Berlín, símbolo de esperanza
23 de octubre de 2009Faltando pocos días para el vigésimo aniversario de aquel 9 de noviembre en que el Muro de Berlín se desmoronó, el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia concedido a la ciudad es más que una forma de recordar aquel momento histórico que le cambió el rostro y la vida a Europa. Es un reconocimiento a aquellas personas que han construido “sobre las cicatrices de la división, una sociedad abierta, acogedora y creativa, un nudo de concordia en el corazón de Alemania y Europa, que contribuye al entendimiento, la convivencia, la justicia la paz y la libertad en el mundo”, como señaló el comité que concedió el galardón.
Con esos ideales se siente comprometido Berlín, según afirmó su alcalde-gobernador, Klaus Wowereit, al recibir el premio de manos del príncipe Felipe de Borbón, en el teatro Campoamor de la ciudad de Oviedo. Presentes estuvieron también en la ceremonia de gala los otros dos ediles que ha tenido la ciudad desde el término de la división, Walter Momper y Eberhard Diepgen.
“El momento más feliz”
Tras gradecer en castellano el honor de recibir el premio, Wowereit pasó revista a la revolución pacífica de la RDA, que culminó en la caída del Muro. “Fue el momento más feliz de la historia de Berlín, de la historia de Alemania”, afirmó el alcalde, recordando también que la reunificación alemana no habría sido posible sin muchos amigos, entre ellos España y en particular Felipe González.
Pero Berlín no sólo ha sido escenario de escenas de júbilo, como aquellas de la gente bailando sobre la Puerta de Brandeburgo en 1989. Berlín fue la capital de la Alemania nazi y el lugar desde donde se planeó y ejecutó el crimen del Holocausto. “Queremos recordar y no olvidar”, señaló Wowereit en Oviedo.
El Berlín de la libertad y la creatividad
El alcalde también hizo hincapié en el Berlín de hoy, que ha tenido que trabajar duro para volver a amalgamar sus dos mitades de antaño y convertirse en un polo de creatividad que atrae a científicos y artistas de diversas partes del mundo.
La libertad y su carácter internacional son el sello de la capital alemana, que se apresta a celebrar, como dijo el príncipe Felipe, “aquella fuerza imparable, hecha de esperanza y de valor” que consiguió abatir el Muro. Una ciudad que se convirtió así en un símbolo para todo el continente y desde la cual se lanza hoy, por boca de su alcalde, un llamado a derribar “todos los muros que todavía existen”, no materiales, sino en las cabezas, en el mundo entero.
Autora: ERS
Editora: Claudia Herrera Pahl