fiscal y tratar de abrir espacios de acción en las áreas sociales que el Estado ha definido como prioritarias.
No obstante, uno tiene la sensación de que se está liberalizando cada vez más. En este sentido, más de un integrante del Frente Amplio está mostrándose muy crítico con el presidente Mujica, porque no ven el sello de izquierda en la política económica y financiera del país.
¿Qué tan preocupante es la tensión existente entre el Partido Comunista y el presidente Mujica por la política económica?
En este momento no lo veo muy preocupante. Habrá que ver cómo se desarrolla. El partido Comunista en porcentaje no pesa demasiado, pero sí en influencia política. Tampoco creo que llegue al punto en que los comunistas se replanteasen su permanencia en el Gobierno. Eso no va a pasar.
Autora: Cristina Mendoza Weber
Editora: Emilia Rojas